Largo Caballero y el golpe de Estado de 1934.
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| Al llegar la tarde sonaban los primeros tiros y las calles quedaban desiertas, cerrados balcones y portales, y echados los cierres de comercios y cafés. (Mundo Gráfico, 17/10/1934) |
1. ¿Quién fue Largo Caballero?
Cuando se proclamó la República, pocos españoles imaginaron que el recien nombrado Ministro de Trabajo sería el responsable de dar un golpe de Estado tres años después.
Vas a conocer la historia de Largo Caballero, el político que se alzó contra la República que había jurado defender.
Hombre con pasado de colaboracionismo con la dictadura de Primo de Rivera —fue consejero del dictador, con U.G.T. colaborando en política social—, supo reinventarse para convertirse en el mesías revolucionario del segundo bienio republicano.
Datos de contexto: ocupó la primera cartera de Trabajo de la II República, fue presidente de la ejecutiva del PSOE y líder indiscutible de la UGT.
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| Francisco Largo Caballero ocupa su escaño en el congreso |
Largo Caballero: el “Lenin español” que quiso hacer su propia revolución
2. Contexto político antes del golpe de Estado de 1934
Si quieres entender un golpe sin misterio, mira primero el escenario: una democracia nueva, débil, e inmersa en problemas sociales crónicos y conflictos regionales.
El otoño de 1934 no nació de la nada; fue el desenlace visible de meses de provocaciones, huelgas, alijos de armas y discursos que alimentaron la sensación de que la violencia era inevitable.
2.1 La crisis agraria catalana y los rabassaires
El verano venía caliente, literal y políticamente.
Las huelgas agrícolas amenazaban la cosecha, los ayuntamientos del PNV discutían impuestos como si fueran herejías, y la Generalitat jugaba al juego favorito de la política catalana: declararse en rebeldía por motivos morales y económicos, no necesariamente en ese orden.
Como en Cataluña no había latifundios ni jornaleros, la Generalitat se buscó su problema agrario particular. Impulsó la Ley de contratos de cultivo que pretendía dar respuesta a los rabassaires, arrendatarios con contratos históricos regidos por el derecho catalán.
Según Companys, que casualmente era fundador del sindicato de rabassaires (nada sospechoso, claro), existía una "injusticia secular" que solucionó por la via rápida: los aparceros podían apropiarse las tierras que trabajaban.
La Lliga Catalana y los propietarios denunciaron inconstitucionalidad. Esquerra, envalentonada, impulsó la ley.
Los abuelos de Junqueras contra los de Puigdemont. En los años 30, la política de clase les distanciaba mucho más que el afán independentista. Resultado: conflicto y movilización.
Cataluña volvió a demostrar que su verdadera vocación es el drama civil.
2.2 La isidrada de Madrid (8 de septiembre de 1934)
El 8-S se vivió la famosa “isidrada madrileña": miles de payeses convocados por el Institut Agrícola Catalán de Sant Isidre viajaron a Madrid. Fletaron trenes especiales y autobuses para protestar contra la ley.
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| Payeses catalanes recién llegados a Madrid para manifestarse contra la Ley de contratos de cultivo |
La respuesta de la izquierda fue una convocatoria de huelga general sin previo aviso que derivó en enfrentamientos, detenciones y la clausura del local de la UGT en la calle Fuencarral tras encontrar un alijo de armas.
Gil-Robles, Lerroux y otros protagonistas de la derecha apoyaron la protesta; la izquierda acusó manipulación y sabotaje.
La jornada ofreció un ensayo general de lo que vendría en octubre: seis muertos y ochenta y seis detenidos.
3. El vapor “Turquesa” y el escándalo del armamento
Si crees que las armas sólo se mueven en las novelas, la realidad lo desmiente: el 11 de septiembre (fecha relevante en la cronología) el cuerpo de carabineros interceptó el vapor Turquesa descargando armamento en una playa de Avilés.
El barco logró ponerse a la fuga, pero los agentes requisaron una camioneta de la Diputación Provincial de Oviedo (en manos del P.S.O.E.) cargada con 116.000 cartuchos de Mauser.
Otros seis vehículos consiguieron escapar.
La investigación posterior señaló vínculos sorprendentes: la partida había salido del arsenal militar de Cádiz, vinculada a ventas internacionales gestionadas por el Consorcio Nacional de Industrias Militares y, en la maraña, apareció el nombre de Horacio Echevarrieta, empresario con redes y negocios turbios.
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| La policía francesa detuvo el vapor Turquesa en aguas de Burdeos. En sus bodegas aparecieron los fusiles, ametralladoras y granadas que no habían podido descargar en Asturias. |
Conclusión práctica: el hallazgo causó sensación porque dejó en evidencia que existía un circuito de aprovisionamiento armamentístico que podía alimentar una insurrección organizada.
3.1 Depósitos y confiscaciones
En las semanas siguientes hubo incautaciones de depósitos de armas en Madrid y varias provincias: camiones con cartuchería, talleres de explosivos en chalets de Ciudad Lineal y Ciudad Jardín, octavillas de las Juventudes Socialistas junto a material explosivo.
Largo Caballero, zorro viejo en estas lides, no escondió su beligerancia en público, pero la estrategia organizativa era, al menos, ambigua.
"Se compraron y repartieron armas, algunas de las cuales se entregaron a la comisión de Madrid y fueron descubiertas en una casa de los Cuatro Caminos. Una imprevisión de Prieto,(..), ocasionó la detención de algunos compañeros en la Ciudad Jardín, la Ciudad Universitaria y la Ciudad Lineal, con depósitos de armas."
4. El detonante: entrada de tres ministros de la CEDA en el Gobierno
Todo lo anterior fue caldo de cultivo.
La chispa prendió por la decisión del Presidente Alcalá-Zamora, bajo presión parlamentaria, de permitir que Alejandro Lerroux formara un gobierno incluyendo a tres ministros de la CEDA —el partido vencedor de las elecciones— el 4 de octubre de 1934.
Para la izquierda, la presencia de una fuerza católica y conservadora, fue la señal definitiva que la República se les escapaba de las manos. Como si la República fuera un club exclusivo de zurdos con carnet.
Gil-Robles intentó calmar los ánimos: no entró personalmente en el gabinete, propuso tres ministros de claro perfil republicano y dejó clara su pretensión de actuar desde el parlamentarismo.
Aun así, la izquierda vio la jugada como una traición de la forma: legitimaba a una derecha que, según ellos, pretendía cargarse las reformas sociales.
4.1 La huelga general y el 4 de octubre
El 4-10 llegó la respuesta pactada: huelga general, de nuevo sin aviso, y acción coordinada en varias ciudades.
Madrid quedó paralizada y aparecieron disturbios, asaltos a comisarías, tiroteos en cuarteles y toques de queda.
En Asturias, la insurrección adquirió un cariz más severo con los mineros usando dinamita. Cataluña aprovechó el desconcierto para celebrar una patética declaración de independencia, y en Madrid, aunque más contenido, fueron nueve días de tiroteos y toque de queda.
5. De ministro respetable a “Lenin español”: una reconversión política
La transformación de Largo Caballero —del pragmatismo institucional, al radicalismo beligerante— no fue instantánea ni milagrosa: reunió causas personales, estratégicas y de oportunidad política.
La caída del gobierno de Azaña motivó su salida del ejecutivo; la pérdida del coche oficial suele agudizar los resentimientos políticos, y en su caso, se convirtió en una apuesta por el liderazgo absoluto dentro del socialismo.
Tras la debacle electoral en las elecciones de 1933 Largo acumuló las presidencias clave: del PSOE, de la UGT y lider indiscutible de las JSU, las juventudes del partido.
Sus mítines apestaban a violencia clasista que, por fanfarrón o por calculado, terminó por atraer los gritos de “Lenin español” de las juventudes del partido.
No era tanto que dominara la teoría marxista leninista —las diferencias tácticas con el PCE existían— como que su retórica y sus amenazas rememoraban, para muchos de nuestros abuelos, la radicalidad bolchevique.
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| Discurso de precampaña en las elecciones de 1933 (El Socialista. 24/09/1933) |
5.1 Discursos peligrosos
En la campaña de 1933 y durante 1934 Largo pronunciaba advertencias explícitas: si no se permitía avanzar por la vía constitucional, habría que “conquistar el poder de otra manera”.
La escalada verbal no paraba de subir, como el del Cine Europa (28/11/1933) donde llegó a decir que no les asustaba la semejanza con Rusia si la situación lo exigía. Las crónicas de la época registran ovaciones y temores.
6. ¿Qué responsabilidad tuvieron los líderes socialistas?
La pregunta no es retórica: los dirigentes del PSOE negaron repetidamente —y en público— ser los líderes de la insurrección.
Sin embargo, la acumulación de señales públicas, el liderazgo organizativo, los depósitos de armas y la movilización de cuadros puso en duda la espontaneidad que luego defenderían como coartada.
6.1 La defensa del “movimiento espontáneo”
La Revolución de Octubre apareció como un expósito a la puerta de un hospicio. Nadie se molestó en publicar el clásico bando o manifiesto. Los líderes socialistas negaron su autoría y cargaron con el turrón a los obreros.
"También resolvió [ejecutiva del PSOE] que en el caso de ser detenidos, (...) , se declarase que el movimiento había sido espontáneo como protesta contra la entrada en el Gobierno de la República de los enemigos de ésta."
Esa estrategia política —muy práctica, también muy cínica— salvó a los líderes de las condenas más duras.
Largo Caballero utilizó una ambulancia de la Cruz Roja para moverse de incógnito por Madrid, cuando vio todo perdido, se dejó detener en pijama en su casa, fingiendo sorpresa por la detención.
Amparado por la inmunidad parlamentaria, esquivó la fiscalía militar; tiempo después el Tribunal Supremo lo absolvió por falta de pruebas.
Indalecio Prieto, otra figura clave, huyó a Francia escondido en el maletero de un coche. Acusó al Gobierno ante la prensa extranjera de aplicar “medidas extremadamente violentas, como si se tratara de una guerra”. Se olvidó de decir que sus chicos habían destruido el casco histórico de Oviedo a golpe de dinamita.
Eso si, ocho años después, manifestó en el Círculo Pablo Iglesias de México, en el exilio, su sincero arrepentimiento "ante España entera" por su participación en los hechos.
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| Manifestaciones de Largo Caballero en el V Congreso de las Juventudes Socialistas. Fuente: Periódico, Luz (21/04/1934) |
7. La Revolución de Asturias: detalle y consecuencias
En Asturias la insurrección no fue mero alboroto: las cuencas mineras, con gran tradición de lucha y una organización sindical fuerte, fue la única región de España donde socialistas (SOMA-UGT), anarquistas (CNT) y comunistas se pusieron de acuerdo (Alianza obrera). Tomaron el control de municipios, dinamitaron edificios, asaltaron fábricas de armas y llevaron a cabo actos que se aproximaron a la guerra.
La sangre, los incendios y la destrucción de patrimonio (como parte del casco histórico de Oviedo) marcaron una línea roja.
El gobierno tuvo que recurrir al Ejército de África (las unidades mejor entrenadas). El resultado: cientos de muertos, presos y destrucción material.
También se produjeron episodios de saqueo: el mayor robo hasta la fecha de la sucursal del Banco de España en Oviedo (14 millones de pesetas acabaron en cuentas socialistas en Bégica).
La violencia no fue limpia ni endosable a una sola versión.
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| La Universidad de Oviedo fue totalmente destruida. Solo quedó en pie la estatua de bronce de su fundador. |
Las cifras varían según fuentes, pero el saldo humano y material fue grave. La hemeroteca y las memorias de la época recogen la dureza del episodio.
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7.1 Impacto inmediato en Madrid y el resto de España
En la capital se vivieron nueve días de militarización: toques de queda, control de transportes y suministros, largas colas por alimentos, y registros humillantes a civiles.
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| Controles policiales en Madrid (Fuente: Periódico Ahora, 17/10/1934) |
La revuelta en Madrid fue menos “revolucionaria” en sentido estricto y más un episodio de guerrilla urbana con francotiradores y sabotajes, que paralizó la ciudad y dejó varias decenas de muertos.
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| El ejército usa reflectores para evitar que los "pacos" siembren el terror desde las azoteas. (Fuente: Revista Crónica 14/10/1934) |
8. Consecuencias políticas y económicas del golpe de Estado de 1934
Balance humano: unos 8.000 revolucionarios (la mayoría obreros) abarrotaban las cárceles españolas. 3.000 heridos se lamían las heridas y 1.000 y pico muertos recibían sepultura.
El efecto político fue devastador para la credibilidad de la República: la polarización subió varios puntos. Si antes ya había desconfianza, después quedó la sensación de que el sistema constitucional era incapaz de contener ni a quienes lo defendían.
Economía: las decisiones de inversión paralizadas, comercio en retroceso y lo peor: sensación de inseguridad generalizada que se tragó la tímida recuperación que la República intentaba articular.
Socialmente, aumentó la radicalización juvenil: los jóvenes perdían la fe en la democracia, para adoptar entusiasmadas las nuevas corrientes totalitarias que venían de Europa.
8.1 El efecto a medio plazo: sociedad polarizada
Octubre de 1934 dejó dos legados claros:
Primero, el desengaño de muchos españoles con la democracia liberal, un sueño incumplido desde la Revolución Francesa.
Segundo: la legitimación recíproca de la violencia como instrumento político.
Ambas circunstancias fueron ingredientes que empujaron hacia la guerra civil de 1936.
9. Mitos, versiones y manipulación historiográfica
El episodio se presta a lecturas mitológicas: unos hablan de la “revolución obrera traicionada”, y otros lo pintan como un chispazo obrero: el "pueblo" cabreado con las políticas regresivas de la derecha clarical-fascista, y tal, y cual.
Las fuentes muestran que la verdad suele estar en un punto incómodo: hubo planificación y hubo espontaneidad; hubo líderes que alentaron y otros que retrocedieron; hubo robos y saqueos, y una masa obrera y campesina dispuesta a solucionar sus pésimas condiciones de vida a golpe de dinamita.
9.1 ¿Fue 1934 el primer acto de la Guerra Civil?
Depende de cómo definas “acto”.
Si guerra civil es enfrentamiento sostenido y colectivo con voluntad de cambio del régimen, 1934 fue un antecedente serio y un ensayo de las formas de violencia que vendrían.
No fue aún la guerra total de 1936, pero sí eliminó muchas dudas: la convivencia política en España había dejado de ser realista para millones de españoles.
10. Valoración crítica: la responsabilidad moral de Largo Caballero
No se puede imputar a una sola personalidad todo el desastre político que siguió. Pero Largo Caballero, por coherencia táctica y por la centralidad de su liderazgo en el PSOE y la UGT, tiene una responsabilidad que no casa con la retórica de “movimiento espontáneo”.
Su trayectoria muestra que la pérdida de un Ministerio puede llegar a consumar un programa de revancha política envuelto en dictadura del proletariado (la suya).
Mientras fue ministro, reprimió sin contemplaciones a las organizaciones obreras anarquistas y comunistas, para después reconvertirse en el nuevo Mesías revolucionario que alentó su unificación.
Esa doble imagen es la que le hace merecedor del mote de “Lenin español” entre quienes veían, en su tono combativo, una promesa de redención obrera.
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| Cuerda de presos anarquistas en la revuelta minera del LLobregat, siendo Largo Caballero Ministro de Trabajo. (Mundo Gráfico 26/01/1932) |
10.1 Sobre la misericordia judicial y la política práctica
Que fuera absuelto por el Tribunal Supremo por falta de pruebas no limpia la responsabilidad política.
Quizás te interese también: La brutal represión del Gobierno de la II República tras la Revolución de Asturias de 1934.
La política no se juzga solo en tribunales; también se juzga en las consecuencias. Y las consecuencias de octubre de 1934 fueron, sobre todo, el empobrecimiento de la confianza democrática.
11. Conclusión: lecciones de una derrota anunciada
El golpe de Estado de 1934 no nace de un arrebato litúrgico; fue el producto de meses de estrategia, alarmismo y movilización.
El Lennin español fue personaje central en esa tragedia: un mesias obstinado que cambió de marcha cuando perdió el volante ministerial.
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| «Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso». (Mitin de Cádiz, 24/05/1936) |
Lecciones prácticas para los que buscan analogías con nuestro tiempo:
la democracia es un ecosistema frágil que puede ser minado por discursos y acciones dirigidos a la legitimación de la violencia; los líderes que juegan a la ambivalencia entre legalidad y insurrección rara vez la pagan sólo en tribunales.
Y algo más incómodo: la historia raramente se deja encerrar en buenos y malos. A menudo, se parece a la política: sucia, ineficiente y, a veces, claramente evitable.












Tres fueron las intentonas de golpes de estado en la República, Sanjurjo en Sevilla, Sanjurjo, le condenaron y le perdonaron desde Portugal pero Dios le castigo y no le perdonó, luego vino Mola y la organizo Requetes falangistas y el fascismo alemán e italiano consiguieron, pero el chato de Mola la palmo, bien empleado estuvo. Luego eligieron al oportunista Franco, con el voto en contra del general Cabanillas que de sobra le conocía, tampoco lo aprobó su propio padre que dijo: mi Paquillo ""va a gobernar España!! pero so no sabe gobernar ni su propia casa...
ResponderEliminarTres fueron las intentonas de golpes de estado en la República, Sanjurjo en Sevilla, Sanjurjo, le condenaron y le perdonaron desde Portugal pero Dios le castigo y no le perdonó, luego vino Mola y la organizo Requetes falangistas y el fascismo alemán e italiano consiguieron, pero el chato de Mola la palmo, bien empleado estuvo. Luego eligieron al oportunista Franco, con el voto en contra del general Cabanillas que de sobra le conocía, tampoco lo aprobó su propio padre que dijo: mi Paquillo ""va a gobernar España!! pero so no sabe gobernar ni su propia casa...
ResponderEliminarGracias por leerme. He tratado el golpe de Sanjurjo aquí: https://salvoconductosguerracivil.blogspot.com/2019/10/el-golpe-de-estado-del-general-Sanjurjo-de-1932.html
EliminarHe descubierto recientemente y por casualidad su magnifico blog.
ResponderEliminarRespecto al tema que ocupa, está claro la deriva revolucionaria que tomo el PSOE a partir de 1933, y es más que evidente que la entrada de los tres ministros de la CEDA no fue más que una excusa para el golpe de estado de octubre de 1934. Más de 1500 muertos en 26 provincias dejan claro que no se trató de una simple huelga.
Para Largo Caballero la burguesa república no era más que una transición a su ansiada dictadura proletaria, que tenia que imponerse mediante la violencia.
Lo dicho, muy buen trabajo, tengo aún mucho que leer por aquí.
He descubierto recientemente y por casualidad su magnifico blog.
ResponderEliminarRespecto al tema que ocupa, está claro la deriva revolucionaria que tomo el PSOE a partir de 1933, y es más que evidente que la entrada de los tres ministros de la CEDA no fue más que una excusa para el golpe de estado de octubre de 1934. Más de 1500 muertos en 26 provincias dejan claro que no se trató de una simple huelga.
Para Largo Caballero la burguesa república no era más que una transición a su ansiada dictadura proletaria, que tenia que imponerse mediante la violencia.
Lo dicho, muy buen trabajo, tengo aún mucho que leer por aquí.
Un saludo José. Muchas gracias por leerme.
EliminarSon tus opiniones y como los culos todo el mundo tiene uno lo jodido es que piensas con el ...
ResponderEliminarSon tus opiniones y como los culos todo el mundo tiene uno lo jodido es que piensas con el ...
ResponderEliminarTranquilo majete. ¿Por qué no te acercas a la esquina a ver si llueve?
EliminarMuy buena narración .gracias por tu trabajo
ResponderEliminarUn saludo. Gracias por leerme.
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