Un salvoconducto del Generalísimo: circular sin fecha de caducidad en la España de 1937
Un salvoconducto del Generalísimo: circular sin fecha de caducidad en la España de 1937
En plena Guerra Civil, mientras medio país necesitaba permisos para casi todo, algunos papeles ofrecían justo lo contrario: libertad absoluta de movimientos. Sin límite temporal, sin preguntas incómodas y con respaldo del escalón más alto del bando sublevado.
Un permiso para moverse sin fecha de caducidad
El documento fue expedido por el Cuartel General del Generalísimo, sede del Estado Mayor del general Franco, nombrado “Generalísimo” y proclamado Jefe Supremo de la zona controlada por los sublevados apenas dos meses después del golpe de Estado.
El salvoconducto concedía a su beneficiaria el derecho a “circular por el territorio ocupado por el ejército nacional”. Y aquí conviene detenerse: no se trata de un permiso puntual, ni condicionado, ni sujeto a revisión periódica. El documento no establece ninguna limitación temporal.
Dicho de otro modo: una autorización abierta, válida mientras durase la guerra o mientras nadie se atreviese a discutirla.
"debiendo darle toda clase de facilidades y prestarle a la vez los auxilios que pudiera necesitar."
La fórmula no deja margen a interpretaciones creativas. No se pide colaboración. Se ordena. Y se ordena desde el centro mismo del poder militar sublevado.
Quién podía permitirse un salvoconducto así
La beneficiaria era una mujer perteneciente a la aristocracia barcelonesa, habitual de la sección Vida de Sociedad del diario La Vanguardia. No era una figura anónima ni una desconocida atrapada por las circunstancias.
En tiempos de controles, salvoconductos provisionales y permisos con letra pequeña, este tipo de documento marca una diferencia clara entre quienes necesitaban justificarse y quienes eran, directamente, incuestionables.
El detalle incómodo: un escudo que no encaja
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| El salvoconducto aparece estampado con el escudo constitucional republicano. |
El salvoconducto aparece estampado con el escudo constitucional republicano. No es un error tipográfico ni una rareza aislada, sino una muestra más de cómo, durante los primeros meses del conflicto, la iconografía oficial sobrevivía incluso en documentos emitidos por el bando que decía combatirla.
La guerra avanza más rápido que los sellos.
El Cuartel General del Generalísimo
El Cuartel General del Generalísimo albergaba el Estado Mayor de Franco como Jefe Supremo de las Fuerzas sublevadas. Constituido durante la Guerra Civil, tuvo su primera sede en Salamanca y posteriormente en Burgos.
Integraba mandos tácticos y logísticos, y disponía de un puesto de mando móvil, conocido con el nombre en clave de “Terminus”, preparado para largos y complejos desplazamientos al frente.
Desde allí operaba también el servicio de inteligencia (SIMP), encargado de espionaje, contraespionaje y orden público. Recogía información procedente tanto de las unidades en combate como de los movimientos de los ejércitos nacional y republicano.



