(Miguel de Unamuno. Conferencia en el Ateneo madrileño. 28/11/1932)
La Ley de Defensa de la República
Los sucesos de Casas Viejas.
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El periodista Julio Lomano exhibe un cráneo calcinado ante la opinión pública.Los sucesos de Casas Viejas |
Cuenta la nieta de "el libertario” que cuando se cruzó con Azaña por las calles de Mountauban en el exilio, el político exclamó:
“Los muertos de Casas Viejas me persiguen.”
Azaña había perdido la cabeza y no era para menos: vivía en el hotel Du Midí, bajo protección diplomática Mexicana y estrechamente vigilado por la Gestapo.
Lo último que esperaba el ex-Presidente de la II República era encontrarse en el exilio con una víctima de la matanza de Casas Viejas.
Consecuencias del Golpe de Sanjurjo
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El general Sanjurjo y sus cómplices en el banquillo. Los acusados de la intentona monárquica ante sus juzgadores. (Ahora, 25/08/1932, portada) |
—Esto ha terminado señores.
Era la tarde del 26 de agosto de 1932. Don Manuel Azaña comunicaba a los periodistas que el general Sanjurjo acababa de ingresar en el penal de Dueso.
Hechos posteriores al golpe del general Sanjurjo
En este capítulo vamos a contar la crónica política de los días que siguieron a la Sanjurjada
Los sucesos de Castilblanco
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En el cementerio de Castilblanco, a pleno sol, se hace la autopsia de las víctimas (Mundo Gráfico 5/01/1932) |
Los sucesos de Castilblanco
Los sucesos de Castilblanco y los de Arnedo están conectados. Se produjeron el 31 de diciembre de 1931 y el 5 de enero de 1932.
Estos sucesos convulsionaron la sociedad española y —pienso— son un buen exponente del clima de epilepsia y polaridad social que se extendió por España tras la proclamación de la II República.
Verás.
El 'Bienio Progresista': Cuando el Socialismo Oportunista Cabreó al Pueblo (y Perdió las Elecciones)
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Manifestación del 1º de Mayo en Madrid (1931) |
El proletariado como instrumento político: cómo Azaña y Largo Caballero dividieron al obrero español (1931-1933)
Existe una visión casi romántica del llamado Bienio Progresista de la II República. Es esa historia edulcorada que convierte a Manuel Azaña en el héroe que traería modernidad, progreso y quizá una iluminación colectiva.
Pero la realidad es que, en cuanto la gente tuvo ocasión de votar en las elecciones de 1933, el Gobierno progresista recibió tal varapalo electoral que ni las fanfarrias republicanas pudieron tapar el ruido de la caída.