En el cementerio de Castilblanco, a pleno sol, se hace la autopsia de las víctimas (Mundo Gráfico 5/01/1932) |
Los sucesos de Castilblanco
Los sucesos de Castilblanco y los de Arnedo están conectados, ambos ocurrieron los primeros días de Enero de 1932.
Son unos sucesos que convulsionaron la sociedad española y — pienso— son un buen exponente del clima de epilepsia y polaridad social que se extendió por España tras la proclamación de la II República.
El día de Año Nuevo de 1932 España se despertó horrorizada por una noticia: en el pueblo de Castilblanco se habían montado un fiesta de Nochevieja muy particular.
Un cabo y tres números de la guardia civil (únicas fuerzas de seguridad presentes en muchas leguas a la redonda) habían sido salvajemente linchados por todo un pueblo.
Los españoles se estaban acostumbrando ver guardias civiles muertos en las noticas (durante la II república, la Benemérita tuvo veinte veces más bajas que en toda su historia anterior); no obstante, la gran resonancia que tuvieron los sucesos de Castilblanco fue debido al grado de salvajismo y ensañamiento con que ocurrieron.
—No he visto en mi vida un caso más cruel y vergonzoso.
De los cadáveres de los guardias civiles, el que no presenta 85 heridas mortales es porque tiene cuarenta, producidas por piedras, machetes, culatas de fusil y disparos de màuser y de pistola.
Mañana seguiré practicando autopsias y emitiré un amplio informe.
(Declaraciones del médico forense al periódico Ahora, 2/01/1932, pag.4)
Calle de Castilblanco. Las X indican el lugar donde fueron abandonados los cadáveres. (Ahora, 5/01/1932) |
Castilblanco era un pueblecito del partido judicial de Herrera del Duque, en la "Siberia extremeña".
Hoy está a dos horas en coche de Badajoz, pero en aquella época, llegar a Castilblanco suponía ocho horas de caminos de herradura (había que vadear el Guadiana en balsa) para llegar a un pueblo donde no había ni teléfono.
Tras el Fuenteovejuna navideño fueron detenidos 10 paisanos en calidad de autores materiales y un número indeterminado de —según la prensa— "complicados" o "supuestos autores".
Según Mundo Gráfico del 5 de enero, hasta el más pobre vecino de Castilblanco tenía "un cacho de olivar y hacía su matanza" y no había "ese rencor de la miseria ante la injusticia social". Entre los implicados se encontraba alguno de los mayores propietarios de tierras del pueblo.
Veamos:
Se había declarado una huelga general en la provincia. Era una huelga que no perseguía reivindicaciones laborales, se trataba más bien de una protesta política por la detención unos socialistas en Almendralejo.
El caso es que en Castilblanco se estaban manifestando por tercer día consecutivo, esta vez sin autorización.
El alcalde y dos concejales de Castilblanco fueron detenidos por: "estar comprometidos en el oficio que remitieron a la guardia civil para que disolviesen la manifestación, llegando ésta orden a manos de la Benemérita cuando la manifestación estaba a 200 metros de la Casa del Pueblo". (Ahora. 5/01/1932, Pág 7)
El alcalde era el típico cacique, pero al llegar la República, se había vuelto republicano de toda la vida afiliándose al partido Radical, y el problema es que andaba picado con el líder de la oposición en el pueblo, que era socialista.
Como dice el refranero: "Pueblos pequeños, guerras grandes".
El alcalde de Castilblanco, Felipe Maganzo, implicado en los sucesos. (Ahora, 5/01/1932) |
Castilblanco: el hecho en sí.
Estaba el sr. Blanco (el cabo de la Guardia civil) pidiendo al presidente de la Casa del Pueblo (local de la U.G.T.) que, por orden del señor alcalde, disolviera pacíficamente la manifestación, cuando recibió una pedrada en la cabeza.
Los guardias tenían sus fusiles en bandolera y estaban materialmente rodeados por unos 500 manifestantes.
Cuando el cabo se vuelve para ver de dónde
había partido la pedrada, recibe una puñalada en la espalda.
Uno de los picoletos reacciona enarbolando su máuser, dispara contra el gentío, y mata a un manifestante.
No hubo tiempo para más: la muchedumbre se abalanzó sobre los guardias atacándoles con palos y piedras, incluso con sus propias armas que les arrebataron.
Se ensañaron de tal modo que los cuerpos quedaron horriblemente mutilados.
Aspecto del cadaver de uno de los guardias civiles asesinados. |
Desde el principio quedó claro que aquello había sido una salvajada.
Al entierro de los Guardias Civiles acudió el flamante nuevo Ministro del Interior (Casares Quiroga). El Ministro expresó su gratitud a la Benemérita por los grandes servicios prestados a la República y declaró que el Gobierno no toleraría más desmanes contra ella.
Bien.
El general Sanjurjo, entonces Director de la Guardia Civil, también asistió al sepelio y agradeció públicamente las palabras del Ministro. Aseguró que la Guardia civil estaría siempre al lado del Gobierno de la II República.
Todo en orden.
El Teniente coronel de la Guardia Civil y el Gobernador de Badajoz, dan el pésame a la viuda y la hija del cabo Blanco. (Ahora, 5/01/1932) |
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Sin embargo, en una entrevista que concedió cuando cumplía condena en la cárcel de Dueso tras dar el golpe de Estado, Sanjurjo aseguró que habían sido los sucesos de Castilblanco y Arnedo los que le habían empujado a sublevarse contra de la República.
Poca gente sabe que, como director de la Guardia Civil, Sanjurjo había sido pieza clave en el feliz advenimiento de la República. Se puso del lado republicano y se negó a que la institución cargara contra el pueblo.
Buena prueba es que el nuevo Gobierno le confirmó en el cargo.
¿Que le hizo cambiar de postura?
Polémicas declaraciones tras lo de Castilblanco.
Tras los hechos de Castilblanco se produjo un fuerte cruce de declaraciones entre Margarita Nelken, diputada socialista por Badajoz promotora de la huelga, y el general Sanjurjo.-
La diputada responsabilizó de los hechos a la Guardia Civil, aseguró que habían provocado a un pueblo desesperado por el hambre y la miseria.
Las declaraciones de la Nelken fueron inmediatamente contestadas por Sanjurjo, que negó que el móvil del crimen hubiera sido el hambre, porque en Castilblanco "todos tenían algo que comer", y aseguró que se trataba de un hecho político provocado por las "malsanas propagandas" de la diputada, a la que acusó de tener acta parlamentaria sin poseer nacionalidad española.
Las "malsanas propagandas" consistían en promesas electorales de un rápido empoderamiento de la tierra por los más desfavorecidos. En la práctica suponía exportar la lucha de clases al campo español, hasta entonces circunscrita a los sectores industrial y de servicios de las ciudades.
Desde mi punto de vista, los sucesos de Castilblanco pusieron de manifiesto la frustración de un pueblo extenuado por siglos de injusticias, pobreza y analfabetismo, al que unos políticos irresponsables habían hecho unas promesas electorales imposibles de cumplir.
Hemos hablado de ello en los capítulos sobre la reforma agraria y la violencia social y huida de capitales.
* * *
- Quizás te interese también: el golpe de Estado de Sanjurjo.
Los sucesos de Arnedo
En Arnedo el conflicto era industrial: en el pueblo había malestar por las diferencias entre un fabricante de calzado (Sr. Muro) y sus 160 empleados.
Los obreros (movilizados por la todopoderosa U.G.T.) exigían el respeto a la jornada laboral y la readmisión de unos obreros despedidos por motivos políticos.
El Gobernador Civil de Logroño se desplazó a Arnedo acompañado por un teniente coronel de la Guardia Civil. Se reunieron con las comisiones de obreros y patronos. Junto con el alcalde, mediaron en un conflicto que llevaba meses enconado.
Patronal y sindicatos llegaron a un acuerdo y los obreros organizaron una manifa para celebrarlo.
Todo en orden.
A Gerardito Hernández tuvieron que amputarle una pierna consecuencia de un disparo. (Ahora, 7/01/1932) |
Arnedo: el hecho en sí.
La manifestación se celebraba sin incidentes. Al frente iban mujeres y niños, pero al llegar a la plaza consistorial se calentaron los ánimos.
A partir de aquí, los testimonios difieren.
Veamos.
Según el Gobernador (presenció los hechos desde el balcón del Ayuntamiento), la Guardia civil intentaba evitar que entraran en el edificio, cuando un manifestante forcejeó para quitarle el fusil a un agente. Sonó un disparo (desde el balcón no se veía lo que ocurria bajo los soportales) y resultó herido de bala un cabo de la Guardia civil.
En España es costumbre llevar niños a las manifestaciones. |
Los guardias no se andaron con chiquitas. Contestaron con una descarga cerrada de fusilería, con resultado de 11 personas muertas (incluidas cuatro mujeres y un niño), además de 31 heridos.
¿Por qué hubo semejante baño de sangre si se había llegado a un acuerdo?
La versión que dieron los manifestantes a la prensa es distinta.
Se limitaban a proferir gritos de "¡viva la huelga!", "¡abajo los caciques!" y "¡abajo el Alcalde!", cuando, al llegar a la plaza, fueron recibidos a culatazos por la Guardia Civil.
Acto seguido, y sin que mediara toque de atención, hicieron fuego.
El Gobernador Civil fue llamado a Madrid para dar cuenta de los hechos. Contó que cuando se dirigía hacia Arnedo observó que habían colocado numerosas tachuelas en la carretera, como si "se quisiera evitar la llegada de refuerzos en caso necesario".
Mantuvo su testimonio y presentó la dimisión.
* * *
Los representantes socialistas se mostraron muy excitados, contradijeron la versión del Gobernador basándose en los testimonios que llegaban desde la Casa del Pueblo, y responsabilizaron a la Guardia Civil de haberse ensañado con los manifestantes sin motivo.
La U.G.T. publicó un manifiesto pidiendo justicia al Gobierno.
En Logroño se declaró la huelga general, y el 7 de enero se celebró el entierro de las víctimas con asistencia de 20 diputados socialistas. No hubo incidentes (excepto un pequeño guirigay cuando una voz femenina gritó "muera la guardia civil").
Se convocaron huelgas en otras ciudades de España.
Los familiares de las desgraciadas víctimas, con los obreros y banderas de los sindicatos, posan ante la iglesa momentos antes del entierro. (Mundo Grafico, 22/01/1932) |
Los informes periciales no ayudaron a esclarecer los hechos.
Mientras que para los médicos del Hospital Militar, la bala procedía de un arma corta, el médico de Arnedo (atendió in situ a los heridos) aseguró que era de máuser, el arma reglamentaria de la Guardia Civil.
El médico se retractó días después, pero los socialistas lo atribuyeron a presiones ejercidas sobre el galeno.
Los sucesos de Castilblanco llegan al Parlamento.
Por su gravedad, los sucesos de Castilblanco fueron tratados en el Parlamento.
El día 5 de Enero, el Sr. Hidalgo (diputado del partido Radical Republicano por Badajoz) reprochó a los socialistas que teniendo tres Ministros en el Gobierno, se dedicaran a agitar a las masas en vez tratar de gestionar los problemas.
Azaña contestó que el Gobierno estaba limpio de toda responsabilidad y que, en justicia, el suceso no debía imputarse a ningún partido político.
Azaña elogió a la Guardia civil y declaró que en Castilblanco habían llegado al sacrificio, excediendo el mero cumplimiento del deber.
Pero la cosa no acabó aquí.
Los sucesos de Arnedo también llegan al Parlamento.
Todavía estaba caliente lo de Castilblanco cuando ocurrió lo de Arnedo. También fue objeto de debate al día siguiente .
El diputado socialista por Logroño (Sr. Sabrás) acusó al Sr. Muro (el fabricante de calzados) de practicar "caciquismo monárquico", y aseguró que la Guardia Civil hizo fuego injustificadamente contra el pueblo cuando manifestaba su alegría por la solución del conflicto.
El Ministro de Interior Casares Quiroga (socio de coalición del gobierno de Azaña) hizo hincapié en las contradictorias declaraciones de unos y otros, y pidió tiempo hasta esclarecer los hechos.
Pero la auténtica jarana estaba por llegar.
El diputado Sr. Balbotín (del grupo de los jabalíes) armó uno de sus típicos escándalos parlamentarios. Acusó a la Guardia Civil de enemiga del pueblo y exigió el encarcelamiento del general Sanjurjo.
Cuando el Presidente del Parlamento (Sr. Besteiro) daba por terminada la discusión, saltó el Sr. Ortiz Solórzano (diputado derechista por Logroño) y, en medio de un gran escándalo, exigió al Gobierno que se pronunciara sobre las ofensivas palabras del Sr. Balbontín.
Azaña tuvo que desmentir las malévolas insinuaciones de sus socios de Gobierno por segundo día consecutivo, y anunció una investigación para depurar responsabilidades.
En los días siguientes el asunto fue cayendo en el olvido parlamentario, y el informe del Gobierno, si lo hubo, nunca se hizo público.
Los hechos fueron juzgados dos años después por un tribunal militar. Se absolvió al teniente que había dado la orden de disparar por falta de pruebas.
* * *
Los historiadores serios reconocen la imposibilidad de saber quién desató las hostilidades.
Desde mi punto de vista, la manifestación se preveía pacífica (de ahí la presencia de mujeres y niños) pero se infiltraron elementos dispuestos a reventarla (está demostrada la presencia de extremistas forasteros en Arnedo) y estos dieron ocasión a la reacción —a todas luces desproporcionada— de la Guardia Civil.
Los guardias debían tener los nervios a flor de piel después de lo ocurrido 5 días antes en Castilblanco.
Azaña lo recoge así en sus diarios (día 6 de enero):
"El clamoreo contra la Guardia Civil por la atrocidad de Arnedo es atronador; republicanos y socialistas están furiosos. Se atribuye el hecho, más que a impericia de las autoridades allí presentes, a que los guardias tuvieron miedo y creyeron que iban a hacerles como en Castilblanco (¡pero eran veintiocho!) o a que hayan querido hacer una venganza y un escarmiento. Ahora, los enemigos de la Guardia Civil tienen un argumento impresionante."
El General Sanjurjo lo tenía claro. Hizo unas polémicas declaraciones calificando lo de Castilblanco y Arnedo como "chispazos que no han prendido por casualidad".
Según su opinión, los atentados contra la Benemérita se sucedían día tras día como parte de un plan organizado "aprovechando los déficits de cultura y ciudadanía de ciertas poblaciones rurales".
Sea como fuere, un mes después de los sucesos, y a pesar de los elogios, Azaña destituyó al General Sanjurjo. Fue sustituido por el general Cabanellas. Sanjurjo fue recolocado en un cómodo puesto como Director General de Carabineros, la policía de fronteras.
Por su parte, el Gobierno decretó la creación de la Guardia de Asalto. Una moderna unidad policial "auténticamente republicana", que se encargaría de mantener el orden sin recurrir a los anticuados procedimientos de la Guardia Civil.
Por desgracia, los conflictos continuaron, y, a la hora de la verdad, la Guardia de Asalto resultó tan provocadora y mortífera como la Guardia Civil. Pudo comprobarse un año después en los sucesos de Casas Viejas.
Pero esa es otra historia de esta Crónica Política de la II República.
Defensor de asesinos, aquí te dejo un artículo, ni de rojos, ni de fachas. Sigue vomitando mierda y veneno.
ResponderEliminarhttps://es.wikipedia.org/wiki/Sucesos_de_Castilblanco.
Lo dicho !! Mientras haya defensores de los caciques y asesinos, que no pasaís hambre mantenidos por vuestros amos, Seguiremos en la lucha, pocos se mataron en la guerra.
Muy bien chaval. Realmente estás dando lo mejor de ti.
EliminarYa fuera como se informa aquí o como lo hace la wikipedia, está claro que una turba de catetos como el Anónimo de las 10:37 lincharon salvajemente a cuatro desgraciados sin necesidad alguna. Con desarmarlos y darles unas hostias habría sido suficiente. Lo que posteriormente ocurrió en Arnedo estuvo claramente influenciado por lo de Castilblanco.
EliminarGracias por compartir lo que verdaderamente ocurría, no la porqueria que suelta la izquierda y los anarquistas por la boca, que lo único que querían era matar para establecer una dictadura anarquista, porque ellos hablan de libertad y justicia social, pero esta claro que lo que querían era una dictadura con los comites de mierda que hacian, solo hay que ver algunos comentarios de impresentables.
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