La guerra civil en el mar (VI). LA GUERRA EN EL MEDITERRANEO EN 1936

Flotilla de destructores republicanos atracados en puerto antes de la guerra

Como hemos visto en capítulos anteriores Capitulo I. Introducción.Capítulo II. "El Convoy de la Victoria"Capítulo V. El Cantábrico 1936, en realidad todas las operaciones al principio de la sublevación se habían dirimido en el Estrecho o en el Cantábrico, salvo la fallida toma de Las Baleares por Bayo. Estas actuaciones venían casi forzadas por la distribución de las bases navales entre ambos bandos y sus diferentes intereses estratégicos.

En el Mediterráneo, la base principal era Cartagena que, aun habiéndose sublevado, fue pronto controlada por tropas llegadas de otras ciudades que la dejaron en manos de la República. Unos 200 oficiales que se rindieron, tras muchas vicisitudes, fueron encerrados en dos pequeños buques, el "Río Sil" y el "España número 3". Ya desde primeros de Agosto y con las excusas de rigor (intento de fuga, venganza por represión o por derrotas militares, etc) se habían ejecutado a la mayoría de oficiales de los buques republicanos mandados por sus comités de a bordo. ¿El motivo?. Sigamos las palabras textuales del comisario político general de la Flota, Bruno Alonso.
"Los jefes sublevados fueron muertos y la venganza de los marineros llegó desgraciadamente a alcanzar a Jefes que no tomaron parte de la sedición, pero que por pertenecer a un cuerpo de raigambre nobiliaria y reaccionaria atraían la desconfianza y el odio de las fuerzas populares."
Entre el 15 de agosto y el 16 de agosto los barcos-prisión zarparon del puerto de Cartagena y los presos fueron asesinados en alta mar. En total se produjeron 52 muertes en el "Río Sil" y 159 en el "España número 3". Otras fuentes barajan la cifra de 214 muertos. Pero la historiografía moderna está de acuerdo en que no se debió a una conspiración de los marinos extremistas (las siempre utilizadas "fuerzas incontroladas"), sino a una orden directa del autotitulado "Jefe del Arsenal ", el maquinista Manuel Gutierrez. Los cuerpos fueron lanzados en alta mar con pesos atados a los pies para impedir su recuperación, muchos de ellos posiblemente aun con vida.

La otra base de importancia era el puerto de Palma de Mallorca, motivo de la desgraciada expedición de Bayo ya narrada en Capítulo III. La "conquista" de Mallorca., que quedó en manos de los sublevados (en teoría, porque Mussolini la utilizaba como quería. Quedaba una pequeña base naval en Mahón, pero solo valía para submarinos y fue muy poco utilizada. A cambio, se intentó hacer del puerto de Málaga un puerto militar secundario pero con poco éxito debido a los frecuentes bombardeos dada su proximidad a la base aérea de Tablada (Sevilla) y su carencia de artillería costera.

Regreso y cambio de estrategia de la Flota Republicana


Ya explicamos al final del anterior Capítulo V que la Batalla Naval del Cabo Espartel, con la derrota de los dos destructores de guardia que bloqueaban el Estrecho y el consiguiente final de dicho bloqueo, cayó como un mazazo sobre las autoridades y sobre las tripulaciones republicanas, así que se decidió la vuelta de la Flota republicana a Cartagena abandonando el Norte a su propia suerte. El pánico llegó al extremo de cruzar el estrecho de noche, y en dos agrupaciones, por miedo a encontrarse con la "Flota" nacional (sólo compuesta por DOS cruceros). Esta idea de superioridad también caló en los mandos nacionales, que se dedicaron activamente a buscar el enfrentamiento con la Flota republicana, muy superior en número. ¿Se habían vuelto locos todos?

Pues no. La razón era la ignorancia total con respecto a las fuerzas del bando enemigo y a la seguridad con respecto a las deficiencias del bando propio. Los republicanos creían que las armadas italianas y alemanas estaban echando una mano a los nacionales y tenían muchos problemas de averías en los buques (pues no habían hecho las faenas habituales de mantenimiento y pequeñas reparaciones a bordo desde que salieron de Cartagena). Los nacionales, a su vez, confiaban en que la falta de mandos republicanos convertía a los buques rivales en prácticamente inútiles (cosa absolutamente exagerada, como luego se comprobó) y en la ayuda de la aviación.

Otra vez de nuevo en Cartagena, el 19 de Octubre de 1936, la Flota republicana se sometió a toda una serie de reparaciones y su estrategia cambió por completo por la llegada de Kutznetsov y la esperada recepción de la ayuda militar soviética. Esta llegaría normalmente en buques que navegarían por las aguas costeras de Libia, Túnez y Argelia, es decir de jurisdicción francesa e italiana, y sólo se arriesgarían a cruzar desde Argelia a los puertos costeros mediterráneos, trayecto relativamente corto en el que sería escoltado por los barcos de guerra republicanos.

Su primera misión, paradójica misión, fue escoltar el 25 de Octubre a los cuatro mercantes rusos cargados con las reservas de oro del Banco de España hasta aguas argelinas, concretamente hasta el Cabo Ténez. A esto se dedicó en adelante toda la flota republicana, con excepción de tres submarinos que fueron dedicados a patrullar la zona del Estrecho con base en Málaga por si había suerte y podían torpedear algún barco. Esta forma de actuar contraviene la teórica primera obligación de una flota de guerra (hundir la flota rival), lo que fue percibido por los nacionales como una increíble pasividad y los hizo "crecerse" de tal forma que incluso pasaban convoyes de Ceuta a Cádiz o Algeciras de día y sin escolta, dedicando sus escasos barcos al control de mercantes extranjeros y a "razzias" por los puertos de Levante.

Cambio de estrategia de la Flota nacional. "¿Cuántos "Canarias" hay?".

Crucero "Canarias" en 1936. Observénse sus 2 torretas delanteras.

Como resultado de la huida del destructor republicano "Gravina", los nacionales tomaron conciencia del tremendo desgaste de los cañones del "Cervera" tras su campaña en solitario en el Norte, bombardeando Gijón y Guipúzcoa como una especie de artillería de tierra improvisada. Eso le impedía fijar bien la puntería en un blanco móvil y además tenía problemas con las calderas, por lo que no podía alcanzar las velocidades del Canarias siendo su compañía mas bien un estorbo para éste. Así pues, tras una primera incursión conjunta, se decidió que el Cervera se reparase poco a poco y se dedicara a controlar la zona alrededor del Estrecho, mientras el Canarias organizaba viajes de ataque y control por toda la retaguardia enemiga.

La interceptación de mercantes con un solo buque por mas poderoso que fuera, y no digamos ya un enfrentamiento directo con otros buques de la flota republicana, era un tema peligroso y necesitaba de unos buenos servicios de inteligencia que entonces ninguno de los dos bandos tenía. Normalmente, el "Canarias" salía a tiro fijo, es decir a causa de un chivatazo de un capitán de un barco o algún miembro de la tripulación de un buque con armamento que simpatizara con los rebeldes y quisiera entregarse a los nacionales dando a éstos rumbo y destino. Pero esto originó tremendos fallos como, por ejemplo, la segunda salida del Canarias. Teóricamente iba a interceptar a un buque que bajaba desde Marsella con armas pero, tras un viaje en silencio desde Ceuta a Rosas (Barcelona), todo quedó en nada porque una huelga portuaria había impedido la salida normal del mercante. Para justificar el viaje, el "Canarias" se acercó al desprevenido puerto de Rosas y hundió un pequeño guardacostas, siguiendo luego su ruta. Esta actuación tan por sorpresa puso en pie de guerra a la Generalitat que temió un desembarco franquista y hasta llamó a filas a los reservistas.

En otro ataque el 8 de Noviembre se acercó a Almería y hizo explotar los depósitos de la Campsa del puerto con los cañones de 120 mm. recien instalados, aunque no disparó contra la población. la noche del 10 al 11 de Noviembre intentó lo mismo con los depósitos del puerto de Barcelona pero, como aquí tuvo que disparar desde mas lejos, parece que falló el blanco. La noche del 11 volvió a Rosas y hundió otro vapor que intentó huir. Luego volvió a puerto porque su almirante no estaba satisfecho con la puntería de los cañones intermedios de 120 mm. y quería ajustar los sistemas de dirección de tiro o sustituirlas por otras nuevas. Así siguió el "Canarias" con sus razzias, que sorprendían a los republicanos dada su velocidad de desplazamiento, y que originaron la exclamación "pero ¿Cuantos "Canarias" hay?


La ayuda italiana y alemana en el mar y el hundimiento del "Cervantes", el "Komsomol" y el "C-3".

Crucero republicano "Miguel de Cervantes", torpedeado por submarino italiano

Durante este periodo, los nacionales alistaron dos vapores como cruceros auxiliares, bien armados, el "Mar Cantábrico" y el "Mar Negro", así como otros siete con armamento de circunstancias, básicamente como apoyo y antisubmarinos, pero estaba claro que solo a base del "Canarias" era imposible controlar de manera eficiente el tráfico en el Mediterráneo procedente de Rusia. Así que se pidió ayuda a Italia y Alemania en forma de submarinos ante la imposibilidad de hacerse con destructores modernos. Los submarinos además tenían la ventaja adicional de que, dada su forma de operar, eran difícilmente identificables y no comprometerían la comedia de la "No Intervención".

Los italianos aceptaron "prestar" varios de sus submarinos temporalmente, con el simple procedimiento de embarcar a bordo un oficial español que sería teóricamente el "capitán" de la nave, con lo cual no se saltaban la neutralidad formal porque estaban mandados por un español. Estos submarinos se denominaron "legionarios". A pesar de su nombre sonoro, ninguno hizo ninguna presa (en esta época los submarinos navegaban sumergidos a unos 3 nudos, mientras un mercante iba a 10 o 12 nudos y cualquier buque de guerra superaba los 20 nudos, así que solo podían esconderse cerca de puertos y torpedear cuando el buque pasara frente a ellos). El único que "cazó" algo, pero fue una gran pieza, fue el "Torricelli", que tras patrullar en superficie desde el Cabo de Gata hacia arriba y conociendo su "capitán" español a fondo la rada de Cartagena, convenció al capitán italiano para que se apostaran sumergidos en la salida de la rada de Cartagena. El 22 de Noviembre se encontraron con el "Jaime I" y el "Cervantes" en la rada y sin protección alguna por lo que decidieron torpedear a ambos (solo tenían 2 torpedos, uno para cada barco), pero al cruzarse un barco inglés que entraba al puerto, los dos torpedos se lanzaron contra el Crucero "Cervantes" que se hubiera hundido sin remisión si no hubiera dado la extraña casualidad de que el segundo torpedo entró por el agujero que había hecho el primero. Aun así estuvo mucho tiempo en reparaciones. Fue un golpe tremendo para la flota republicana pues perdía uno de sus tres cruceros, una embarcación de 7.500 Tm.

También supuso un golpe moral para las labores de escolta de la flota, ya que cada vez mas barcos iban siendo detenidos por la Flota nacional siendo escoltados a Palma de Mallorca, como el "Chubak" y el "Kharkov" rusos. El gran problema para la flota rusa, tanto militar como mercante, es que disponía de muy pocas unidades modernas. Por lo tanto no podían permitirse el lujo de sufrir un goteo constante de pérdidas al mandar a España la ayuda militar contratada y pagada.

Hundimiento del mercante "Komsomol" soviético

La gota que desbordó el vaso fue el hundimiento del "Komsomol", uno de los mejores mercantes soviéticos, el 14 de Diciembre. Ese día lo abordó el "Canarias" porque llevaba tiempo en la "lista negra" de los que ya habían hecho varios viajes de ida y vuelta Alicante-Odessa y eran "apuntados" por los servicios de espionaje cuando cruzaban el Bósforo. Ante la imposiblidad de reconocer su carga al ser de noche, se le ordenó a la tripulación abandonar el buque y, una vez a salvo, el Jefe de la Flota, Francisco Moreno, embarcado en el "Canarias", dió la orden de hundirlo, contra el criterio del Comandante del "Canarias", Capitán de Navío Bastarreche. Esta aclaración intenta explicar lo difícil que es tomar este tipo de decisiones en una navío aislado, en medio del mar y sin comunicaciones para no alertar al enemigo. De ahí el dicho "Donde hay patrón, no manda marinero". Al intentarlo hundir se produjo un tremendo incendio debido a la carga, lo que atrajo a muchos barcos e hizo el hundimiento muy popular, llegando la propaganda republicana a afirmar que se había hundido con la tripulación. A partir de entonces, los rusos decidieron que sus barcos ya no llegarían directamente a los puertos españoles sino que iban a dejar su carga en Marsella o en Le Havre desde donde por tierra o en otros buques, pero ya por cuenta de los republicanos, se llevaría a España. Esto supuso un tremendo entorpecimiento en la recepción de suministros por la absoluta dependencia de la actitud de las autoridades francesas con respecto a la República y un enorme gasto adicional, no solo por los medios de transporte, sino por los sobornos para que autoridades francesas de cualquier tipo miraran hacia otro lado.

Otro duro golpe para los republicanos fue el hundimiento del submarino C-3, uno de los submarinos mas modernos, que estaba destinado en Málaga teóricamente intentando controlar el paso del "Canarias" por el estrecho para torpedearlo. Misteriosamente, cuando patrullaba en superficie a unas 5 millas de Málaga (era la forma tradicional de evitar los frecuentes bombardeos sobre el puerto de Málaga), se produjo una tremenda explosión en la parte delantera que hundió tan rápidamente el submarino que solo se salvaron cuatro tripulantes de 44. Durante mucho tiempo no se supo el motivo y las tripulaciones de submarinos desconfiaron de la calidad de los torpedos. Hoy, tras estudiar los archivos alemanes de la II Guerra Mundial, se sabe que fue torpedeado por el U-34 "Poseidón", uno de los dos submarinos alemanes a los que las autoridades nazis encargaron "echar una mano" a los nacionales en la vigilancia del estrecho. Esta operación conjunta se denominó "Ursula".

Y así terminó el año maldito de 1936, con optimismo por parte del bando nacional que veía incrementarse su Flota con el "Baleares", gemelo del "Canarias" y pesimismo del bando republicano que había sufrido toda una serie de bajas. Pero los avatares de la guerra marina no habían acabado ni mucho menos para los dos bandos.

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