El asesinato del Teniente Castillo

Portada del Ahora sobre el asesinato del teniente Castillo
Noticia del asesinato del teniente Castillo en "Ahora"

Nos vamos acercando al final de la serie "La Primavera Trágica del 36" en la que he ido contado algunos episodios clave de los últimos meses del régimen republicano.

Este capítulo va dedicado al asesinato del teniente Castillo. La muerte de este policía y la de Calvo Sotelo transcurren en un espacio temporal de apenas cuatro horas. Según los oxpertos en historia, el matarile al diputado fue debido un "calentón" de los compañeros del teniente.

Bien.

Pero dejémonos de más preámbulos y vayamos con:

El asesinato del teniente Castillo.

El 12 de Julio, a las 10:05 de la noche, se produce un atentado en Madrid. La víctima es un teniente de la Guardia de Asalto.

Aquella noche, Don José del Castillo Sáenz de Tejada salía de su portal en la calle Augusto Figueroa, camino de su comisaría en Montejos, cuando es tiroteado por unos desconocidos.

Curriculum del teniente D. José del Castillo Sáenz de Tejada.

Conocido por la historiografía como “el teniente Castillo”, acababa de cumplir 35 años y había forjado su carrera como oficial en el ejército de tierra; su curriculum incluía ascensos por méritos de guerra en Marruecos.

El Teniente Castillo había participó en el desembarco de Alhucemas.

Tenía el clásico perfil de militar "africanista", solo que en versión marxista.

Su prometedora carrera militar sufrió un revés en 1934, cuando es sometido a un consejo de guerra por negarse a defender el orden constitucional en la intentona golpista conocida como Revolución de Asturias.

El Gobierno envió su unidad a sofocar la rebelión, pero cuando Castillo recibió la orden de tomar el pueblo de Villaviciosa, se negó en redondo alegando que él no disparaba "contra el pueblo".

Universidad de Oviedo quedó totalmente destruida tras la "Revolución de Asturias."

El caso es que el teniente Castillo era un fervoroso socialista, algo que no deja de ser insólito, porque en aquella época, los oficiales eran hijos de familias acomodadas. Su madre tenía ascendencia aristocrática y era pariente lejana de los Primo de Rivera.

*   *   *

Solicitud de traslado del Teniente Castillo a la Guardia de Asalto.

Sin embargo, la vida del teniente Castillo da un giro de 360º tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936.

Con la llegada al poder de sus correligionarios, Castillo es inmediatamente amnistiado y aprovecha la coyuntura para dar un giro a su carrera profesional: se sale del ejército y solicita el ingreso en la Guardia de Asalto (una unidad antidisturbios creada por Azaña para sustituir a la Guardia Civil).

Sólo llevaba un mes en el nuevo destino, cuando mató en acto de servicio al primo de José Antonio Primo de Rivera.

No voy a extenderme en este suceso porque ya lo he tratado en el capítulo dedicado al entierro del alférez Anastasio de los Reyes, un guardia civil que había sido asesinado en el desfile conmemorativo del V aniversario de la II República.

Uno desconoce el reglamento policial de la época, pero, con la perspectiva actual, sorprende que después de cargarse a un ciudadano, dejaran que Castillo siguiera apatrullando la ciudad como si nada. Hoy día quedaría apartado de la calle hasta que se aclarara judicialmente el asunto.

Hay constancia de que los falangistas le habían amenazado de muerte. Mandaban anónimos a su novia aconsejando que no se casara con un muerto.

Y cumplieron la palabra: el 12 de Julio de 1936 cae asesinado cuando se dirigía a su comisaría en la calle Pontejos.

La comisaría de Pontejos estaba situada en la trasera del Ministerio del Interior. Pocas horas después del asesinato del teniente Castillo, de esa misma comisaría, saldría la camioneta que transportó a los asesinos de Calvo Sotelo.

¿Te das cuen?

El asesinato del teniente Castillo. 

Podemos hacernos una idea del asesinato gracias a un testigo que fue entrevistado por la prensa.

(Entre comillas frases textuales sacadas de la noticia).

Veréis.

El teniente salía del portal de su casa en dirección a la calle Fuencarral, iba distraído, observando a un anciano que se santiguaba "haciendo gestos grotescos" delante del Humilladero de Fuencarral, cuando repentinamente escuchó una voz:

"—Ese es, ese es; tírale."

Una bala le destrozó el húmero izquierdo y otra le entró por el 5º espacio intercostal, que los forenses dictaminaron después “mortal de necesidad.”

Declaraciones del testigo Fernán Cruz en Ahora, 14 de Julio.

El testigo declaró no saber el número exacto de atacantes:

"era tal mi estado de nervosidad y tal la confusión y circunstancias en que el suceso se produjo, que no podría decir si iban bien o mal vestidos, y mucho menos sus señas personales, lo cual lamento con toda mi alma, porque la muerte del señor Castillo ha sido una verdadera iniquidad." (Ahora, 14/07, pag. 1)

Según contó a los periodistas, "dando traspiés, vino a caer sobre mi cuerpo" y ambos cayeron rodando por el suelo.

En la caída perdió las gafas... "encontrando unas junto al cadáver"se las puso y "observé que no veía", pero lo atribuyó al "estado de mareo y nervosidad".

Entonces aparece otro individuo que le entrega otras gafas [ésta vez las suyas] "y entonces comprendí por qué se me nublaba la vista."

Los nervios.

Humilladero de Fuencarral. Esquina donde fue tiroteado D. José del Castillo Sáenz de Tejada.

Cuando por fin recupera la visión, suben la víctima a un automóvil que "a la sazón pasaba por aquel sitio", y se lo llevan al "Equipo Quirúrgico".

*   *   *

José del Castillo Sáenz de Tejada murió camino del hospital.

En su último aliento pide que lo lleven junto a su mujer, con la que se había casado 53 días antes. Embarazada, la vida de Consuelo Morales quedó marcada para siempre.

Nunca se supo la verdadera identidad de los asesinos, y los oxpertos en historia siguen discutiendo si fueron falangistas, tradicionalistas, galgos o podencos.

*   *   *

El asesinato del Teniente Castillo se hubiera difuminado entre los cientos de asesinatos de aquella primavera trágica, sin embargo, el del Teniente no fue un asesinato más, es el penúltimo, faltaba la traca final antes de levantarse definitivamente la veda.

Portada del periódico Ahora del 14 de Julio. Izq: D. José del Castillo, Dcha: D. José Calvo Sotelo.

El retrato de Castillo compartirá portadas con el del diputado D. José Calvo Sotelo de Renovación Española.

Desde el primer momento a todos Dios le quedó muy claro que había una conexión causal entre ambos sucesos.

Don Indalecio escribe en su periódico sobre el asesinato de Teniente Castillo.

Los españolitos del 36 presintieron que aquello era muy gordo e iba a tener consecuencias.

Prueba palmaria es el artículo que publicó Indalecio Prieto con motivo del entierro de ambos personajes (se enterraron el mismo día) en su periódico “El liberal", titulado:

“La España actual reflejada en el cementerio”.

El diputado socialista (asistió al entierro del policía, pero no acudió al del compañero diputado) escribe: 

“sígame el lector en mis observaciones, y se dará cuenta de toda la hondura de la guerra civil que vive España.
Son tan profundas nuestras diferencias, que ya no pueden estar juntos ni los vivos ni los muertos.” (El Liberal 15/07, portada.)

D. Indalecio había comprado El Liberal en 1932, siendo ministro de Hacienda, el artículo fue reproducito también en El Socialista.

Llega uno a la conclusión, que cuando Indalecio Prieto publica estas líneas, sabe perfectamente que aquellas dos muertes significan la guerra.

Tras los asesinatos se cerró el Parlamento durante 8 días como "sedante del tiempo" para "serenar las pasiones", según informa Ahora el 15 de Julio.

Tensión en la calle: prensa censurada y muchos rumores tras el asesinato del teniente Castillo.

Los atentados se producen un Domingo por la noche y los periódicos matutinos no salían los lunes. Había que esperar a los periódicos de la tarde para enterarse de los detalles, sin embargo los españolitos recibieron la noticia capada por la censura.

Periódico La Voz, 13 de Julio de 1936. "Causas ajenas a nuestra voluntad nos impiden dar información más completa."

 “Por haber lanzado anoche el diario «Ya» una edición especial con noticias sobre la muerte del señor Calvo Sotelo, sin pasarlas por la censura, el ministro de la Gobernación ha dispuesto la suspensión indefinida de dicho periódico.” (El Socialista 15/07 en portada.)

El "Ya" había publicado la primicia: el cadáver del Diputado Calvo Sotelo había aparecido rebanado a machetazos... pero no fueron los machetazos lo que cabreó al Gobierno, la cagaron por publicar que los autores eran policías, les costó un cierre indefinido.

¡Viva la libertad de prensa!

*   *   *

No voy a desviarme más, solo pretendía explicar la conexión que tuvieron ambos asesinatos para la opinión pública. En el siguiente capítulo explico con más detalle el asesinato de Calvo Sotelo.

Volvamos con el cadáver de Don José del Castillo Sáenz de Tejada.

Capilla ardiente del Teniente Castillo. 

“Antes de que los médicos hubieran terminado el reconocimiento del cadáver”, se personaron los jefazos en el hospital: el Director General de Seguridad y el Jefe de la Guardia de Asalto que “inquirieron la forma en que se había desarrollado el suceso.” (El Liberal 14/07, en portada.)

A las 23:30 ordenan el trasladado del cadáver a las dependencias de la Dirección General de Seguridad, en la calle Víctor Hugo. El cadáver queda depositado en el despacho del Jefe de la Guardia de Asalto “en espera de que se prepare la capilla ardiente en el llamado Salón Rojo”.

Una vez “amortajado el cadáver y puesto en el túmulo,” la viuda y sus familiares (acompañados por el director de la DGS,) pasaron a la capilla ardiente “donde se desarrolló la consiguiente escena dolorosa.”

Capilla ardiente de D. José del Castillo en el Salón Rojo de la Dirección General de Seguridad.

Entrada la noche, acudieron el subsecretario de Gobernación (Interior) y “el ayudante del presidente del Consejo y ministro de la Guerra,” (un ayudante de Casares Quiroga) quienes dieron el pésame al director y a los jefes del Cuerpo.”

Y al amanecer, el féretro ya estaba dispuesto en el centro del salón de la Dirección General de Seguridad, cubierto de “flores y banderas”.

Todo listo para el último homenaje popular.

Según transcurre la mañana del Lunes, se fue presentando un público cada vez más numeroso y variopinto: antiguos compañeros de la víctima, soldados, marinos, guardias civiles, guardias de Asalto, así como “obreros” y “muchos diputados socialistas, comunistas y republicanos.” (El Liberal 14/07, pag 2.)

El salón se llenó de coronas de “diversas agrupaciones políticas”, junto con las de representantes del Gobierno, y hasta del Ayuntamiento, que también mandó su corona.

En “los pliegos puestos al efecto” se estamparon “millares de firmas.” Los periódicos cifran en "unas 4.000 personas” los reunidos en los alrededores del edificio de la DGS. Mientras unos hacen cola para “desfilar” ante el cadáver, otros esperan en la calle, porque no se sabe con seguridad a que hora es el entierro”. 

El velatorio se alargó porque tuvieron que esperar a la madre del teniente, que se encontraba de vacaciones en Alcalá la Real (Jaén). Finalmente, el entierro se pospuso para el día siguiente: el martes 14 a las 9:00 de la mañana.

Según los periódicos, estaba pendiente la autopsia del cadáver, que se realizaría en el depósito del cementerio. Lo lógico sería hacer la autopsia antes de amortajar el cadáver, pero se ve que en aquella época no eran tan meticulosos.

A las 4 de la mañana, el féretro con el cadáver del Teniente Castillo sale del edificio de la DGS en un “coche-estufa”, seguido de otro “cargado de flores y coronas” camino del cementerio del Este, donde se le practicará la autopsia”.

Declaraciones de la viuda y del Director General de Seguridad tras el asesinato de teniente Castillo. 

La viuda declaró a la prensa que “su esposo había sido objeto de amenazas por parte de elementos falangistas,”  y que varios de sus compañeros habían sido “amenazados por los mismos elementos.” (El Liberal 14/07 pag.2)

Esta información es de gran interés, ya que el vehículo utilizado para dar matarile a Calvo Sotelo, era una camioneta antidisturbios perteneciente a la comisaría del teniente Castillo.

Lo tenían claro.

Instantánea de la Guardia de Asalto en Madrid preparándose para entrar en acción.

El Director General de Seguridad fue abordado por la prensa en el entierro, declaró campechanamente “que nada nuevo tenía que comunicar respecto a la muerte de los señores Castillo y Sotelo,”  ya que ambos asuntos están en manos “de los jueces especiales asignados”.

Lo mismo que no decir nada.

No olvidemos que la prensa sólo podía informar lo que comunicara oficialmente el Gobierno so pena de clausura.

Cuando el director de la D.G.S hace estas declaraciones, ya se sabía la identidad del conductor de la camioneta utilizada para secuestrar al Diputado, así como la del capitán de la Guardia Civil al mando. Pero el Director de Seguridad se lo calla.

Trato este asunto en el último artículo la serie: "El primer paseo de la guerra civil".

El Director General de Seguridad anuncia la detención de 185 líderes de Falange porque "habían recibido instrucciones de provocar un movimiento subversivo uno de estos días." (Ahora 16/07)

Las dos Españas en el cementerio de la Almudena. 

El entierro se celebró el martes 14 de Julio, a las diez de la mañana.

El liberal informa con detalle los asistentes:

“lo preside el subsecretario de Gobernación, Sr. Ossorio Tefal, que ostentaba la representación del ministro;  el director de Seguridad, Sr. Alonso Mallol;  el alcalde, D. Pedro Rico; concejales, gestores provinciales, numerosas diputados del Frente Popular, entre ellos los señores Prieto y Lamoneda; hermano del capitán Galán, y en representación del presidente de las Cortes el diputado de Izquierda Republicana señor Figueroa Rojas; jefes y oficiales del Ejército, de los Cuerpos de Seguridad y Asalto, sargentos y suboficiales y numerosísimo público, formando un núcleo de varios millares de personas.”

Resulta chocante que al entierro del policía vaya hasta el Alcalde, y al entierro del Diputado no fuera ni Dios. El Gobierno envió unos anónimos funcionarios en representación, pero fueron recibidos con silbidos y tuvieron que retirarse.

En el entierro del Teniente, “la caja estaba envuelta en la bandera del Comité provincial del partido comunista” y ante ella “desfilaron las milicias unificadas” (las juventudes socialistas y comunistas acababan de fusionarse).

Entierro de Don José del Castillo Sáenz de Tejada

El mismo periódico informa que, antes de “dar tierra al cadáver,” el teniente coronel don Julio Mangada pronunció“un emocionado discurso”.

Julio Mangada era compañero de Castillo en la Unión Militar Republicana Antifascista (U.M.R.A). Pocos días después organizará una columna de milicianos que luchó los primeros meses de guerra en la Sierra de Gredos.

El acto fúnebre fue acompañado de abundante parafernalia simbólica:

"El Momento de bajar a la fosa la caja que encerraba el cadáver del teniente Castillo,  fué en extremo emocionante. Los militares, firmes y rígidos saludaron; los paisanos, levantaron el puño."  (El Socialista, 15/07 pag.3)

Terminado el entierro “se verificó el desfile,” y los asistentes se retiraron “con el mayor orden, sin que se registrara el menor incidente”.

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En el cementerio del Este (ahora de la Almudena) coincidieron los cadáveres del teniente Castillo y del diputado Calvo Sotelo. El primero, llevado al cementerio con honores oficiales, el del diputado no se movió del cementerio desde que fue abandonado allí por sus asesinos.

En las fotos de la época pueden verse a hunos saludando, puño en alto junto al féretro revestido con una bandera roja, y a los hotros, con la roja y gualda saludando a lo romano.

El gobierno prohibió que ambas comitivas se manifestaran por las calles de Madrid por miedo a que se liaran a tiros, tal y como había ocurrido dos meses antes en el entierro de Anastasio de los Reyes.

De haberse permitido, no es muy aventurado suponer, que la guerra civil habría empezado cuatro días antes.

Según escribió Indalecio Prieto en su célebre artículo "La España actual reflejada en el cementerio":

“los cadáveres de D. José del Castillo y D. José Calvo Sotelo no podían ser expuestos en el mismo depósito. De haberlos juntado se habrían acometido ferozmente ante ellos sus respectivos partidarios, y al depósito le hubiera faltado espacio para la exposición de las nuevas víctimas.”

No lo digo yo.

Lo dice Don Indalecio.

Las dos Españas coincidieron a la sombra de los cipreses, e intercambiaron “miradas iracundas” bajo fuerte presencia policial.

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Si te ha resultado interesante, no te pierdas el último capítulo sobre la Primavera Trágica de 1936, donde cuento aspectos poco conocidos del asesinato de Calvo Sotelo.

3 comentarios:

  1. AQUÍ, NO SE NOMBRA EN NINGÚN MOMENTO, CÓMO LA GUARDIA DE ASALTO ABRE FUEGO, INDISCRIMINADAMENTE, CONTRA LOS ASISTENTES AL ENTIERRO DE CALVO SOTELO. RESULTA EVIDENTE QUE ESTE RELATO DE ACONTECIMIENTOS ES SESGADO Y PARTIDISTA...

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    1. Supongo que se refiere usted a los altercados callejeros que se produjeron cuando los asistentes volvían del entierro camino de Madrid. No han sido mencionados porque salían del interés del artículo que ya es de por sí demasiado largo. Gracias por leernos.

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