No pensaba incluir el suceso de los caramelos envenenados en la serie sobre "la primavera trágica del 36."
El plan inicial era pasar del entierro de Anastasio de los Reyes al asesinato del Teniente Castillo, y acabar con la guinda del pastel: el asesinato de Calvo Sotelo.
No obstante, me he decidido a incluir el asunto de los caramelos porque lo considero una muestra palmaria del grado de epilepsia que padecía la sociedad española mes y medio antes de que se abriera la veda.
El suceso de los caramelos envenenados del 4 mayo 1936, tiene un asombroso parecido con un episodio anticlerical ocurrido en la epidemia de cólera de 1834. En aquella ocasión se propagó por Madrid el rumor de que unos frailes estaban envenenando las fuentes públicas y el bulo se saldó con la matanza de 73 religiosos.
Sin embargo, si buscas en la hemeroteca, te va a costar encontrar el suceso de los caramelos envenenados.
El 1º de mayo de 1936 cayó en viernes. Me parecía un fecha propicia para el desarrollo de incidentes violentos. Sin embargo, la prensa informa que la fiesta del obrero se celebró en paz y tranquilidad. De lo que ocurrió durante el fin de semana, ni mu.
La censura gubernamental intentó que los hechos trascendieran lo menos posible entre la opinión pública.
De hecho, la noticia está tan escondida que la encontré por pura casualidad.
Verás.
Un rumor falso y criminal causa graves incidentes
Trasteando en la hemeroteca, me encontré con el "El Nervión". Un periódico bilbaíno que dio la primicia de unos hechos ocurridos en Madrid entre el domingo y el lunes.
Ahora, ABC y El socialista, los periódicos que vengo consultando para los capítulos de "la primavera trágica del 36", no salían a la calle los lunes. Por tanto, no se hacen eco hasta el día 5, y lo hacen con la información capada:
Se limitan a publicar a unas declaraciones del Ministro de Interior a cerca de un "rumor-bulo lanzado con muy mala intención" prometiendo enchironar "tanto al que lo lance como el que lo propague."
Pero, del hecho en sí, ni mu.
Nada.
Nothing.
El Estado de Alarma permanecía vigente desde las elecciones de febrero.
¿y?
Que el Gobierno estaba facultado para cubrir con el velo de la censura lo que le saliera de la higa.
Me puso sobre la pista del "Nervión" una crónica parlamentaria que publicó el periódico "Ahora" del 7 de mayo (cuatro días después de los hechos).
El diputado Gamazo (Renovación Española) interpelaba al Gobierno por "unos sucesos acaecidos en Madrid el último domingo"
¿Qué sucesos?
El diputado pedía explicaciones por los "incendios ocurridos en algunos conventos e iglesias el pasado lunes y los robos de gasolina utilizada para propagarlos".
¿Gasolina? ¿Incendios?
Me había estudiado de cabo a rabo la prensa madrileña y no había encontrado absolutamente nada.
El diputado Gamazo aseguraba que estaba al tanto de lo ocurrido gracias a un periódico de Bilbao que... ojo al dato: "que por lo visto se publica sin censura".
¿Comorr?
Tuve suerte: busqué el "Nervión" y resulta que está digitalizado en la Biblioteca Nacional de España.
Esto fue lo que contó a sus lectores el lunes 4 de mayo de 1936 (Página 3):
Alteración del orden público en Cuatro Caminos
"Hoy se han reproducido graves sucesos en la barriada de Cuatro Caminos, habiéndose incendiado una iglesia, el edificio de los Salesianos, Escuelas Católicas y una capilla. Gran número de heridos"
(Entrecomillado y cursiva: "frases textuales" sacadas de la noticia).
Cuenta El Nervión que a última hora del domingo comenzó a vivirse un "ambiente de excitación" en Cuatro Caminos. En 1936, Cuatro Caminos era un suburbio en el extraradio madrileño, rodeado de descampados y habitado por clase obrera.
Resulta que el ánimo del vecindario estaba soliviantado por un rumor que se extendía desde el primero de mayo.
Glorieta de Cuatro Caminos - Años 30 |
Corría de boca en boca que "elementos fascistas y damas catequistas" se dedicaban a "repartir caramelos y otras golosinas con fuertes dosis de tóxicos" a hijos de obreros.
Lo flipas.
Según los rumores, cinco niños habían muerto en la Casa de Socorro de Cuatro Caminos.
El caso es que la angustia llegó a tal extremo, que una formidable manifestación popular "en actitud levantisca" inundó la barriada con "gritos y mueras", y se plantaron delante de la Casa de Socorro dispuestos a impartir justicia.
Interviene el gestor municipal don Wenceslao Carrillo
El marrón le cayó al "gestor municipal don Wenceslao Carrillo", a la sazón concejal de Sanidad del Ayuntamiento y diputado socialista por Córdoba (pluriempleo: ya tu sabes).
Don Wenceslao era el padre de Santiago Carrillo. Su vástago alcanzó en 1956 la Secretaría General del Partido Comunista Español. Bajo su dirección, el P.C.E. se convirtió en la organización más beligerante contra el Franquismo. Sin embargo, en 1933, Wenceslao era un insigne político socialista y Santiago un mozalbete encuadrado en las juventudes del partido de papá.
Corto, que me enrollo.
Carrillo-padre se trasladó inmediatamente al lugar de los hechos para tratar de convencer a los energúmenos de que se trataba de un burdo rumor.
El "gestor municipal" explicó a los manifestantes que todo aquello era una chorrada, y les pidió que volvieran tranquilos a casa porque no había motivo de preocupación.
Lo cierto es que no había niños muertos, ni gaitas, ni Cristo que lo fundó. Sin embargo, los manifestantes no se fiaban del ilustre político.
Lo digo porque Don Wenceslao se vio obligado a nombrar sobre la marcha una "Comisión de manifestantes" para inspeccionar el "benéfico Establecimiento" y comprobaran con sus propios ojos si había niños muertos, hospitalizados, o qué...
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La antigua Casa de Socorro de Cuatro Caminos actualmente es un "punto de atención a la ciudadanía." |
Cuenta El Nervión que la "Comisión de manifestantes" llegó hasta el mismísimo despacho del gerente donde "les fueron presentados los libros de entradas y salidas de heridos o enfermos".
Los registros demostraban que no habían ingresado personas intoxicadas, "ni tan siquiera con síntomas de intoxicación".
Vale.
No sirvió de nada.
La cosa se pone fea en Cuatro Caminos
Uno de los "individuos que entraron con Wenceslao Carrillo" se puso a explicar el resultado de las pesquisas ... cuando la charla quedó interrumpida por unos disparos y alguien gritó que los tiros procedían de un edificio fronterizo con la Casa de Socorro: la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.
Dicho y hecho.
Los de save de children "dirigiéndose a los surtidores de gasolina próximos, se apoderaron de una buena cantidad de este líquido inflamable y rociaron las puertas del templo, prendiéndolas fuego."
Llegados a este punto, el periódico cuenta (en un alarde de normalidad democrática) que la puerta de la iglesia, "al igual que la mayoría de los templos restantes de Madrid" había sido reforzada con "gruesa chapa metálica" para que las llamas no prendieran en caso de "incendios por motín".
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Dos meses antes, había ardido la iglesia de San Luis, a las 19:00, en la calle Montera, a tiro de piedra de la Puerta del Sol, y ante la mirada impasible de la policía. (La Época 14/03/1936) |
Desde las elecciones de febrero 1936, no había manifestación que no acabara con alguna iglesia chamuscada. Estoy convencido que reforzar las puertas era una exigencia de las casas de seguros. Supongo que las primas estarían como Dios: por las nubes.
Sigamos... que me enrollo.
Apaleamiento de una mujer con pinta de catequista
Los exaltados impedían la actuación de los bomberos hasta que el despliegue de "unos quinientos guardias de Asalto" consiguió asegurar la zona.
Por desgracia, no se pudo evitar que una señora con pinta de catequista recibiera una "formidable paliza". El Nervión informa que los guardias consiguieron finalmente ponerla a salvo de las "iras populares".
Según anochecía, se fueron calmando los ánimos. A los violentos les entró la soñera y se fueron a apolillar a sus casas.
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Aspecto actual de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, fue reconstruida con donativos de los fieles. |
Nuevos incendios y apaleamientos en Nuestra Señora de los Ángeles
El sueño reparador no tuvo el efecto balsámico deseado y el ánimo del vecindario seguía transtornado al día siguiente.
Cuenta el periódico que "la excitación en aquella barriada fue igual que anoche y quizás agravada".
Los párrocos de Nuestra Señora de los Ángeles abrieron la Iglesia temprano para "reanudar el culto" (con dos cojon3s). Pero se encontraron con que los energúmenos empezaron a rodear del edificio.
Oh!
Un protector de la infancia proletaria empezó a gritar que había que quemar el templo, y "sin que se sepa cómo" volvió a salir humo de las puertas de la Iglesia.
Los fieles huyeron por la puerta trasera, con tan mala fortuna que "allí les esperaban otros grupos armados de palos y piedras" repartiendo leña "especialmente a las señoras".
Los curas "apresuradamente cambiaron la ropa de oficiar por las de paisano" y salieron por patas junto con sus fieles.
Tuvieron suerte: iban a darles alcance, cuando apareció por Santa Engracia una furgoneta que recogió a "los infelices", "salvándoles del linchamiento".
Oh my...!
El periódico informa que los policías prometieron a la chusma "que los trasladarían a la cárcel".
No se como lo ves tú, pero mal vamos si la policía tiene que prometer encarcelar a ciudadanos inocentes para calmar a una panda de pirómanos. No me parece un síntoma de normalidad democrática.
Y mientras unos perseguían curas y catequistas, otros "tras diversos intentos" consiguieron incendiar la iglesia. A las 13:30 las llamas se habían apoderado del edificio.
Oh my God!!
Los responsables del bulo
La Caballo, El Miseria y La Platanera.
Cuenta el "Nervión" que la policía investigó "el falso rumor de las intoxicaciones". Fruto de las pesquisas, detuvo a un hombre y dos mujeres que lo "propalaban especialmente".
Los detenidos eran Julia "la Caballo", Antonio "el Miseria" y Palmira "la Platanera".
Los tres personajes recorrían Cuatro Caminos buscando a un supuesto hijo, cosa extraña porque vivían en Ventas. Aseguraban que la criatura se había escapado de un colegio de monjas porque les obligaban a tomar caramelos envenenados para acabar con la "simiente izquierdista".
Lo flipas.
Estos detalles no los da el Nervión, los he sacado de "El Bulo de los caramelos envenenados", un libro escrito 17 años después, obra de la ex-socialista Regina Garcia García.
"Julia se mesaba los cabellos desesperadamente y gritaba sin cesar: ¡Asesinos! ¡Asesinos!… ¡Mi hijo!… ¡Ay, mi hijo!. Antonio y Palmira intentaban, en vano, calmarla. Se arremolinó la gente; salieron de sus tabucos las comadres, e inquirieron la causa de la desesperación de aquella mujer, a la que nadie conocía."
Regina García fue Jefa de Prensa y Propaganda en el Madrid "rojo". Una vez acabada la guerra, renegó del marxismo y responsabilizó del bulo a los comunistas.
Vete tu a saber... No me fío de una renegada que se hace amiguita de los franquistas al acabar la guerra.
No obstante, todavía me resulta menos fiable la versión de El Socialista del 5 de Mayo. El periódico oficial del PSOE acusa a la derecha de desatar "la cólera popular" con el único fin de desacreditar al Frente Popular.
¿Comorr?
Cuenta "El Socialista":
"Se hace indispensable acogotar al rumor y a quien lo propala. Pero quizá al mismo tiempo es importe encauzar la cólera popular, ya que pudiera suceder que quienes la estimulan fuesen los mismos que la necesitan para sus planes.
La sospecha está lejos de ser disparatada. La reacción del pueblo madrileño ante el infundio de los caramelos envenenados no corresponde a su educación política. Es una reacción anacrónica, como es anacrónica la especie de que se han servido sus adversarios."
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Según "El Socialista" todo es una "maniobra discurrida para desacreditar al Frente Popular". |
Resumiendo: según "El Socialista", los linchamientos de catequistas son una maniobra "fascista" para provocar una "reacción anacrónica" en el pueblo.
Ca-ga-te-lo-ri-to.
Pues no te lo pierdas, todavía resulta más flipante la contestación del Ministro del Interior al diputado Gamazo en el Parlamento.
Como el 1º de Mayo no hubo incidentes, "no os atrevisteis a ello", los provocásteis dos días después con el método "mucho más sinuoso, más jesuítico, de los caramelitos envenenados".
El Ministro afirmó sin despeinarse que los causantes de incendios y linchamientos eran derechistas disfrazados de come-curas.
Te dejo los links con las dos formas de cubrir la misma noticia:
- "Lo que ayer dijeron en las Cortes los señores conde de Gamazo y Calvo Sotelo" El Nervión 07/mayo.
- "El Señor Casares Quiroga, en un brioso discurso, denuncia los preparativos criminales de las derechas" El Socialista 07/mayo.
Fueran marxistas, fascistas o mediopensionistas, me queda claro que había una batuta dirigiendo a la banda de pirómanos: cuenta el Nervión que, los manifestantes "formaron una especie de guardia para impedir que trabajaran los bomberos".
¿Entiendes ahora porqué las primas de seguros debían estar por las nubes?
Nuevos incendios de capillas y colegios religiosos
Ojo, que no acaba aquí la cosa.
Dice el Nervión que, mientras unos impedían trabajar a los bomberos, otros se lanzaron a buscar nuevos nidos de catequistas.
Quemaron el Colegio de los Salesianos y una pequeña capilla en la calle de Berruguete, donde "sólo se dice una misa los domingos", que estaba pegada a una escuela católica. Eso sí, tuvieron el detalle de "sacar a las criaturas" antes de prender "fuego al edificio junto con la iglesia".
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Aspecto actual del Colegio de los Salesianos. |
También intentaron incendiar el Convento de los Paúles; pero les salió mal la jugada: la policía repelió la agresión dispersando a los pirómanos.
Los disturbios se extendieron a las barriadas de Tetuán de las Victorias y Chamartín de la Rosa.
Por la tarde, otro nutrido grupo de manifestantes se presentó en el convento de las Esclavas del Sagrado Corazón dispuestos a incendiarlo. Afortunadamente, llegaron a tiempo los bomberos escoltados por una camioneta de la Guardia de Asalto que "protegió el trabajo de aquellos obreros municipales". El incendio fue sofocado.
A partir de este momento, las revueltas fueron languideciendo.
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El titular compara el bulo de los caramelos envenenados con un episodio anticlerical acaecido un siglo antes (1834). |
Las víctimas del suceso
Resultado de la jornada: dos mujeres "gravísimamente heridas" y 33 heridos de más o menos consideración. Una de las mujeres (de nacionalidad francesa) murió poco después.
También resultó herido de gravedad un incendiario que estaba subido a una ventana y cayó al interior del templo "entre llamas y escombros".
En fin...
Este es el ambiente que se respiraba en la primavera trágica de 1936. Quedaban setenta y dos días para el comienzo de la guerra civil.
* * *
Pues si te ha parecido interesante, no te pierdas el próximo capítulo donde trato el asesinato del teniente Castillo, el policía que mató a un primo de José Antonio Primo de Rivera en el entierro de Anastasio de los Reyes.
Como ves, poco a poco se fue cociendo un pastel cuya guinda final es el asesinato de Calvo Sotelo, el pistoletazo que abría definitivamente la veda.
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