Anastasio de los Reyes: un entierro que acabó en batalla campal.

Esquela del entierro de Anastasio de los Reyes
Entierro de Anastasio de los Reyes: primer caso de esquela mortuoria censurada por un Gobierno.

El entierro de Anastasio de los Reyes.

Después del asesinato de Anastasio de los Reyes, toca analizar los hechos ocurridos durante su entierro, dos días después. 

Los historiadores aseguran que la guerra civil empezó el 18 Julio del 36, pero como verás, el entierro de Anastasio de los Reyes bien podría considerarse el prólogo.

Siguiendo la misma metodología del capítulo anterior, voy a contar la crónica siguiendo la información que dieron tres periódicos de la época:

Entre comillas van frases textuales sacadas de la prensa.

*   *   *

Antecedentes: el asesinato de Anastasio de los Reyes.

A primeras horas de la tarde del 16 de abril, se juntó una muchedumbre en la zona de Nuevos Ministerios de Madrid.  

Un "gentío inmenso, que a duras penas podía ser contenido por las numerosas fuerzas de Seguridad y Asalto" rodeaba el cuartel de la Guardia Civil de Bellas Artes (en aquella época había un hipódromo y un cuartel de la Guardia Civil en lo que hoy son Nuevos Ministerios).

La tensión se palpaba en el ambiente.

Los allí reunidos son una "multitud de militares de todas las armas y cuerpos, pero entre los que predominan jefes, oficiales y números de la Guardia Civil." (El Socialista)

A las 15:00 estaba prevista la salida del cadáver del Alférez don Anastasio de los Reyes para ser enterrado en el cementerio de la Almudena (en aquella época se llamaba "del Este").

Anastasio de los Reyes es un guardia civil que había sido asesinado dos días antes en el Paseo de la Castellana, cuando asistía —como espectador y de paisano— al desfile conmemorativo del 5º aniversario del advenimiento de la II República.

El viejo alférez (estaba apunto de jubilarse), recibió un balazo por recriminar a un grupo que lanzaba improperios al paso de la Guardia Civil.

Guardia civil en el desfile del 5º aniversario de la República
Un abucheo al paso de la Guardia Civil desencadenó el asesinato.

Anastasio de los Reyes: un entierro con polémica.

El Gobierno intentó que el entierro pasara desapercibido, negó el permiso para que se celebrara el velatorio en el cuartel del alférez.

Pero pinchó en hueso. Los compañeros se empeñaron en despedirlo con honores. No se les ocurrió otra cosa que presentarse en el depósito de cadáveres y llevarse en volandas el cuerpo del difunto para montarle un velatorio como Dios manda.

Legalmente, el acto suponía el robo un cadáver.

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Buena prueba de que el Gobierno intentó boicotear el acto es que censuró la esquela mortuoria que se publicó en ABC. Mandó borrar que el finado era miembro de la Guardia Civil y la hora del entierro.

Puede que sea el primer caso en la historia que un Gobierno censura una esquela mortuoria; lo que no impidió que la noticia corriera como la pólvora por todo Madrid.

Normalidad democrática de la buena.

Esquela mortuoria de Anastasio de los Reyes
La esquela publicada en ABC por los compañeros del muerto aparece censurada. Se ha borrado el nombre del Cuerpo (Guardia Civil) y la hora de salida del entierro.

Un itinerario no autorizado.

En vista de los hechos, al Gobierno no le quedó otro remedio que dejar que se celebrara el entierro; pero como la cosa venía torcida, tampoco hubo acuerdo con el itinerario por donde había de pasar la comitiva.

Según el periódico El Socialista, las autoridades habían autorizado un itinerario que discurría por la calle Serrano, pero los organizadores "no obstante la orden en contrario" se lo pasaron por el forro. Se empeñaron en hacer pasar la comitiva por el mismo lugar donde había ocurrido el asesinato.

Así que el cortejo fúnebre discurrió "a lo largo de los paseos de la Castellana y Recoletos para entrar, por la plaza de Castelar [Cibeles], en la calle de Alcalá."

Primeros incidentes.

Si has llegado hasta aquí, ya te imaginarás que había suficientes papeletas en la rifa para que el entierro fuera de todo menos tranquilo, pero te va a sorprender la balacera que se montó.

El primer incidente vino cuando un individuo "que se hallaba entre la concurrencia sacó una pistola del bolsillo".

ABC y Ahora, no informan el motivo: "no se ha podido precisar la causa," sin embargo El Socialista especula ["parece ser"] que hubo un intento de agresión a los representantes del Gobierno que asistían al entierro: "un individuo intentó acercarse a las personalidades oficiales haciendo ademán de sacar una pistola".

A pesar de haber censurado la esquela, el Gobierno envió una representación oficial al acto fúnebre.

Se organizó una tangana. La prensa asegura que "hasta el jefe superior de Policía, (...) recibió numerosos golpes, que, por fortuna, no le causaron más que levísimas contusiones."

Según ABC, el jefe superior de Policía intervino para evitar que lincharan al que sacó la pistola, y como su "personalidad no fue de momento reconocida por el público" recibió también "algunos golpes."

La verdad es que uno no acaba de entender el motivo del incidente.  ¿Te imaginas al Jefe Superior de Policía recibiendo una mano de hostias en un entierro? 

Pues eso y mucho más ocurrió aquella tarde.

Por fin se restableció el orden. El de la pistola fue trasladado a la Dirección general de Seguridad, y "a partir de este momento, todos o casi todos los participantes en el duelo daban muestras de una gran nervosismo".

Se pone en marcha la comitiva fúnebre de Anastasio de los Reyes.

Abría la comitiva el clero parroquial "con cruz alzada", y a continuación el féretro del "desventurado alférez" llevado a hombros por sus compañeros. Detrás del féretro, iba la "presidencia del duelo" (representación oficial del Gobierno) que incluía al director general de la Guardia civil (general Pozas) y el director general de Seguridad, señor Alonso Mallol.

A continuación, marchaba la "presidencia familiar" con el hijo de la víctima a la cabeza, don Víctor de los Reyes, que según la prensa "hacía grandes esfuerzos para que no se gritara ni se alterase el orden en el entierro de su padre". 

Instantánea del entierro de Anastasio de los Reyes
Comitiva fúnebre en el entierro de Anastasio de los Reyes.

Cerraban la comitiva dos coches completamente cubiertos de coronas.

Según El Socialista, algunas coronas contenían "dedicatorias de tal carácter" que el general Pozas "ordenó que las coronas que las llevaban no figurasen entre las que se colocasen en el coche fúnebre." (Puedes imaginarte el motivo).

Según A.B.C., entre la concurrencia se encontraban "los señores Gil Robles, D. Honorio Maura y otros significados políticos de derecha".

El Socialista carga un poco más las tintas: 

"Una gran masa de gente, entre la que destacaban los uniformes militares. Hay también numerosos paisanos: oficiales del ejército unos y otros jóvenes pertenecientes a Falange española y a otras organizaciones políticas de derechas."

Nerviosismo en la comitiva fúnebre.

Al llegar el cortejo a la altura de la "escuela Normal" (antiguo centro para sordomudos) el personal confundió a un fotógrafo "que trataba de impresionar unas placas" con un pistolero, lo que motivó que "un numeroso grupo se lanzara sobre el fotógrafo y tratara de agredirle" (ABC) "viéndose precisada la fuerza pública a despejar para protegerlo, poniéndolo a salvo" (Ahora).

El Socialista da una versión diferente: según lo que vieron "testigos presenciales"  los manifestantes agredieron al fotógrafo porque no querían instantáneas de "saludos junto a los uniformes". Supongo que se refiere al típico saludo a lo romano.

Momento del entierro de Anastasio de los Reyes
Foto durante el entierro captada por el fotoperiodista Luis Ramón Marín.

Si todavía estás pensando que el entierro podía acabar bien, unos "pocos pasos más allá, en las inmediaciones de la esquina de la calle de Miguel Ángel", un desconocido sacó "una pistola con intención de disparar".

Según Ahora, el público salió en su persecución y el pistolero consiguió desaparecer tras un portal. ABC va un poco más allá: "algunos elementos trataran de asaltar la finca cosa que evitaron los guardias, cerrando el portal".

Uno se imagina a los vecinos con el ojo pegado a la mirilla, mientras los pistoleros corren por las escaleras del inmueble.

Todo en orden.

Los ecos del entierro de Anastasio de los Reyes llegan al Parlamento.

Lo que he contado hasta ahora es solo el aperitivo.

A partir de aquí, la comitiva fúnebre fue tiroteada por disparos de origen desconocido.

"No cesaban de dar vivas a España y a la fuerza armada." "La excitación iba en aumento." (A.B.C.)

"La comitiva, asomó lentamente por el paseo de la Castellana, ocupando la totalidad de la carretera central y los dos andenes. Se daban muchos vivas de distinta índole." (El socialista)

Aquella tarde había sesión parlamentaria.

Según llegaban sus señorías al Congreso, "se comentaban estos sucesos" en los pasillos, haciéndose "relatos diversos" de lo sucedido.

Verás.

Mientras Gil Robles alardeaba de no haber hecho cuerpo a tierra, "sencillamente" porque nunca le habían "infundado pánico los disparos", el socialista Juan Simeón Vidarte aseguraba que le habían registrado el automóvil mientras el apuntaban con una pistola a la cabeza.

La típica charla de pasillos, todo dentro de la más absoluta normalidad democrática. 

¿Te das cuen?

Numerosos disparos. Origen desconocido. Muertos y heridos.

A partir de aquí, el entierro se desmadró. Se convirtie directamente en guerrilla urbana. Podríamos calificarlo, sin exagerar, el prólogo de la guerra civil.

Mira.

Cuentan los periódicos que cuando pasó la comitiva a la altura de la calle Miguel Ángel, delante de un edificio en construcción, se montó una nueva jarana: retumban "veinticinco o treinta disparos", se producen "grandes carreras y cierre de comercios", y se ven caer "bastantes personas alcanzadas por los proyectiles (Ahora).

En cambio, El Socialista muestra a las víctimas como agresores: "Todos los guardias y militares, así como muchos paisanos, que formaban en la comitiva, sacaron las pistolas y se desplegaron en todas direcciones".

Disparos en el Paseo de la Castellana durante el entierro de Anastasio de los Reyes
Disparos de origen desconocido ponen cuerpo a tierra a la comitiva fúnebre en la Castellana.

Mientras la Cruz Roja recogía a los heridos, una partida de Guardias de Asalto acompañados de civiles armados, penetran en la obra y "se encuentran a varios obreros" a los que obligan a "levantar los brazos", sometiéndolos a un "minucioso cacheo" que "resultó infructuoso".

El periódico Ahora no se moja con la procedencia de los disparos: "es tarea de la Policía, que realiza desde anoche una minuciosa investigación para aclararlo", aunque asegura que "se oyó el tableteo especial de la pistola ametralladora, que nadie veía desde dónde funcionaba."

En cambio ABC lo tiene claro: "La agresión fue cometida desde la citada obra, empleándose según se pudo averiguar, pistolas ametralladoras y, seguramente también, alguna ametralladora de mayor calibre."

A.B.C. cita a testigos que "aseguraron que los autores de los disparos habían huido", y a la propia Guardia Civil, que al llegar "a la obra en construcción, vio como salían corriendo dos o tres obreros, que esgrimían pistolas".

El Socialista da una versión muy distinta de los hechos: los disparos no procedecedían de la obra, iban dirigidos contra los representantes del Gobierno: "todo hace creer" que "unos individuos bien vestidos hicieron una descarga" desde la acera contra "la presidencia del duelo".

En lo único que coinciden los tres periódicos es que varios obreros son detenidos y "obligados a montar" en un vehículo policial con destino a la Dirección general de Seguridad.

El entierro de Anastasio de los Reyes se desmadra.

Aunque hoy día puede resultar increíble, el cortejo fúnebre reanudó su marcha como si nada.

Una vez más, El Socialista informa de un hecho que no recogen los otros periódicos: "la comitiva al reanudar la marcha, cambió su estructura". Los integrantes del consejo fúnebre "en su mayoría jefes y oficiales de la Guardia Civil y de Asalto" se desplegaron por delante del féretro, formando "una masa que cubría materialmente todo el ancho de las Castellana", con "las pistolas en la mano" y dedicándose a "cachear a todo el mundo".

Guardia de Asalto cacheando a un transeunte

Sin embargo tal despliegue no intimidó a los pistoleros.

Al llegar a la altura de Lista (actual Ortega y Gasset), la comitiva vuelve a ser tiroteada, "hasta diez o doce disparos," que parten de una azotea y "vuelven a causar revuelo".

Una vez más, las fuerzas de Asalto y Guardia Civil penetraron en el interior del edificio, sin que se pueda detener a nadie porque los agresores habían huido por los tejados de las casas inmediatas.

El Socialista de nuevo siembra dudas sobre el origen de los disparos: "lo único cierto es que en este nuevo tiroteo cayeron unas cuantas personas más heridas."

El nuevo tiroteo "recrudeció la alarma", mucha gente huye hacia la calle Serrano, donde los guardias practican "numerosos cacheos y detenciones".  Se cerraron comercios y los "portales de casi todas las casas particulares".

Los tres periódicos coinciden en que los nervios del personal estaban a flor de piel, lo cual no resulta extraño. Una vez más El Socialista carga las tintas: "había más pistolas desenfundadas" "los cacheos se intensificaron" y "a la orden de brazos en alto acompaña el encañonamiento de las pistolas".

Según este periódico (los otros dos no se hacen eco) al llegar la comitiva a Colón (lugar donde habían asesinado al alférez Anastasio de los Reyes) las autoridades pretenden acabar con el cortejo fúnebre, pero los "manifestantes —ya el entierro se había transformado en manifestación—" se opusieron y "la comitiva siguió adelante".

Nuevos disparos desde otra obra.

La fiesta no había hecho más que empezar... a la altura del nº 6 del paseo de Recoletos se produce un nuevo tiroteo procedente de un edificio en obras contiguo a la Embajada de Brasil.

Según El Socialista, los obreros estaban asomados observando el espectáculo, y al observar que los saludaban desde la calle "a estilo fascista", respondieron "cerrando los puños y alzando los brazos".

Y estaban unos y otros saludándose alegremente, cuando se montó una nueva jarana: "quince o veinte disparos," (Ahora) "tres detonaciones de pistola" (El Socialista) o "diez o doce disparos" (ABC).

Otro caos.

Se levantaron "voces afirmando que se había hecho fuego desde la azotea" y "se organizó al instante el asalto." (El socialista)

La fuerza pública repelió la agresión "disparando contra la obra mencionada", toman el edificio y registran a los obreros.

Según ABC, además de los policías de servicio, participan en el asalto "algunos oficiales de ejército".

El Socialista corrobora la presencia de civiles "pistola en mano" participando en el asalto. Según este periódico "fuimos testigos presenciales", los obreros son obligados a bajar del edificio "con los brazos en alto y en el rostro pintado el terror".

Los obreros, "en numero de treinta y tantos" (Ahora), son llevados en calidad de detenidos a la Dirección General de Seguridad. Una vez más, tras un "detenido registro", no se encontró "arma alguna"en la obra.

Ejemplar de A.B.C. visado por la censura
A.B.C. censurado en aplicación del estado de alerta en vigor.

Según ABC, los integrantes de la comitiva "recomendaban calma y prudencia y consiguieron restablecer el orden", lo cual no deja de tener mérito teniendo en cuenta la marimorena que se había montado.

Renace el entusiasmo en el entierro de Anastasio de los Reyes.

Los periódicos informan que la comitiva se puso de nuevo en movimiento y logra llegar hasta la Puerta de Alcalá "sin que se alterase nuevamente el orden".

En la Puerta de Alcalá el féretro es depositado en un coche fúnebre y emprende la marcha hacia el Cementerio de La Almudena (en aquella época se llamaba del Este).

Una parte de los asistentes (poca gente tenía coche en aquella época) siguen en sus vehículos al coche fúnebre hasta el cementerio. Poco despues de las cinco, el Alférez Anastasio de los Reyes recibía sepultura en presencia de numerosos compañeros.

La fiesta no ha terminado: nuevos disturbios disueltos por la fuerza pública.

Con el féretro camino del cementerio parecía que la fiesta había terminado, pero se ve que el personal seguía con ganas de marcha.

La prensa informa que un "nutrido grupo de jóvenes" se concentra a los pies de la Puerta de Alcalá "dando gritos" e improvisan una manifestación que directamente se dirige a tomar el Congreso de los Diputados. 

Me imagino a sus señorías con los huevos de corbata. Menos mal que las fuerzas de Asalto "dando enérgicas cargas" pusieran a los manifestantes en "completa dispersión". Tuvieron que emplearse a fondo, el horno no estaba para bollos.

Guardias de Asalto entrenando en la Casa de Campo
Guardias de asalto ensayando una carga en la Casa de Campo de Madrid, donde acudían en camiones para hacer instrucción y gimnasia.

Al mando de la sección encargada de disolver la manifa estaba el teniente José Del Castillo, que es el siguiente protagonista de esta serie.

El teniente Castillo era un militar africanista en versión marxista, pertenecía a la Unión Militar Antifascista, y en los ratos libres se encargaba de dar instrucción militar a las Juventudes Socialistas.

En la carga policial mató a D. Andrés Sáenz de Heredia. Hubiera sido uno más de los 3 muertos, 2 heridos graves, 10 de pronóstico reservado y 15 leves de aquella tarde.

Pero Sánez de Heredia no era uno más, era primo de D. José Antonio Primo de Rivera. 

En los días siguientes murieron tres de los heridos. Seis muertos en total: no está nada mal para un entierro.

Y los historiadores diciendo que la guerra civil empezó tres meses después...

Hay varias versiones, parece ser que José Castillo perdió los nervios cuando estaba a punto de ser linchado por los manifestantes y se le escapò una ráfaga. Tuvieron que rescatarlo sus compañeros.

Sea como fuere, lo cierto es que José Castillo se convirtió desde ese día en el objetivo número uno de los chicos de Falange.

Su novia recibía anónimos aconsejando que no se casara con un muerto. No hizo caso, y su matrimonio duró exactamente 53 días, el 12 de Julio enviudó.

Hablo de ello en el siguiente capítulo sobre el asesinato del Teniente Castillo.

*   *   *

Y hasta aquí los sucesos del entierro del alférez Anastasio de los Reyes.

Ahora vamos a analizar la reacción del Gobierno.

Una nota de la Casa del Pueblo: las provocaciones "fascistas".

Azaña se dió prisa en recibir a las organizaciones obreras de sus socios de coalición, no es difícil suponer que de ello dependía la estabilidad del gobierno.

Informa la prensa que representantes de la "Junta administrativa de la Casa del Pueblo de Madrid, la Agrupación Socialista Madrileña, el Partido Comunista y el Comité local de Unificación de Juventudes", fueron recibidos la misma tarde de los hechos por el presidente del Gobierno en persona.

A la salida dieron una nota de prensa:

Expresaron al Presidente la "profunda indignación" de la clase obrera madrileña por los "sucesos ocurridos hoy", una "provocación fascista más" de las que "han tenido lugar de un tiempo a esta parte".

Una "provocación fascista" que el gobierno promete remediar.

La prensa informa que Azaña, les hizo entrega de una "notificación de las medidas ya tomadas en la noche de hoy" y la "promesa solemne" de "una acción enérgica inmediata por parte del Gobierno" en contra de "este terror fascista".

Y acaban la nota con lo que a uno le parece un amenazador aviso a navegantes de ls organizaciones obreras: "esperando el cumplimiento" de los ofrecimientos, y "reservándose" la futura adopción de todas las medidas que las "circunstancias impusiesen" en caso de que las "provocaciones fascistas" continúen.

Cuando uno lee la nota, le queda claro que el gobierno actuaba a remolque de las presiones de sus aliados marxistas.

Lo cierto es que las "provocaciones" continuaron.

Normalidad democrática premium.

Noticia del anuncio de Casares Quiroga como minsitro de Gobernación
La misma tarde de los hechos fue cesado fulminantemente el Ministro de Interior Amós Salvador Carreras "por seguir enfermo" y es sustituido por Casares Quiroga.

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¿Ta ha parecido interesante? Entonces no te pierdas la crónica del asesinato del Teniente Castillo, la siguiente cuenta del rosario de atentados de la primavera de 1936.

Pero antes, te voy a contar los incendios y linchamientos ocurridos a raíz del fake más famoso de la II República: el caso de las catequistas que repartían caramelos envenenados a hijos de obreros ("simiente izquierdista").

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