—¿Crisis? ¿Qué más crisis que la de un país que se considera monárquico, y a las 24 horas queda republicano?
Gobierno Aznar, 13 de abril de 1931
1. El adiós sin honores: Alfonso XIII rumbo al exilio
En la madrugada del 16 de abril de 1931, Alfonso XIII bajaba la escalerilla del buque Príncipe Alfonso en el puerto de Marsella. Sin banda de música, sin bandera real, sin más escolta que el desaire. Tuvo que esperar un taxi como cualquier hijo de vecino.
Durante la travesía, el pabellón del buque fue remendado con una franja morada y el barco rebautizado como Libertad. Detalle poético: el símbolo de la monarquía salía de España convertido en emblema republicano. Alfonso XIII jamás volvería a pisar suelo español.
2. Una monarquía muerta sin disparar un tiro
¿Quién derribó la monarquía? ¿Un levantamiento popular? ¿Un partido político? ¿Una revolución violenta?
Nada de eso. Fue la carcoma del propio sistema, la cobardía de unos cuantos y el oportunismo de la casta política.
España cambió de régimen tras unas elecciones municipales. Sí, municipales. El derrumbe fue tan limpio y teatral como una función con final anunciado.
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| Marineros rodean el automóvil en que D. Alfonso de Borbón realizó el viaje de Madrid a Cartagena. (Ahora. 17/04/1931, pag 14) |
3. De la dictadura blanda al vacío de poder
Tras la dimisión del dictador Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó salvar los muebles. Puso al frente del país a Berenguer, un general con fama de liberal que había tenido sus más y sus menos con el dictador.
Berenguer formó un Gobierno de monárquicos sin compromiso: ni con la dictadura, ni con el desgobierno que la causó. Su mandato debía restaurar la Constitución. Amnistía, libertades, prensa libre, vuelta de exiliados... Todo en orden.
Había buena voluntad en la “dictablanda de Berenguer". Pero ya era tarde. No bastaba decir que la Constitución había resucitado para solucionar problemas viejos.
No se lo perdonaron los que habían perdido sus poltronas con la llegada la dictadura, mucho menos los que habían acabado en el exilio. La casta se declaraba republicana de toda la vida, aunque hubieran ocupado toda suerte de cargos en la monarquía.
Incluso los que habían colaborado con la dictadura le reprochaban haberla aceptado. Es el caso de los socialistas: colaboraron estrechamente con el dictador en política social y laboral, lo que les permitió mantener pujantes sus organizaciones sindicales. No podían decir lo mismo los anarquistas.
Retornaron los terroristas huidos y se reorganizó la C.N.T. No tardaron en volver las huelgas "revolucionarias" y la violencia social que había motivado el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera.
La monarquía, tocada por sus contradicciones, se quedó sin defensores visibles. Todos se pasaban al bando contrario, no por principios, sino por cálculo.
4. La revolución de Jaca y los farsantes heroicos
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| Portada de La Nación 13/12/1930 |
La intentona militar de Jaca (dic. 1930) fue un sainete trágico. Fermín Galán y García Hernández se sublevaron, anunciaron la República a balazo limpio.
Berenguer tenía orden real de pastelear con los republicanos, pero cuando vio que le montaban una cuartelazo, decidió que para eso ya estaba él y lo atajó con contundencia. Los protagonistas fueron fusilados sin mucho trámite.
Otros como Queipo de Llano y Ramón Franco (te sonarán los apellidos) huyeron volando a Lisboa. Elegancia no les faltaba.
El verdadero instigador del golpe de Estado era el autodenominado "comité revolucionario".
Una parte de sus integrantes: Alcalá Zamora, Maura, Álvaro de Albornoz y Casares Quiroga fueron detenidos y acabaron en la cárcel Modelo de Madrid.
Para que te hagas una idea del ambiente político del momento: Largo Caballero y Fernández de los Ríos se presentaron voluntariamente en comisaría "por solidaridad con los compañeros", celosos de que sus camaradas acapararan todo el protagonismo político.
Otros se escondieron —muy mal— mientras el general Mola, Director General de Seguridad, hacía equilibrios entre las órdenes recibidas y su conocimiento del teatrillo.
No detuvo a Azaña, ni a Lerroux, ni a Martínez Barrio. Y sí, sabían perfectamente dónde estaban. Indalecio Prieto, experto en escapismo, cruzó la frontera francesa disfrazado de fraile. No era la primera vez... ni sería la última.
Si Mola no enchironó a los que permanecían escondidos es porque tenía órdenes de arriba en contrario. Solo salieron cuando se les ofrecieron ministerios.
5. El comité revolucionario: de la Modelo al Consejo de Ministros
El Gobierno permitía multitudinarias manifestaciones de adhesión a las puertas de la cárcel. Mientras los detenidos acusaban a la monarquía de represiva y sanguinaria, recibían visitas en la cárcel y publicaban toda clase de notas de prensa y manifiestos.
La farsa continuó con el juicio. Al entrar en la sala, abogados y público se pusieron en pie, "flores a las señoras esposas e hijas de los acusados", y hasta "una merienda dispuesta por el Colegio de Abogados".
La sentencia fue una caricia: seis meses por el atenuante de "obcecación disculpable". Estuvieron en prisión menos de un mes.
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| El Heraldo de Madrid resalta la "actitud gallarda" de los rebeldes. (20/03/1931) |
Roberto Castrovido lo resumió en su titular: “El gran mitin republicano de las Salesas”. Si no fuera porque hablamos del Tribunal Supremo, podría parecer una comparsa de carnaval. Pero no lo era. Era la caída del régimen, con toga y batuta.
6. Cuando nadie quiere ser capitán del Titanic
Berenguer dimitió. Nadie quería formar gobierno. El Rey llamó a Sánchez Guerra, un expresidente del Gobierno que ahora se definía monárquico pero no alfonsino (vaya crack).
Este genio acudió a la cárcel y ofreció a los conspiradores cambiar las celdas por poltronas en los Ministerios. Le dijeron que no, que gracias, que veían la fruta madura y querían todo el Poder para ellos.
Se autoproclamaron "gobierno provisional" e invitaron a incorporarse a la "revolución" a los barones que aún permanecían indecisos.
A partir de ahí, fue un sálvese quien pueda. Alcalá Zamora (exministro de su majestad) prometió inmunidad a la casta si colaboraban. Y lo creyó hasta el último banquero.
Todos desertaron.
La cosa no podía estar peor. Alfonso XIII tuvo que recurrir a Aznar, un almirante que nunca se había metido en política, pero al que repentinamente descubrió madera de líder. Era eso o poner a la reina.
7. Elecciones municipales: el error táctico que lo cambió todo
Entretanto, y para ir dando gusto a las impaciencias democráticas del personal, el Gobierno convocó unas elecciones municipales. Se restablecieron las libertades interrumpidas desde lo de Jaca, y se levantó de nuevo la censura.
Excepto los que permanecían escondidos, el comité revolucionario figuraba en las candidaturas por Madrid de la "Conjunción Republicano-Socialista".
El 5 de abril se eligen concejales en primera vuelta sin demasiado interés. Ganan los monárquicos gracias al famoso artículo 29 de la Ley Electoral que evitaba urnas en pueblos con candidatura única. Caciquismo en vena.
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| Franciscanos votando en su colegio electoral. (Ahora 14/04/1931. Pág 11) |
El 12 de abril llegó la segunda vuelta. El cómputo global dio un resultado contundente: 22.150 concejales monárquicos contra 5.875 republicanos.
¿Cómo pudo interpretarse un rechazo a la Monarquía el resultado de unas elecciones municipales que además no fueron adversas?
En la España profunda estaba claro. Los caciques controlaban el voto. Pero ya nadie reconocía la representatividad de estas candidaturas, y en las ciudades la coalición republicano-socialista barrió.
El golpe definitivo a la Monarquía se lo dieron las clases medias hartas de un Régimen corrupto que no había conseguido traer el progreso al país. Hasta en el distrito de Palacio, donde vivían los funcionarios palatinos, arrasaron las candidaturas republicanas.
El Gobierno, en un arranque de pánico o sinceridad suicida, declaró que España se había despertado republicana. Se auto declaró vencido. Punto.
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| Momento en el que el Presidente del Gobierno comunica a los periodistas que España se ha "despertado" republicana. (Ahora 15/04/1931. Pág 12) |
8. La monarquía acabada: el Rey en la cama, su dentista con malas noticias
El 13 de abril por la mañana, el conde de Romanones mandó un mensaje al Rey a través de su dentista, Florestán Aguilar. Literal. El Rey, todavía en la cama, se enteró por su odontólogo de que la monarquía estaba acabada. Le recomendaron salir pitando de España. Por seguridad, claro.
El propio Gobierno dio la monarquía por finiquitada. Por la tarde todos dimitieron. Por la noche, los rotativos ya tenían los titulares impresos anunciando la salida del Rey. A Alfonso XIII lo abandonaron como se abandona un chiste cuando ya nadie se ríe.
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| El Lunes por la noche los rotativos ya tenían impreso el titular anunciando la marcha del Rey el día siguiente. (Ahora, 14/04/1931, Portada) |
República en diferido: cada uno proclamó la suya
Barcelona fue un poema. Companys se autoproclamó alcalde. Macià se autoproclamó President. ¿De qué? De la nueva República Catalana, por supuesto. Porque si hay algo constante en el nacionalismo catalán, es que no pierde oportunidad de hacerse notar. Ni entonces ni ahora.
Sanjurjo, la Guardia Civil y la neutralidad decisiva
El general Sanjurjo se negó a reprimir las manifestaciones. Dijo que su función era mantener el orden, no defender tronos tambaleantes. Su decisión evitó una guerra civil anticipada. Se lo agradecieron con el olvido. Como a Mola.
Esa misma noche, Alfonso XIII salió rumbo a Cartagena. La reina y sus hijos fueron obligados a tomar el tren desde El Escorial para evitar muestras públicas de afecto. Fin de la monarquía. Sin disparos. Sin plebiscito. Sin gloria.
9. Catarsis colectiva, República esperada
El 14 de abril, España vivió una catarsis: una mezcla de alivio, ilusión y alegría colectiva. Como cuando crees que todo cambiará porque cambias de gobierno. El pueblo confió. Desde el proletariado hasta buena parte del clero y la aristocracia. Todos compraron el relato.
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| Emocionante momento en que se iza la bandera tricolor en el balcón principal del Ministerio de Gobernación en la Puerta del Sol de Madrid. (Ahora 15/04/1931. Pág. 16) |
Prometieron paz, progreso y orden. Pero... ¿Supuso la llegada de la República un cambio en la honestidad de las costumbres políticas?
Lo vemos en los siguientes capítulos de esta Crónica Política de la II República.










Excelente,
ResponderEliminarLa mejor síntesis que he leído.
Tal vez me falte la influencia de Ortega en las clases medias y altas para que apoyaran el republicanismo.
Excelente,
ResponderEliminarLa mejor síntesis que he leído.
Tal vez me falte la influencia de Ortega en las clases medias y altas para que apoyaran el republicanismo.
Hola,
ResponderEliminaren realidad si que he mencionado a Ortega,
solo que de pasada,
quizás te ha pasado desapercibido porque he traducido del latín su artículo más famoso de aquella época: "Delenda est Monarchia"
(Está incluido un link al artículo original.)
Muchas gracias por tu amble comentario,
sin duda que Ortega ayudó a crear ambiente.
Hola,
ResponderEliminaren realidad si que he mencionado a Ortega,
solo que de pasada,
quizás te ha pasado desapercibido porque he traducido del latín su artículo más famoso de aquella época: "Delenda est Monarchia"
(Está incluido un link al artículo original.)
Muchas gracias por tu amble comentario,
sin duda que Ortega ayudó a crear ambiente.
Fantástico resumen. Y me encanta el tono burlón.
ResponderEliminarFantástico resumen. Y me encanta el tono burlón.
ResponderEliminarMuchas gracias por leerlo.
ResponderEliminarMuchas gracias por leerlo.
ResponderEliminarBuen repaso. Faltó la historia de la crisis económica y de la violencia social del s.XX (represión antisindical, la guerra en África,etc) Gracias
ResponderEliminarBuen repaso. Faltó la historia de la crisis económica y de la violencia social del s.XX (represión antisindical, la guerra en África,etc) Gracias
ResponderEliminarSon cerca de 4.000 palabras, imposible abarcarlo todo. Muchas gracias por leerlo.
Eliminarmuy bien explicado,nunca se voto una republica y el pueblo lo que queria era una mejora en su vida,le dsba igual si era la republica o monarquia quien se la proporcionara
ResponderEliminarmuy bien explicado,nunca se voto una republica y el pueblo lo que queria era una mejora en su vida,le dsba igual si era la republica o monarquia quien se la proporcionara
ResponderEliminarSabes si se pueden adquirir las memorias del general Mola en alguna librería?
ResponderEliminarSabes si se pueden adquirir las memorias del general Mola en alguna librería?
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