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Manifestación monstruo del 1 de mayo en Madrid. Arrastran un monigote que representa un político de la oposición. |
Violencia y censura en la primavera de 1936.
El 16 de julio de 1936 se celebró la última sesión parlamentaria en tiempos de paz.
Tres días antes habían asesinado al diputado José Calvo Sotelo tras ser secuestrado en su domicilio por agentes de las fuerzas de seguridad del Estado.
Lo cierto es que el Parlamento estaba cerrado desde el día siguiente del asesinato.
Que el horno no estaba para bollos lo demuestra la propuesta de su Presidente, que por “elemental prudencia", decretó una “tregua parlamentaria” de 8 días para que actuase como “sedante del tiempo”, se “serenasen las pasiones”, y se “aplacase la indignación producida” (con estos elocuentes términos, se lo contaba el periódico “Ahora” a sus lectores).
Sin embargo, cuatro días después del asesinato, el Gobierno se vio obligado a convocar al Parlamento en funciones porque necesitaba legalizar la prórroga del Estado de Alarma que —al loro— llevaba vigente desde las elecciones de Febrero de 1936.
Si eres de los que todavía cree en la normalidad democrática de la II República, lo mismo este artículo te interesa.