Los caramelos envenenados de Madrid (4 mayo 1936): bulo, linchamientos y antesala de la guerra
Introducción
No pensaba incluir el suceso de los caramelos envenenados en la serie sobre “la primavera trágica del 36”.
El plan inicial era pasar del asesinato de Anastasio de los Reyes al del Teniente Castillo, y acabar con la guinda del pastel: el asesinato de José Calvo Sotelo.
No obstante, he decidido incluir el suceso de los caramelos porque lo considero una muestra palmaria del grado de epilepsia que padecía la sociedad española, mes y medio antes de que estallara la guerra.
El bulo de los caramelos envenenados: un episodio sancionable
El suceso del 4 de mayo de 1936 recuerda, como un déjà vu mal avenido, al rumor de 1834 que atribuía a frailes el envenenamiento de fuentes públicas. Resultado: 73 religiosos asesinados.
Porque si hay algo que no falla en España, es que los bulos siempre encuentran pólvora en la calle.
La fiesta del 1º de Mayo de 1936 y el caldo de cultivo
El 1º de mayo cayó en viernes. Fiesta del obrero, jornada perfecta para el desmadre. Pero... nada. Paz, tranquilidad y niños perdidos en la Casa de Campo anunciados por la radio.
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| Los guardias, llevando a dos pequeños extraviados en la Casa de Campo. (Fotos de A. y Segovia en Ahora.) |
La prensa del régimen aplicó la censura con esmero clínico. Y claro, los periódicos del lunes salieron capados. ¿Consecuencia? La historia se la llevó el viento… hasta que un periódico bilbaíno la rescató.
Rumores que estallan: “elementos fascistas y damas catequistas”
El Nervión, periódico de Bilbao, publicó la primicia: en Cuatro Caminos se decía que fascistas y catequistas estaban repartiendo caramelos envenenados a los hijos del proletariado.
Según el rumor, cinco niños habían muerto. Y con eso bastó.
| A.B.C. 5 de mayo de 1936 |
El gestor municipal Wenceslao Carrillo entra en escena
Wenceslao Carrillo, padre del futuro líder comunista Santiago Carrillo, se plantó en la Casa de Socorro para calmar al vecindario. Explicó a los manifestantes que todo aquello era una chorrada porque no había motivo de preocupación.
Lo cierto es que no había niños muertos, ni Cristo que lo fundó. Sin embargo, los manifestantes no se fiaban. El populacho exigió pruebas, y el ilustre político improvisó una “comisión de manifestantes” para que revisaran el hospital.
No habían ingresado personas intoxicadas, “ni tan siquiera con síntomas de intoxicación”.
No sirvió de nada.
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| La antigua Casa de Socorro de Cuatro Caminos, actualmente es un «punto de atención a la ciudadanía.» |
Disparos, fuego y linchamientos
Mientras se explicaban los resultados, alguien gritó: “¡Disparos desde la iglesia!”. Resultado: gasolina en mano, los exaltados prendieron fuego a la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Una iglesia que, como casi todas en Madrid, ya tenía chapa metálica en la puerta “por si acaso”.
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| Dos meses antes, ardió la iglesia de San Luis, a las 19:00, en la calle Montera, a tiro de piedra de la Puerta del Sol, y ante la mirada impasible de la policía. (La Época 14/03/1936) |
En pleno incendio, una mujer “con pinta de catequista” recibió una paliza monumental. Los guardias lograron rescatarla a tiempo. Afortunadamente, los de Save de Children se retiraron al anochecer. No por convencimiento, sino por cansancio.
Reincidencia al amanecer
Al día siguiente, el sueño reparador no tuvo el efecto balsámico deseado. El ánimo del vecindario amaneció trastornado.
La parroquia quiso reanudar el culto. Ilusos. Apenas se abrió la iglesia, volvió la turba. Más fuego. Más palos. Las feligresas apedreadas. Los curas huyendo disfrazados. Un párroco salvado in extremis por una furgoneta de paso.
La policía, para calmar al gentío, prometió encarcelar a los curas. Normalidad democrática, 1936 edition.
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| Aspecto actual de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, fue reconstruida con donativos de los fieles. |
Los protagonistas del rumor: La Caballo, el Miseria y la Platanera
La policía detuvo a tres personajes que propagaban el rumor: Julia “la Caballo”, Antonio “el Miseria” y Palmira “la Platanera”. Buscaban a un supuesto hijo desaparecido que había huido de un colegio de monjas donde le daban caramelos envenenados para aniquilar la “simiente izquierdista”.
"Julia se mesaba los cabellos desesperadamente y gritaba sin cesar: ¡Asesinos! ¡Asesinos!… ¡Mi hijo!… ¡Ay, mi hijo!. Se arremolinó la gente; salieron de sus tabucos las comadres, e inquirieron la causa de la desesperación de aquella mujer, a la que nadie conocía."
La historia completa la contó años después Regina García García, ex-socialista reconvertida al franquismo.
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| Temas españoles nº68. El bulo de los caramelos envenenados. 1953. |
Su fiabilidad es discutible. Pero la del periódico El Socialista, que acusó a la derecha de montar el bulo para desprestigiar al Frente Popular, tampoco mejora mucho.
La versión oficial: derechistas disfrazados de ateos
Nuevo guirigay parlamentario.
El Ministro del Interior, Casares Quiroga, afirmó sin despeinarse que los culpables eran derechistas disfrazados de come-curas.
"Como el 1º de Mayo no hubo incidentes, no os atrevisteis a ello, los provocasteis, dos días después, con el método mucho más sinuoso, más jesuítico, de los caramelitos envenenados". 一El Socialista 7/05/1936
El Socialista, por su parte, defendía que el pueblo había reaccionado “de forma anacrónica” a una provocación fascista. Sí, claro. Un linchamiento progresista e ilustrado.
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| Según "El Socialista" del 7 de mayo todo es una "maniobra discurrida para desacreditar al Frente Popular". |
Más incendios, más gasolina
Los incendios se extendieron a capillas, escuelas religiosas, conventos:
El Colegio de los Salesianos, una capilla en la calle de Berruguete, el Convento de los Paúles, el convento de las Esclavas del Sagrado Corazón... Los disturbios se extendieron a las barriadas de Cuatro Caminos, Tetuán de las Victorias y Chamartín de la Rosa.
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| Aspecto actual del Colegio de los Salesianos. |
En algunos casos, sacaban a los niños antes de prender fuego. Algo es algo.
En otros, la policía logró evitar la catástrofe. Pero la tónica general era la impunidad. Con gasolina, palos y un rumor, se podía encender medio barrio.
Balance de víctimas y cierre
Dos mujeres resultaron gravemente heridas, una murió (era francesa). Un incendiario cayó desde una ventana en llamas. Y docenas más acabaron con heridas de mayor o menor consideración. Setenta y dos días después, se abrió oficialmente la veda.
Próximo capítulo
En el siguiente episodio: el asesinato del teniente Castillo, el policía que había matado a un primo de José Antonio Primo de Rivera en el entierro de Anastasio de los Reyes. Otra ficha más en el dominó que acabaría derrumbándose el 17 de julio.








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