España hacia el fascismo (O la farsa de la crisis.)
Reseña de España hacia el Fascismo, de José María Carretero Novillo
En esta ocasión me meto con “España hacia el fascismo”, octavo volumen de la serie “Al Servicio del Pueblo”, ese proyecto literario en el que José María Carretero Novillo decidió opinar de todo sin pedir permiso a nadie.
Más conocido por su seudónimo «Caballero Audaz», fue uno de esos periodistas omnipresentes en la España de los años 30. Ya sabes, la clase de autor que hoy generaría cien hilos indignados en Twitter antes del desayuno.
(Si ahora mismo te estás preguntando quién carallo es este señor, quizá convenga leer antes el artículo que le dedico a «Caballero audaz» en mi blog. Aviso que no vienen cromos.)
“España hacia el Fascismo” salió en junio de 1933, justo cuando el Gobierno de Azaña secuestró el primer número del periódico El Fascio, aquel experimento que marcó el primer brote serio del fascismo español y que terminó desembocando en el mitin fundacional de Falange. Para que no falte ritmo: todo esto ocurrió apenas cuatro meses después de la publicación del libro y en plena campaña electoral de 1933.
Carretero, que llevaba publicando religiosamente desde enero de 1932, usó este octavo volumen para levantar la vista del ombligo nacional y mirar hacia esa Europa recién salida del trauma de la Primera Guerra Mundial.
Ahí lanza su pregunta retórica de manual:
“¿Qué será de España en estos momentos críticos de su historia?Dos grandes corrientes ideológicas se disputan el predominio espiritual del mundo: el bolchevismo y el fascismo.
¿Hacia cuál se inclinará nuestro pueblo?
Porque lo que no puede desconocerse es que ha llegado el momento dramático de la elección”.
Desde el siglo XXI, su análisis suena, cuando menos, premonitorio. También sirve para asomarse a cómo interpretaba el fascismo un liberal español nacido en el siglo XIX, que no es precisamente la biografía más estándar para analizar totalitarismos.
En 1932, Carretero ya había diseccionado el movimiento creado por Mussolini con las “Fasci Italiani di Combattimento”, presentado como la primera reacción musculada contra el avance del bolchevismo en la Europa de posguerra.
Según él, el fenómeno italiano encontró continuidad natural en la protesta del pueblo alemán contra unos tratados internacionales especialmente cariñosos… con los demás.
Y, por si la escena necesitara más dramatismo, seis meses antes de la publicación del libro, Alemania acababa de entregar 17 millones de votos a “un ex-cabo austriaco que portaba bigote a lo ‘Charlot’”. Carretero no se resistió a la descripción:
"Este hombre, físicamente insignificante, con el que se ha ensañado la estúpida estulticia de las ignorantes ‘izquierdas’ españolas, es un caso prodigioso de sugestionador de multitudes".
“España hacia el Fascismo” es, por tanto, uno de los primeros análisis españoles sobre el fenómeno fascista, con Carretero examinando las causas del fascismo italiano, el nazismo alemán y el bolchevismo soviético. Para él, son tres síntomas distintos del mismo mal: la desolación europea tras la I.G.M.
Su repaso de las carreras políticas de Hitler y Mussolini es sorprendentemente sólido. Solo por eso ya podría justificarse el libro, pero lo realmente jugoso es su intento de compararlo todo con la España de 1933.
Carretero se esfuerza en evaluar hasta qué punto España se parece a la Italia de 1919 o a la Alemania de 1932, y por qué Francia, Inglaterra y EEUU estarían vacunadas contra el fascismo:
“todavía el poder no hace de las leyes un instrumento de rencor político y donde el ciudadano se siente amparado por la justicia”.
Con una puntería envidiable, predijo que el fascismo jamás prendería en esos países. En cambio, advertía que la cosa avanzaba “como una nube preñada” en las naciones donde los derechos ciudadanos se estaban pisoteando con entusiasmo.
En este libro, Carretero sentencia que España reaccionará tarde o temprano contra el clima de violencia social y la erosión de los derechos constitucionales que, según él, acompañaba a la II República:
“Contra todo eso nuestra patria ha de reaccionar. ¿por una revolución, o por una elección.? No lo sé".
Naturalmente, semejante declaración no pasó inadvertida. Como los demás títulos de la colección “Al Servicio del Pueblo”, este libro generó polémica suficiente para que el escaparate de la famosa librería madrileña Fernando Fe acabara apedreado. Así de sofisticado era el debate público.
Te recomiendo leer la carta que publicó Carretero después del «apedreamiento». Está cargada de ironía, y sorprendentemente no la escribió mientras esquivaba proyectiles.
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| Publicación de la carta abierta de Carretero en el periódico La Época del 3 de Julio de 1933 |
“Carta abierta a los libreros de España”
Una pedrea elegantemente democrática.
“Muy señores míos:
Tantas veces nos unió el mismo noble interés —el mio, de autor que busca al público; el vuestro, contribuyendo a que se vendieran mis libros—, que hoy me encuentro obligado a procurar únicamente por vuestro interés, dándoos el grito de alarma ante el seguro peligro que os amenaza.
Todos habéis recibido en estos días un nuevo libro mío: “ESPAÑA HACIA EL FASCISMO”.
Y cito el título, no en gracia al reclamo, sino para evitar equívocos y dar nombre al fenómeno amenazador.
Esto seguro de que, como siempre, habréis tenido la gentileza de exponer mi libro en vuestros establecimientos, como un pregón lanzado a la curiosidad transeúnte.
¡Temeraria imprudencia!
Ese libro mío, en vuestros escaparates, puede significar nada menos que “un fracaso de cristales”, como se decía en la jerga pseudomodernista.
No hago, al decir esto, una barata profecía alarmista porque hay antecedentes de ello.
El Sábado último, al anochecer, fueron apedreados los escaparates de una librería donde se exhibían ejemplares de ESPAÑA HACIA EL FASCISMO.
¿Dónde ocurrió esto?
¿En las Hurdes?
¿En Hotentocia?
Me apresuraré a evitar que padezca el buen nombre de hurdanos y hotentotes.
El hecho ocurrió nada menos; que en plena Puerta del Sol, centro típico de la capital de nuestra República liberal y democrática.
He gozado el triste privilegio de ser el primer escritor español a quien le apedrean un libro.
La lapidación fue incruenta y sólo produjo un estrépito de vidrios rotos.
Pero por algo se empieza y yo no pierdo la esperanza de presenciar algún «auto de fe laica» con los mangoneadores de la cosa pública, que no en balde vivimos en un régimen de justicia y de libertad, a cuyo amparo es clásico que el pensamiento no delinque.
¿Quiénes fueron los autores de la lapidación?
Unos cuantos mozalbetes.
Una guerrilla de esa especie de «arditi» rojos que se están organizando como fuerzas de choque del marxismo en decadencia.
Los mismos que hace unos días dieron “la batalla de las colgaduras” (1), violando derechos y allanando moradas bajo la paternal custodia de los guardias.
Los mismos que agredieron alevosamente a las señoras que regresaban del mitin de Fuencarral.
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| Anuncio de España hacia el Fascismo aparecido en el ABC del 4 de Julio. |
¿Por qué se ha apedreado mi libro?
¡Ah!
Por algo terrible:
porque se titula “ESPAÑA HACIA EL FASCISMO”.
He nombrado la soga en casa del ajusticiado.
En España no pueden hacerse, por lo visto, declaración y prácticas fascistas más que por los personajes que están en el Poder.
Aquí no puede decir que la Libertad y la Democracia —así, con mayúsculas— son tópicos inservibles y fracasados, más que el excelentísimo señor ministro de Justicia don Álvaro de Albornoz (2) .
Yo no sé que me hubiera ocurrido si, después de pasar mi vida exaltando los principios liberales y democráticos y haciendo de ellos mi pedestal político, viniera luego a decir que esos principios, con los que deslumbré al pueblo, eran un mito caduco y absurdo…
Yo solo se que han apedreado un libro mío por llevar en la portada la palabra “fascismo”.
Un libro que no es sino un estudio sereno del fenómeno fascista.
Un libro que no es de propaganda fascista, en el que no me declaro, como podría hacerlo en uso de mi perfecto derecho, simpatizante con el fascismo; más bien al contrario, señalo, como un peligro para el espíritu liberal, la posibilidad de que España derive hacia una reacción «fascista».
Sólo por esto, los «blusas azules» se han creído obligados a apedrear mi libro. Como los «cascos de acero», nuestros «blusas azules» tienen aquí su Hugenberg de vía estrecha.
Es un flamante personaje de la situación, que provoca el regocijo en los pasillos del Congreso con sus exabruptos amenazantes y su oratoria pintoresca.
Este personajillo fachendoso no sale en verdad muy bien parado en mi libro…
Ahora bien:
como nobleza obliga, he de decir que el organizador de la pedrea
—tal vez par a demostrarme que no es tan energúmeno como yo le llamo en mi libro—
ha tenido un rasgo de finura que he de agradecerle.
Las piedras que rompieron las lunas de la librería madrileña de Fernando Fe, (3) iban cuidadosamente envueltas en papeles, en que constaban —ya lo supondréis— elegantes dedicatorias al autor del libro.
Pedir más fuera gollería.
Seguramente no se ha apedreado nunca a nadie con tan exquisita delicadeza.
Estos guijarros envueltos cuidadosamente en papeles, ¿no os recuerdan la clásica “mano de hierro con guante de seda”, signo de fuerte política diplomática?.
Pues ved ahí el adoquín convertido en símbolo también de una política de “nuevo estilo”.
Pero ¡cuidado con el símbolo, amigos libreros!
Es duro, esquinado y agresivo como el espíritu sectario que lo impulsa.
Y yo os aconsejo, lealmente, la única actitud en que, hasta que se nos agote la paciencia, podemos situarnos los españoles que no somos políticos profesionales: la abstención.
Absteneros, pues, poner el libro mío en vuestros escaparates aunque con ello se perjudique la industria vidriera.
Si no se me tachara de vanidoso os recordaría el castizo refrán castellano: “el buen paño en el arca se vende”.
Es decir, que para vender mi libro, no necesitáis poner en peligro vuestras vitrinas.
El buen comprador entrará a pedíroslo...
Y a lo mejor tienen razón los «blusas azules» que creen que el peor enemigo de todo lo que está pasando es un libro. El libro que combate el analfabetisnio político y que puede representar el más grave peligro para cualquier empingorotado y fachendoso subsecretario…
Con la amistad de EL CABALLERO AUDAZ
Madrid, 4 de Julio de 1933.
[1] El 8 de Junio de 1932, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús se convirtió, por primera vez, en un acto de protesta popular contra el Gobierno.
La protesta se recrudeció al año siguiente, hubo mayor participación que el año anterior, pero en esta ocasión, la jornada vino acompañada de disturbios callejeros:
Una depuración judicial en toda regla.




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