Las elecciones de 1933
Las elecciones de 1933 se consideran las primeras auténticamente democráticas de la historia de España. Las mujeres pudieron votar por primera vez.
Elecciones de 1933: las primeras elecciones de masas.
La participación fue masiva a pesar de que los anarquistas pregonaron la abstención con amenazas. Votó cerca del 68% del electorado.
La radio empezaba a ser popular. Los transistores desaparecían de los escaparates en manos de ciudadanos que querían escuchar los mítines en directo.
Se utilizó por primera vez el “cinematógrafo”, el mailing, octavillas, carteles de colores y hasta globos aerostáticos para hacer propaganda electoral.
Una cantidad de propaganda desconocida hasta entonces. Todo muy moderno, pero también hubo mucho tópico y polarización (como siempre).
La campaña electoral se saldó con cerca de 30 muertos, si bien son cifras "normales" para la época.
La jornada electoral se celebró sin incidentes.
Comisionados de los partidos servían meriendas a sus afiliados durante la larga espera en la cola (Ahora, 23/11/1933) |
Un mes antes se había formado un Gobierno "de concentración" creado a propósito para organizar los comicios y evitar que ningún partido pudiera usar el Poder en beneficio propio.
Fueron las elecciones más limpias de todas las celebradas hasta esa fecha. No fueron protestadas por nadie y tuvieron que pasar 44 años para que volviera a repetirse un fenómeno semejante.
El vuelco electoral de las elecciones de 1933.
Lo más sorprendente fueron los resultados.
Las elecciones de 1933 cambiaron radicalmente el mapa parlamentario que había dejado las primeras elecciones respublicanas del 31.
¿Motivo?
La debacle electoral de Azaña y los partidos que habían gobernado con él.
La peor parte se la llevaron los partidos que habían florecido con fin de la Monarquía, las caídas fueron más acusadas cuanto más se habían identificado con las políticas marxistas.
Veamos:
El partido Republicano-socialista pasó de los 59 escaños en 1931 a 3 escaños en 1933. Su líder Marcelino Domingo (exministro de Agricultura y padre de la mítica Reforma Agraria) se quedó sin escaño.
Llamativo.
Se supone que Don Marcelino debería haber recibido el voto de millones de campesinos agradecidos.
Pues no te pierdas lo de Azaña: Acción Republicana pasó de 25 a 5 escaños.
Después de dos años ocupando la presidencia del Gobierno, el político republicano más admirado de la actualidad no consiguió sacar ni acta de diputado.
Tuvo que aceptar el hueco que le hizo su amigo Indalecio Prieto en las listas del PSOE por Bilbao. Azaña sabía que no iba a comerse un rosco en Madrid donde solo sacó 46.027 votos.
Para que te hagas una idea: el menos votado de los socialistas (Hernandez Zancajo) sacó 135.671 votos y el menos votado de las derechas (un tal Larramendi) sacó 130.594.
El P.S.O.E. salió reforzado, particularmente en sus zonas tradicionales de implantación. Sin embargo, les perjudicó la ley electoral que ellos mismos habían creado.
Me explico:
Se presentaron en solitario pensando en sacar 30 escaños más que en 1931. Sin embargo, acabaron perdiendo 57 en las circunscripciones donde se presentaron en coalición con Azaña.
Pasaron de 115 a 58 escaños.
E.R.C. perdió 12 escaños en Cataluña y los galleguistas de la O.R.G.A. con Casares Quiroga (exministro de Interior) a la cabeza, perdieron 9 escaños.
De la flamante “conjunción republicano-socialista” que había arrasado en las elecciones de 1931, el único que salvó los muebles fue el Partido Radical de Lerroux que pasó de 90 a 102 escaños.
No obstante, la subida de 12 escaños supo a poco. Se suponía que iban a recoger la mayor parte del voto descontento que finalmente fue a parar a la derecha.
Los radicales representaban el republicanismo histórico. Su líder Alejando Lerroux había sido el político más votado en las primeras elecciones republicanas, pero abandonó pronto la coalición renegando de la excesiva influencia marxista en el Gobierno de Azaña.
Lerroux se había pasado la primera legislatura acusando a Azaña de ser una marioneta en manos de los socialistas.
Sin embargo el tiro le salió por la culata. El pueblo juzgó su actitud incongruente: a pesar de estar en la oposición, los radicales habían apoyado las leyes más controvertidas del primer bienio.
"No queda lugar que no esté cubierto por hojas y carteles electorales" (Ahora, 14/11/1933) |
Elecciones de 1933 y cálculos electorales.
Republicanos y socialistas habían acabado la legislatura como el rosario de la aurora. Les perjudicó presentarse por separado.
Aprobaron una la ley electoral pensada para que los "auténticos sostenedores del Régimen" (o sea, ellos) se perpetuaran en el Poder presentándose juntos a las elecciones.
Se confiaron demasiado. Pensaron que nadie conseguiría sacar el 40% de votos que pusieron como listón para salir diputado en primera vuelta.
Querían medir fuerzas antes de pactar alianzas, esperar a la segunda vuelta para exigir un número de puestos acorde a sus apoyos.
El tiro salió regulero.
No calcularon la avalancha que se les venía encima. Republicanos y socialistas acabaron siendo víctimas de la disparatada ley electoral que habían creado.
La oposición consiguió vencer en primera ronda en 40 de las 60 circunscripciones. De se adjudicaron 377 escaños de un total de 473:
- Las derechas se quedaron con 206 escaños (47% de los votos).
- El centro: 112 escaños con el 20%
- Las izquierdas 59 con el 33%.
En las circunscripciones donde hubo que ir a segunda vuelta, los radicales no se quisieron juntar con la izquierda.
En esta ocasión formaron coaliciones con derechas y republicanos moderados (a diferencia de lo ocurrido en 1931).
Entre todos arramblaron con otros 62 escaños, frente a los 32 que consiguieron los partidos de izquierda.
Estarás pensando que la ley electoral republicana es un lío.
Si no entiendes el tope del 40%, las dos vueltas y el insensato reparto de escaños, te aconsejo que leas mi artículo dedicado a la ley electoral de la II República.
Desde mi punto de vista, la oposición recogió los votos de una ciudadanía que estaba hasta las narices de las “políticas anticlericales y socializantes del Gobierno” (como se decía en aquellos tiempos).
Hay que añadir las distorsiones que generaba la ley electoral.
La complejidad del sistema electoral es la causa de las pequeñas diferencias que se observan entre los recuentos de los distintos historiadores.
Sin embargo, la visión global no cambia: es innegable que sólo un tercio de los votantes respaldaron a los partidos que habían gobernado con Azaña.
La coalición de partidos que ganó las elecciones de 1933 se llamaba Frente de derechas o Frente antimarxista.
Si en 1931 arrasó la coalición "Republicano-socialista" esta vez la victoria rotunda fue para el "Frente de derechas"
Y te preguntarás:
¿Cuál es el motivo de este bandazo electoral?
Teorías sobre la victoria electoral de las derechas en las elecciones de 1933
El lobby historiográfico dominante se empeña en interpretar los resultados de 1933 como una “distorsión" de la voluntad popular.
Veamos:
1) Teoría del voto envenenado por el confesionario.
Esta teoria es un clásico. Básicamente consiste en culpar a las mujeres.
Según esta visión, la inmensa mayoría de nuestras abuelas eran unas meapilas ignorantes que votaban al dictado de las sotanas.
El lobby no quiere aceptar que los españolitos se movilizaron contra unas las leyes sectarias, persecutorias y absurdas que prohibían las procesiones, romerias y exigían solicitar autorización administrativa para realizar entierros católicos.
La ciudad de Sevilla no pudo celebrar su primera Semana Santa republicana hasta después de estas elecciones.
Por no hablar del paro creciente, la crisis económica y los miles de votantos, votantas y votantes molestos con el cierre obligatorio de colegios religiosos. Políticas que amenazaban con dejar a sus hijos sin escuela.
El Alcalde de Munguía es multado por asistir a un acto religioso (La Libertad 3/01/1932) |
2) Teoría del camelo electoral.
Según esta teoría las elecciones de 1931 habían cogido a "las derechas" sumidas en una especie de parálisis y desconcierto.
Esta "apatía" dejó las manos libres al pueblo para dar la victoria rotunda a la coalición de republicanos y socialistas.
En cambio, en 1933 la derecha había espabilado y pudo comprar la voluntad popular con una habilidosa campaña electoral untada con grandes cantidades de dinero.
La "oligarquía explotadora" se cameló al pueblo ignorante para seguir chupándole la sangre.
Vale.
Estas tesis pasan por alto que, a finales de 1933, la mayoría de los caciques se habían convertido en fervientes republicanos adaptándose a la nueva situación.
Los que no habían querido pasar por el aro habían sido sustituídos por elementos afines.
Al fin y al cabo esto es España, en el siglo pasado, pero España.
Por otro lado, la nueva ley electoral promovía las grandes circunscripciones electorales. Esto obligó a practicar un tipo de campaña muy distinta a las anteriores, donde los caciques perdieron influencia.
Fue una campaña electoral dirigida a sectores de población más amplios, con intereses más dispares de lo que venía siendo costumbre.
Se trataba de un nuevo tipo de campaña donde la venta de favores personales era menos eficaz que antaño.
Sea como fuere, el hecho es que un jovencito Gil Robles y su equipo supieron adaptarse mejor al nuevo mapa electoral.
Fue una campaña de gran movilización y participación ciudadana.
Las derechas formaron un "Comité de Enlace" que coordinó a los socios de la coalición con una campaña inovadora y muy bien organizada.
Prensa adicta, asociaciones sociales, incluso ciudadanos particulares cedieron locales, vehículos, y todo tipo de medios, para hacer campaña a favor de las derechas.
La prensa habla de colas para hacer donativos en las sedes de los partidos. Se tuvieron que habilitar números de cuenta con el mismo fin.
Lo curioso es que los conservadores aludían al dinero que movían los socialistas para conseguir aflojar el bolsillo de sus seguidores.
No olvidemos que el P.S.O.E. contaba con los fondos del millón y pico de afiliados de la todopoderosa UGT.
3) Teoría del abstencionismo anarquista.
Esta versión explica la derrota gracias a la abstención de los anarquistas que (supuestamente) restó votos a la izquierda.
¿Problema?
Que pasan por alto el 68% de participación.
Verás.
Es seguro que los anarquistas jamás votarían a la derecha, pero lo que habría que preguntarse es: ¿por qué se quedaron en casa?.
Es un hecho: los anarquistas de 1933 tampoco hubieran votado socialismo y mucho menos a republicanos burgueses, por muy de izquierdas que fueran.
¿Quieres una prueba? Ni siquiera se molestaban en presentar sus propios candidatos.
El anarquismo español soñaba con destruir cualquier forma de organización estatal "opresora", ya fuera monarquía, república y hasta el mismísimo soviet. Para que te hagas una idea: tildaban a los socialistas de "contrarevolucionarios" y "socialfascistas".
Eran los antisistema de aquella época.
Titular de "Solidaridad Obrera" portavoz de la C.N.T. (17/01/1933) |
Poca gente sabe que los socialistas se llevabaron a matar con comunistas y anarquistas durante el primer bieno republicano. La UGT no paró de dar estopa a la CNT, el sindicato rival.
Lo de llevarse a matar es literal, si no me crees, te pongo ejemplos:
- La destrucción a cañonazos de Casa Cornelio en la semana sangrienta sevillana de 1931;
- Las deportaciones de anarquistas a Guinea en 1932 (sin juicio previo) tras la revuelta del Alto Llobregat,
- Los famosos sucesos de Casas Viejas en enero de 1933.
La "bolchevización" de Largo Caballero es posterior: coincidió ¿casualmente? con su salida del Ministerio de Trabajo tras estas elecciones.
El acercamiento del PSOE a comunistas y anarquistas empieza a fraguarse precisamente tras la debacle sufrida en estas elecciones, acabó cristalizando en las de 1936.
El buen rollo entre las organizaciones proletarias fue inexistente durante la primera legislatura de la II República.
El periódico anarquista "La Tierra" denuncia la clausura de las sedes sindicales de la CNT y las deportaciones de sus dirigentes. (1/02/1932) |
* * *
De una forma u otra, todas estas teorías intentan negar un hecho: la sociedad española rechazó unas políticas que hoy nos venden como "progresistas" y "avanzadas" del primer bienio republicano.
Lo cierto es que, en sólo dos años, la República había perdido el prestigio y entusiasmo iniciales.
No quieren reconocer que los españoles rechazaron las bondades de las políticas progresistas de Azaña y sus socios socialistas.
Entonces...
¿Significa que nuestros abuelos se volvieron "fascistas" de la noche a la mañana?
Para nada.
¿Monárquicos quizás?
Tampoco.
Aunque las izquierdas tachaban de "cavernícolas", "monarquizantes" y "fascistas" a todo el que no estuviera con ellos, lo cierto es que la restauración de la monarquía nunca estuvo en el programa del "Frente de derechas".
Colegio del Convento de las Maravillas de Cuatro Caminos (barrio obrero en los años 30) destruido por las llamas. (Ahora. 13/05/1931. Pág. 11) |
Elecciones de 1933: un voto de repulsa.
Las elecciones de 1933 significaron un voto de repulsa a las políticas de los primeros dos años y medio de República.
Si te fijas, conservan un paralelismo con las municipales de 1931.
Más que a favor de la República, las masas apolíticas (hoy diríamos “indecisos”) en 1931 votaron en contra de los errores y excesos de la monarquía de Alfonso XIII.
Hay que tener muy presente que votar al “Frente de Derechas” en 1933 no significaba dar la victoria a una orientación política concreta.
La coalición antimarxista recogió los votos de una protesta.
El pueblo votó contra un Gobierno que había hecho subir el paro a la misma velocidad que la violencia social.
Un Gobierno que no se conformó con un Estado aconfesional y se dedicó a redactar leyes persecutorias contra la Iglesia.
Un gobierno que había sembrado el caos en el sector agrario.
Un Gobierno que no respetaba los derechos recogidos en la propia Constitución Republicana.
Era un voto de negación que no permite saber a favor de qué se votaba. El “Frente de derechas” era un variopinto grupo de partidos con muy poco en común.
Una coalición donde el concepto "derecha" solo era una posición en relación con los demás.
Nótese que el primer titular del periódico "Ahora" tras las elecciones anuncia el triunfo de "las derechas", la prensa no informa de la victoria de un partido político concreto. |
El Frente de Derechas: una coalición coyuntural para ganar las elecciones.
El Frente de Derechas fue una coalición exclusivamente diseñada para ganar las elecciones.
Sus integrantes solo tenían una cosa en común: su oposición al marxismo y la lucha de clases.
Veamos.
Composición del Frente de Derechas:
1) Partido agrario
El Partido Agrario era un variopinto grupo de diputados que tomaron por bandera la defensa de los pequeños y medianos agricultores durante el primer bienio.
Lo formaban antiguos liberales que se habían opuesto a la Dictadura de Primo de Rivera.
En los Agrarios convivían republicanos como Royo Villanova (se hizo popular por su campaña contra del Estatuto de Cataluña), junto a monárquicos recalcitrantes como el Conde de Romanones (único diputado que defendió a Alfonso XIII ante la Comisión de Responsabilidades Políticas en el Parlamento).
2) La C.E.D.A.
Los Agrarios estaban a la izquierda de la C.E.D.A. (Confederación Española de Derechas Autónomas), que a su vez constituían un popurrí de pequeños partidos de ámbito regional y comarcal (el más importante Acción Popular).
Un variopinto grupo de elementos conservadores que había ido enrolado Gil Robles con los auspicios del Vaticano.
Se declaraban democristianos, aceptaban un Estado aconfesional y acataban públicamente la legalidad Republicana, pero les parecía inaceptable la persecución eclesiastica que inspiraba el artículo 26 de la Constitución.
Esto les había empedido jurarla y exigían su inmediata reforma.
3) Renovación Española
Renovación Española estaba más a la derecha de la C.E.D.A. Fruto de una escisión en Acción Popular. Aspiraban a restarurar la monarquía y se negaban a jurar la Constitución republicana.
El partido reunía a monárquicos alfonsinos, antiguos mauristas que se habían prestado a colaborar con la Dictadura de Primo de Rivera.
No se declaraban abiertamente fascistas (espacio que ocupaba la Falange), pero consideraban fracasada la democracia y simpatizaban con fórmulas totalitarias como única vía posible para acabar con la lucha de clases "destructora del orden social".
Su presidente era Antonio Goicoechea, pero su líder natural era Calvo Sotelo, el exministro de Hacienda con Alfonso XII que tuvo que presentarse a las elecciones desde el exilio en París
No le dejaron volver a España hasta cinco meses después de estas elecciones, tras la aministía de 1934.
4) Falange Española
Más a la derecha de Renovación Española estaba la recién nacida Falange (fundada poco antes de estas elecciones).
Su líder, Jose Antonio, era hijo del fallecido Dictador. El único partido que se declaraba abiertamente fascista.
Hitler y Mussolini se habían iniciado en política militado en el socialismo. Sus primeras masas de seguidores provenían del proletariado descontento y excombatiente de la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, los obreros españoles no habían pasado por la experiencia de la I Guerra Mundial. No terminaban de fiarse de la versión "pija" (para entendernos) del fascismo español creado por un grupo de "señoritos".
El falangismo (igual que el comunismo) tuvo poco apoyo electoral durante la República. Ambos partidos se convirtieron en fenómenos de masas durante la guerra.
Menudo cóctel...
Ojo, que no he acabado.
5) Comunión Tradicionalista
También formaba parte de la "Unión de Derechas" la Comunión Tradicionalista.
Eran los descendientes del Carlismo: monárquicos absolutistas que venían apoyando la rama Carlista oponente de la Alfonsina desde principios del XIX.
O sea, más cerrados que el culo de una muñeca.
6) La Lliga Catalana.
Los catalanistas conservadores de toda la vida también se apuntaron al carro.
Durante la monarquía se llamaban "Lliga regionalista" pero cambiaron a “Lliga Catalana”, más acorde con los nuevos tiempos.
Su líder era Francisco Cambó, el último Ministro de Hacienda que tuvo Alfonso XIII.
Republicanos de circunstancias: lo único que les disgustaba del Estatut de Maciá era que no lo habían negociado ellos.
Propaganda electoral en la madrileña fuente de Neptuno. |
* * *
Una coalición electoral de republicanos junto a monárquicos divididos en dos ramas dinásticas, demócratas junto a totalitarios, reaccionarios junto a liberales, centralistas junto con autonomistas... eso sí: todos de derechas.
¿Qué podía salir mal?
Aunque se presentaban unidos, no lo hicieron de forma homogénea: las candidaturas se formaron en función del arraigo que tenía cada uno en sus circunscripciones.
Un lío.
Seguramente estés pensando que, con semejantes compañeros de cama, era difícil llevar un programa político a buen puerto.
Efectivamente, ni falta que hacía.
Veamos el programa de la Coalición:
- Una amplia amnistía política "con la misma generosidad que le fue concedida a los responsables del movimiento revolucionario de 1917" (Se referían a la última amnistía concedida a los líderes del P.S.O.E. por Alfonso XIII)
- Reformar el sentido anticlerical y socializante de la Constitución y demás leyes derivadas.
- Reorganización de la economía. En particular arreglar el caos provocado por la reforma agraria en la agricultura, el sector económico más importante en aquella época.
Este era el programa "de mínimos" que votaron masivamente los españolitos a finales de 1933.
Sin embargo, el "frente único" se había disuelto como un azucarillo en el café antes de que se abrieran las Cortes, y cada uno tiró por su lado.
Lo de siempre:
"prometer y prometer hasta meter, y una vez metido, a olvidarse de lo prometido"
Pero esto lo explico mejor en el capítulo dedicado a Gil-Robles.
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