El día que mataron a Calvo Sotelo.

Portada de A.B.C. anuncia el asesinato de Calvo Sotelo.

Volvemos con un nuevo artículo de la serie sobre la primavera trágica del 36, esta vez para abordar lo que ocurrió al día siguiente de la muerte de José Calvo Sotelo.

En el capítulo anterior he explicado el asesinato del teniente Castillo, el primero de los dos asesinatos de la noche del 12 al 13 de Julio de 1936. Paso ahora a explicar lo que ocurrió cuando Madrid amaneció envuelto en rumores sobre el secuestro del diputado.

He dividido este suceso en dos artículos para que no sea demasiado extenso en formato web.

  • En este capítulo veremos la conmoción que produjo el asesinato en Madrid, el perfil de los autores y la reacción oficial del Gobierno.
  • En el segundo, cuento paso a paso el asesinato de Calvo Sotelo siguiendo el hilo de la instrucción judicial realizada en los días siguientes al atentado.
Pero dejémonos de prolegómenos y vamos al lío.

Dos atentados en una noche. Todos pendientes del Consejo de Ministros.

El Lunes 13 de Julio se convocó un Consejo de Ministros que despertó interés informativo inusitado. Los periodistas necesitaban confirmar los rumores que circulaban desde la madrugada. Se agolpaban a la puerta del despacho presidencial a la espera de una versión oficial de los hechos.

“Las noticias del día hicieron que desde primera hora de la mañana hubiese gran concurrencia de periodistas” (El Liberal, 14/07, pag 2)

Estaba prevista para esa mañana la recepción oficial de los aviadores filipinos Arnaíz y Calvo, que habían cubierto por primera vez la ruta aérea Manila-Madrid. No obstante, los acontecimientos de la noche anterior desplazaron el foco de la noticia, y cuando llegaron los pilotos al Congreso vieron que el horno no estaba para bollos... dice la prensa que decidieron retirarse a su hotel y anunciaron que “volverían otro día.”

Aviador felipino firmando autógrafos
El aviador Calvo firmando autógrafos a "unas lindas señoritas." (Periódico Ahora)

El día que mataron a Calvo Sotelo.

Un rumor corre por Madrid. 

Desde primeras horas de la mañana no se hablaba de otra cosa, Calvo Sotelo, ex-ministro de Hacienda de la Monarquía, ha sido detenido en su domicilio la noche anterior y desde entonces no se sabe nada de su paradero.

“Estos rumores circularon rápidamente y fueron tomando consistencia, produciendo en todas partes una impresión extraordinaria.” (ABC, 14/07 en portada)

Familia, amigos, compañeros de partido y periodistas, buscan el paradero del diputado desde la madrudaga.

Los secuestradores habían declarado que lo trasladaban "por orden judcial" a la Dirección General de Seguridad, pero allí no estaba. También lo buscan en las comisarías de Madrid y en la cárcel Modelo.

“En todas partes se hablaba con extraordinaria indignación del suceso, al que se le reconocía gravedad extraordinaria, pues, también se aseguraba que la Dirección de Seguridad no había dado orden alguna de detención contra el ilustre ex ministro de Hacienda y que eran las propias autoridades las primeras que se encontraban sorprendidas por este hecho.” (ABC, 14/07, en portada)

Finalmente, a las 12 de la mañana, apareció el cadáver en el cementerio de la Almudena.

El gobierno confirma el asesinato de Calvo Sotelo.

Los periodistas esperaban impacientes la salida del Gobierno.
Necesitan una declaración oficial “dado que era la única referencia que consentía la censura” y “no iba a alcanzar a los periódicos de la tarde.”(La Voz, 13/07 - periódico de la tarde.)

A las 14:00 el Consejo de Ministros hace un descanso para comer. 

Sus señorías salen con prisa y no hacen declaraciones. Escurren el bulto remitiéndose a la nota de prensa que dará el Presidente del Gobierno.

El Gobierno del Frente Pupular anuncia la muerte de Calvo Sotelo
Los periodistas abordan a los ministros a la salida de la reunión.

Cuando sale el Ministro del Interior los reporteros se arremolinan a su alrededor:

—¿Pero no nos puede usted decir nada?
—Yo he estado desde las tres de la mañana trabajando. Ahora voy a enterarme de algunas cosas. El presidente les dará a ustedes la referencia.
—¿Tampoco puede confirmar la noticia de la muerte de Calvo Sotelo.?
— La noticia de la muerte —respondió el Ministro de la Gobernación— si.
(La Voz 13/07, en portada)

A las 14:40, sale de la reunión el Presidente del Gobierno, e inmediatamente es rodeado por una nube de periodistas:

“—¿No les han dado a ustedes la referencia.? Se ha tomado el acuerdo de nombrar dos jueces especiales.
—¿En quién han recaído los nombramientos?
—Todavía no están hechos.
—Carecemos de relato oficial.
— Yo tampoco tengo detalles concretos, que ha quedado en enviármelos el ministro de la Gobernación. Estoy en espera de ellos.
— ¿Cuáles son las medidas tomadas?
— Comprenderán ustedes que sobre las actuaciones judiciales la más elemental discreción obliga a guardar reserva.
—¿y las gubernativas?
—Son paralelas—terminó diciendo el Sr. Casares Quiroga.” (La Voz 13/07, en portada)

Ya lo véis: el Ministro de Interior diciendo que informará el Presidente,y el Presidente que pregunten al Ministro del Interior... 

La prensa, bajo censura, no podía publicar su propia versión de los hechos, los periodistas estaban obligados a publicar la versión oficial del Gobierno, y el Gobierno jugaba al despiste.

El consejo de Ministros duró todo el día y a las 21:00 pasaron una lacónica nota de prensa que condenaba los asesinatos del teniente Castillo y del diputado Calvo Sotelo.  Ya era demasiado tarde para que saliera en la prensa del día siguiente y no apareció publicada hasta el martes 14 de Julio.

Pero para entonces, todo Madrid y toda España sabía lo que había pasado por el boca a boca. Pienso que la censura tuvo un efecto contrario al deseado.

Noticia de la muerte de Calvo Sotelo

La prensa de izquierdas informa largo y tendido del asesinato de D. José del Castillo Sáenz de Tejada, se incluyen entrevistas a testigos presenciales del asesinato, e información sobre la capilla ardiente que se ha montado en la Dirección General de Seguridad, pero la información de lo ocurrido a Calvo Sotelo está capada por la censura.

El Gobierno intentó evitar a toda costa que trascendiera a la opinión pública que los autores eran miembros de las fuerzas de seguridad del Estado.

Periodico republicano visado por la censura
“El diputado D. José Calvo Sotelo fue esta madrugada sacado de su domicilio. Su cadáver ha aparecido, cerca del mediodía, en el cementerio del Este. La noticia ha producido gran impresión en Madrid. Causas ajenas a nuestra voluntad nos impiden dar información más completa.” (La Voz, 13/07)

¿Un asesinato que desencadena una guerra civil?

A pesar de que las famosas “directivas” del general Mola llevaban meses circulando por los cuarteles, hoy día, se sigue señalando el atentado como el “detonante" de la guerra civil.

En un Estado Democrático y de Derecho, con los poderes ejecutivo y judicial funcionando con normalidad, los autores del asesinato hubieran sido detenidos en menos de 48 horas.

En el último capítulo de la serie cuento la instrucción del sumario que hizo el Juez de Guardia, donde puede comprobarse el reguero de pistas que dejaron los asesinos. Pero el régimen republicano distaba mucho de funcionar normalmente en la Primavera de 1936. 

Lo normal hubiera sido una respuesta contundente del Gobierno. Podrían haber puesto a disposición judicial a los principales responsables en menos de 24 horas. Desde las primeras diligencias se supo la identidad del Guardia Civil que había dirigido el secuestro.

Fue la última oportunidad que tuvo el Gobierno de demostrar a los golpistas que estaban más seguros bajo el amparo del Estado de Derecho, que rebelándose contra él.

Sin embargo, ocurrió justo lo contrario, y los que todavía se lo estaban pensando, acabaron de decidirse.

Veréis.

Nota de los partidos y sindicatos obreros al día siguiente de los atentados. El Socialista, 14 de Julio.

La pasividad del gobierno.

El 18 de Julio (seis días después de los atentados) solo estaba detenido Orencio Bayo Cambronero (el chófer de la camioneta), que, curiosamente, era el único que no había participado voluntariamente en los hechos.

Era la primera vez en la historia que, en un país democrático, un destacamento policial asesinaba a un líder de la oposición. No se ha podido demostrar que el Gobierno fuera el inductor del asesinato, y el lobby historiográfico dominante lo atribuye a un simple "calentón" de los compañeros del teniente Castillo.

Pero si es demostrable el poco interés que puso el Gobierno en detener a los asesinos.

Seis días después del atentado, el crimen permanecía impune y el Gobierno actuaba como encubridor de los asesinos.

Llega uno a la conclusión que la capacidad de respuesta del Gobierno estaba muy condicionada, porque los autores pertenecían a partidos marxistas del Frente Popular, y de ellos dependía su estabilidad. Sin ir más lejos, el autor material del disparo que mató a Calvo Sotelo pertenecía al servicio de escolta de Indalecio Prieto.

El PSOE tenía la representación en escaños más experimentada y numerosa del Frente Popular, pero prietistas y caballeristas no se habían puesto de acuerdo para formar Gobierno después de forzar la dimisión de Alcalá Zamora, y el Gobierno estaba dirigido por un anodino Santiago Casares Quiroga, un progre pequeño-burgués con menos influencia que el pin de una nevera.

Una marioneta en manos de las izquierdas revolucionarias, incapaz de hacer frente a los convulsos acontecimientos que llevaban a la sociedad española por el despeñadero.

Fijaros.

El Gobierno cede las dependencias de la DGS para que se monte con honores la capilla ardiente del teniente Castillo, que no dejaba de ser un simple policía antidisturbios; pero prohíbe que el cuerpo del diputado reciba homenaje fúnebre en el Parlamento, tampoco en la Academia de Jurisprudencia (era su presidente), ni siquiera en su domicilio particular.

Noticia: se deniega petición de traslado del cadáver de Calvo Sotelo
Ahora, 14 de Julio, página 6.

El velatorio del Diputado tuvo que celebrarse en el depósito del cementerio, acordonado por la policía. El mismo lugar donde habían abandonado el cadáver, y a escasos metros de la que sería su tumba.

La excusa oficial era la necesidad de hacer la autopsia al cadáver, así como "la necesidad de evitar todo pretexto para que el orden público sea alterado." (El Socialista 14/07, pag.2). Sin embargo, como ya he explicado en el artículo sobre el asesinato del teniente Castillo, mientras se trataba de ocultar a la opinión pública el cadáver del Diputado, la autopsia del teniente se realizó 24 horas después de ser amortajado y expuesto ante el público en una capilla ardiente.

Ambos fueron enterrados en la Almudena el 14 de Julio.

Capilla Ardiente de Calvo Sotelo y Fernando Cortés
Izq: Capilla ardiente de Del Castillo en la DGS. / Dcha: Capilla ardiente del diputado Sotelo en el depósito del cementerio.

Los asesinos de Calvo Sotelo.

El capitán Fernando Condés, el jefe de la cuadrilla.

Retrato de Fernando Condés
Retrato de Fernando Condés Romero

El capitán Condés y el teniente Castillo eran viejos amigos. Habían luchado juntos en Marruecos, tenían el típico perfil africanista pero en versión marxista.

Ambos habían sido procesados por su participación en la intentona golpista de 1934.

Ya he contado que el teniente Castillo hizo huelga de brazos caídos cuando su unidad acudió a sofocar la Revolución de Asturias. Su amigo Fernando Condés no se quedó atrás: una información del periódico Ahora del 5 de Febrero de 1936, lo relaciona con la conocida como “Causa de los uniformes.”

Fernando Condés intentó “hacer pasar por guardias a varios revolucionarios que habían de penetrar en el Parque Móvil de la Guardia civil” con la misión de apoderarse del cuartel durante el intento de golpe de estado de 1934. Por estos hechos se le “condenó a reclusión perpetua por el delito de rebelión militar.” (Ahora 5/02/36 pag. 23)

Noticia: Condés y la causa de los uniformes
Información que relaciona a Condés con el "sumario llamado de los uniformes."

Tuvieron suerte: ambos militares fueron amnistiados nada más producirse a la victoria del “Frente Popular” en las elecciones de 1936. Castillo aprovechó para pedir un traslado a la Guardia de Asalto; mientras que Condés reingresa en la Guardia Civil y es asciendido a capitán.

Aunque los oxpertos en historia utilicen el truco de llamar "revolución" al golpe de Estado de 1934, lo cierto es que amnistiar militares golpistas no es buen síntoma de normalidad democrática.

Condés y Castillo pertenecían a la Unión Republiana Antifascista (U.M.R.A.) y en sus ratos libres se dedicaban a dar instrucción militar a loz miembros de las Juventudes Socialistas que prestaban labores de seguridad en locales, mítines y demás eventos organizados por el partido.

Periodico Ahora: detención de jefes falangistas
Noticia del periódico Ahora del 16 de Julio. Tres días después de los atentados. El golpe de Estado se inició en Melilla el 17 a las 17:00.

La venganza de Fernando Condés.

Fernando Condés estaba esperando nuevo destino en la Guardia Civil, cuando su viejo amigo y camarada cae asesinado a las 22:00 horas del Domingo 12 de Julio.

Acude a la capilla ardiente, allí se junta con otros compañeros, y no se les ocurre otra cosa que ir a la comisaría de Pontejos y solicitar un destacamento para ir a detener "fascistas".

Veamos: un oficial de la guardia civil de paisando, al mando de un destacamento policial al que se suman varios elementos civiles. Se suben todos a una camioneta que les asigna el jefe de la comisaría, con orden “verbal” de detener a un representante electo del pueblo español.

A ver, haver, haber.

Imaginemos una camioneta de Mossos de Escuadra, comandados por un capitán de la policía municipal de Barcelona y acompañados por paisas del Comité para la Defensa de la República Catalana.

Bien.

Se presentan de noche en el domicilio de Inés Arrimadas, la arrestan, y al día siguiente la diputada aparece fiambre en el cementerio de Montjuic.

¿Os imagináis las redes sociales al día siguiente.?

Pues eso.

A ver quien es el guapo que convence a la opinión pública de que en la Generalitat no sabían nada del asunto.

Algo así pasó en Madrid en la noche del 13 al 14 de Julio del 36, el "boca a boca" suplió a las redes sociales.

Artículo de Indalecio Prieto publicado en "El Socialista"
"Apostillas a unos sucesos sangrientos" de Indalecio Prieto publicado en "El Socialista" de 15 de Julio.
El artículo demuestra que el Gobierno estaba perfectamente informado del golpe de Estado que se estaba fraguando.

Luis Cuenca Estevas: autor material del asesinato.

Luis Cuenca Estevas era un pistolero con fama de gatillo fácil escolta de Indalecio Prieto. Es quien descerraja dos tiros en la nuca del diputado.

Manuel Tagüeña, describe muy bien el ambiente de camaradería que reinaba aquella noche en la comisaría de Pontejos.

No se corta un pelo: "a los civiles nos rogaron que nos marcháramos. No tardamos en conocer lo ocurrido. Una camioneta, al mando del capitán Condés, había ido a detener a Calvo Sotelo a su domicilio." (Testimonio de dos Guerras, Ed. Planeta, pag 72)

Aquella noche la comisaría de Pontejos reunió a la flor y nata del marxismo revolucionario madrileño. El testimonio de Tagüeña coincide con el de Benavides, un escritor marxista que fue el primero en contar lo que ocurrió en un libro publicado durante la guerra:

“Desde que se inició la grosera agresión del fascismo a la República, un grupo de jóvenes - obreros y estudiantes - organizóse en fuerza choque para contrarrestar sus crímenes. El núcleo reducido de estos activistas había actuado en la preparación del alzamiento de Octubre y suplía las carencias de las autoridades con sus represalias contra los asesinos.” (El Crimen de Europa, pág. 65)

Ya lo véis: una "fuerza de choque" que había participado en el "alzamiento de Octubre" y se dedicaba a suplir "las carencias de las autoridades."

Clarinete.

*   *   *

Y termino aquí la primera parte. En el próximo artículo explico el reguero de pistas y testigos que dejaron los autores del asesinato de Calvo Sotelo.

Y conocerás a Ursicinio Gómez Carbajo, el Juez de guardia aquella noche en el Juzgado de Primera Instancia, al que cayó el marrón de abrir las primeras diligencias.

En el próximo artículo se demuestra que el Gobierno pasó olímpicamente de detener a los asesinos de Calvo Sotelo mientras diputados socialistas los escondían en sus domicilios particulares.

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