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Tres días de Julio. (Luis Romero.)

Portada del libro "Tres días de julio"

  1. Un golpe de estado puede triunfar: como pasó con Pinochet en el 73.
  2. Puede fracasar: como pasó con Tejero en 1981.
  3. También puede que no ocurra ni una cosa ni otra. Entonces desemboca en una guerra civil.
Tes días de Julio de Luis Romero fue el libro más vendido de 1967.

Se centra en los acontecimientos que tuvieron lugar en las principales ciudades de España durante los días 17, 18 y 19 de julio de 1936. Momentos de miedo y confusión en los que se fraguó el golpe de Estado que metía al país en una guerra civil.

El libro fue superventas en la España franquista. Interesó a un público que quería saber lo que había pasado en "el otro lado". Un público que, hasta entonces, solo sabía lo que permitía el Régimen o lo que le habían contado en la familia.

Durante los primeros años de posguerra imperaron las visiones míticas de la contienda, después, a partir de los 60, se abrió camino una nueva visión de la contienda: se empieza a concebir la guerra civil como una “locura trágica”“matanza fratricida” o “fracaso” de todos los españoles.

Una nueva perspectiva que se aparta de la gesta heroica. Empieza a tomar cuerpo la idea de que la guerra fue culpa de todos.

Plaza de Cataluña tras los primeros combates del golpe de Estado
Caballos muertos en los combates de la plaza de Cataluña en Barcelona.

Tres días de Julio, puede considerarse uno de los primeros exponentes de este nuevo enfoque.

Se centra en los sucesos que determinaron la vida de millones de personas en los inicios del conflicto. Luis Romero asegura en el prólogo que estuvo “tres años sumergido en el horror, en la tensión, en el dramatismo y en el desconcierto de aquellas fechas”.

El autor ー antiguo voluntario de la División Azul ー intenta tratar con objetividad hechos ocurridos en las distintas zonas del país durante los tres días que dieron inicio a la guerra civil.

Hechos, circunstancias y decisiones que decantaban a sus protagonistas en uno u otro lado de la balanza en las principales ciudades de España. Decisiones que configuraban un frente de guerra.

Luis Romero se dedicó a entrevistar testigos de los hechos en España, pero también recopiló el testimonio de los exiliados.

Lo define como una “formidable experiencia humana y política” que da su libro como fruto.

Los muertos no hablan. Luis Romero trata de encontrar la verdad entrevistando a supervivientes de ambos bandos.

Muchos pidieron no ser identificados. Personajes que ー30 años despuésー estaban vivas gracias a “azares geográficos, por casualidad, por piernas, o por protección divina.”

Actitud decidida contra vacilación, factor sorpresa, titubeo, parálisis ante la incertidumbre... circunstancias personales decisivas que, a la postre, daban el control a las fuerzas gubernamentales o a los sublevados.

Españoles que cuentan sus recuerdos y que el autor novela intentando reconstruir la verdad. Una verdad que el mismo autor reconoce “es de suyo escurridiza, subjetiva, cambiante y plural.” Romero pudo comprobar que, unos mismos sucesos, eran recordados de forma muy diferente.

La transformación de un golpe de Estado en guerra civil es consecuencia de una situación de equilibrio, tras un empate entre éxitos y fracasos.

Una semana después del golpe, los sublevados apenas controlaban la mitad del territorio; tenían las mejores unidades de su ejército atascadas en África, y habían perdido a su líder supremo en un accidente de aviación.

Primeros legionarios que participaron en el puente aéreo entre Marruecos y la Península
Primeros legionarios en cruzar a la penínsulaa procedentes de Marruecos.

Por su parte, el gobierno republicano había conseguido sofocar el golpe en media España. No obstante, a costa de licenciar a toda la tropa y autorizar la entrega de armas a militantes de partidos y sindicatos de izquierdas. En contrapartida perdía autoridad y la capacidad coercitiva del Estado para estructurar un ejército eficaz y disciplinado.

Júbilo popular ante fuerzas de seguridad que permanecen fieles a la República
Manifestantes aclamando a guardias de asalto que apoyan al gobierno.

Tres días de Julio (Ediciones Ariel - 1967) tiene Valor histórico. Pocos historiadores ponen en duda el riguroso trabajo de documentación de Luis Romero.

Por ejemplo: Angel Viñas, historiador poco sospechoso de filofranquista, lo califica como “una visión impresionista, y para la época bastante correcta, de aquellos días.”

Conociendo al de la pajarita, de haber tenido argumentos, no habría dudado en saltar a la yugular del bueno de Luis Romero.

En la actualidad, la guerra civil sigue siendo objeto de polarización y propaganda con espúeros intereses políticos. En este contexto, el éxito de ventas de un antiguo franquista, es una vacuna eficaz contra el fanatismo y la estupidez.

Respecto del valor literario, sirva de aval que Luis Romero lo escribió después de ganar el premio Nadal en 1951 con “La Noria” y el premio Planeta de 1963 con “El cacique.”

Cuando se publica en 1967, el autor había pasado de ser un empleado de seguros a vivir de la literatura.

Tres días de Julio es un exponente del aperturismo de la censura en el tardofranquismo.

El cuartel de la Montaña tras el asalto de fuerzas leales a la República
Golpistas muertos en el ataque al cuartel de la Montaña en Madrid.

Lástima que estas cosas apenas se valoren en un país donde hace poco apareció parte de la biblioteca de Adolfo Suárez en el Rastro. Una de dos: o las lecturas de Suárez eran una mierda, o los herederos no han sabido valorarlo.

En cualquier caso estoy muy contento de conservar un ejemplar de la primera edición en mi biblioteca.

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