Violencia y censura en la primavera de 1936.

Manifestación del 1 de Mayo de 1936 en Madrid
Manifestación monstruo del 1 de mayo en Madrid. Arrastran un monigote que representa un político de la oposición.

Violencia y censura en la primavera de 1936.

El 16 de julio de 1936 se celebró la última sesión parlamentaria de la II República antes de la guerra.

El diputado José Calvo Sotelo había sido asesinado tres días antes, tras ser secuestrado en su domicilio por un grupo de agentes de las fuerzas de seguridad del Estado, acompañados por afiliados socialistas.

Lo cierto es que el Parlamento estaba cerrado desde el mismo día del asesinato.

El horno no estaba para bollos.

Lo demuestra la propuesta del Presidente del Parlamento. El periódico Ahora recoge sus declaraciones decretando una “tregua parlamentaria de 8 días" por “elemental prudencia", para que actuase como “sedante del tiempo”, se “serenasen las pasiones”,“aplacase la indignación producida”.

Sin embargo, cuatro días después del asesinato, el Gobierno se vio obligado a convocar el Parlamento en funciones. ¿Motivo? Necesitaba legalizar la prórroga del Estado de Alarma que —al loro— llevaba vigente desde las elecciones de Febrero de 1936.

Si eres de los que todavía cree en la normalidad democrática de la II República, lo mismo este artículo te interesa.

Represión republicana y suspensión de derechos.

El Estado de Alarma suspendía todas las garantías constitucionales.

No una, ni dos.

Ni tres. 

TODAS.

Permitía al Gobierno censurar los medios de comunicación, practicar detenciones preventivas, registros domiciliarios, suspender partidos políticos, prohibir actos públicos y hasta imponer penas de destierro.

A su santa voluntad. Sin necesidad de intervención judicial.

Como lo oyes.

La ley de Orden Público de 1933 permitía al Ejecutivo convocar el estado de alarma “cuando así lo exija la seguridad del Estado, en casos de notoria e inminente gravedad”.

Portela Valladares había declarado el estado de alarma en pleno recuento electoral ante el cariz que tomaban los acontecimientos.

Imagínate como sería el panorama, que dimitió acto seguido. Dejó mangado el Gobierno en pleno proceso de transmisión de poderes.

Desde entonces, el estado de alarma se había prorrogado mensualmente.

¿Qué podía salir mal?

Ahora verás.

*   *   *

El hecho de que no hubiera un solo día sin censura supone un importante escollo para estudiar la espiral de violencia político-social que se desató en España tras la subida al Poder del Frente Popular.

Tanto es así que sigue faltando un estudio definitivo. Los pocos historiadores que se han metido en el charco han tenido que recurrir a fuentes extranjeras.

Si no me crees, mira lo que dijo Joaquín Maurín (lider del Partido Obrero de Unificación Marxista) en la sesión parlamentaria del 16 de julio:

«Lo cierto es que hoy, para enterarnos de lo que sucede en España tenemos que leer la prensa inglesa, la prensa francesa, la extranjera en general, y aquí estamos "in albis"»

Si lo dice un diputado en sede parlamentaria, imagina el nivel de información que podía tener el españolito medio.

El caso es que amordazada la prensa por la censura, e inmovilizada la oposición para toda actuación pública, el Parlamento se convirtió en el único altavoz para dar a conocer la violencia que se extendía por España.

«El Gobierno tiene en estudio la posibilidad, incluso, de levantar la censura, permitiendo a los periódicos emitir libremente su opinión; pero, desde luego, tenga su señoría la seguridad de que los textos parlamentarios serán respetados»

(Casares Quiroga, Ministro de Gobernación, Sesión Parlamentaria del 14/05/1936)

Resulta chocante que, en un Estado democrático, el Ministro de Interior esté "estudiando" conceder libertad de prensa y "garantizce" que no se van censurar los discursos parlamentarios.

¿Motivo?

Cada vez que el Gobierno tenía que pedir permiso al Parlamento para prorrogar el Estado de alarma, la oposición aprovechaba para denunciar la violencia social que se extendía por España en la Primavera de 1936.

Veamos.

Marzo: la primera prórroga del estado de alarma.

Azaña solicitó la primera prórroga el 17 de marzo, coincidiendo con la apertura de las Cortes.

Sus señorías estrenaban escaño y estuvieron más pendientes del montón de actas protestadas que de otra cosa. 

El caso es que el Parlamento se dio por enterado, y aprobó por unanimidad extender un mes más el estado de alarma.

Ya he contado en el capítulo dedicado a las elecciones de 1936 que no faltaban motivos.

Valga como muestra lo que escribió el propio Azaña a su cuñado (de gira teatral por Sudamérica) el 17 de marzo:

«Creo que van más de doscientos muertos y heridos desde que se formó el Gobierno, y he perdido la cuenta de las poblaciones en que han quemado iglesias y conventos.» ("Retrato de un desconocido" de Rivas Cherif)

Azaña había sido investido Presidente del Gobierno tres días después de la primera vuelta, en pleno recuento electoral y saltándose a la torera el procedimiento legal de transmisión de poderes.

Que el horno no estaba para bollos lo demuestra el hecho de que contó con el voto de la derecha. Creyeron equivocadamente que sería algo provisional, mientras se terminaba el recuento electoral. Azaña parecía el mejor colocado para acabar con los desmanes.

Represión republicana: Asalto a la sede de Acción Popular en Vallecas
Asalto a la sede de Acción Popular en Vallecas el 11/03/1936.

El Estado de alarma de abril de 1936.

El estado de alarma debía renovarse mensualmente mediante autorización del Parlamento. La siguiente tocó el 17 de Abril.

Para entonces la situación estaba clara: los partidos marxistas del Frente Popular tenían la sartén por el mango. Aportaban la mayoría de los votos, sin embargo, seguían en modo avión con la dictadura del proletariado, pero se negaban a participar en un Gobierno que tachaban de “burgués”.

Azaña llevaba dos meses al frente del Gobierno y ya era plenamente consciente de que acabaría desbordado por sus socios marxistas. Es el momento en que planea una salida "honrosa" del Gobierno para dar el salto a la Presidencia de la República. Lo cuento en el artículo dedicado a la destitución de Alcalá Zamora.

Un grupo de obreros se apodera de una línea de tranvías en Madrid
La revista U.G.T. - Transporte de abril informa que sus afiliados han "incautado" la línea de tranvías de Ciudad Lineal en Madrid.

El 15 de abril se celebró, con un mes de retraso, el debate de investidura de Don Manuel Azaña, donde expuso el programa del Frente Popular en un discurso de 50 minutos de duración.

No obstante, el interés estaba en la violencia que había en las calles. Prueba de ello es que, en el debate posterior, solo se habló de la situación de orden público.

Se resume perfectamente en esta frase de Calvo Sotelo en el turno de réplicas: “la garantía de la vida es en la calle una cosa inexistente”.

La oposición se quejaba de la precaria situación de orden público desde las elecciones, su repercusión en la economía, la caída bursátil y la depreciación de la peseta.

Calvo Sotelo expuso una relación detallada por fechas y lugares (ocupa 11 páginas del Diario de Sesiones) de los desmanes y destruyos ocurridos entre el 16 de febrero y el 2 de abril.

El propio Gobierno se había llevado un buen susto el día anterior, durante el desfile conmemorativo del V aniversario de la II República. La fiesta de la democracia acabó en una ensalada de tiros que comenzó a los pies de la mismísima tribuna presidencial.

Ya digo. El horno no estaba para bollos.

Nadie desmiente la espiral de violencia, al contrario, cada uno la justifica a su manera, y lo que es más grave: la oposición denuncia que el Gobierno la utiliza para reprimir a sus organizaciones. 

Mientras hunos denuncian la connivencia del Gobierno con la violencia marxista, los hotros acusan de provocaciones fascisas y echan en cara la represión tras el golpe de estado de 1934, mal llamado revolución de Asturias.

Cuando uno lee las intervenciones parlamentarias, lo primero que llama la atención es el espíritu de revancha entre los diputados. El término "guerra civil" se menciona hasta en 10 ocasiones, la guerra se masca en el Parlamento.

Gil Robles (C.E.D.A.): «La guerra civil la impulsan, por una parte, la violencia de aquellos que quieren ir a la conquista del Poder por el camino de la revolución ; por otra, la está mimando, sosteniendo y cuidando la apatia de un Gobierno que no se atreve a volverse contra sus auxiliares, que tan cara le estan pasando la factura de la ayuda que le dan.»

Juan Ventosa (LLiga Catalana): «El orden público, en los dos ultimos meses, ha sufrido transgresiones, ataques, violencias, que exceden, no solo lo que puede Ilamarse corriente, sino de lo que haya ocurrido alguna vez en Espana.»

Rodolfo LLopis (PSOE): «A nosotros no nos interesa, repito, quemar igliesias y conventos, porque como aspiramos, aunque no le guste al Sr. Calvo Sotelo, esperamos algún dia llegar al Poder polÍtico, no podrÍamos utilizar entonces los edificios, como se han utilizado en otras pastes, y si los quemamos es evidente que no los vamos a poder utilizar.»

Joaquín Mourín (POUM): «el pueblo, el verdadero pueblo que ha sufrido en Octubre, y sufre ahora todavia, no podrá mantenerse en calma mientras no se haya hecho justicia, y justicia quiere decir, señores de la derecha, un desquite natural, quiere decir una expresión que vosotros utilizáis, puesto que la tenéis en la Biblia; quiere decir la ley del Talión.»

Normalidad democrática de la buena.

«los partidos que actuamos dentro de la legalidad empezamos a perder el control de nuestras masas, empezamos a presentarnos ante ellas como fracasados; comienza a germinar en nuestra gente la idea de la violencia para luchar contra la persecución.»  (Gil Robles, líder de la C.E.D.A., sesión parlamentaria 15/04/1936)

Si creemos en el testimonio de Julián Zugazagoitia, (diputado del P.S.O.E. y director de “EL Socialista”), estas palabras de Gil Robles suscitaron cachondeo entre caballeristas y comunistas que irritó especialmente a Indalecio Prieto:

"—Esta es una cámara sin sensibilidad. No se si es que estamos sordos o que lo fingimos. El discurso que ha pronunciado Gil Robles esta tarde es de una gravedad inmensa. (..) Cuando detrás de mi banco oía risotadas o interrupciones estúpidas, no podía evitar sentirme abochornado”. (Guerra y Visicitudes de los Españoles. Librería Española)

Gil Robles exponía que las juventudes de su partido estaban pasándose a engrosar las filas de la más aguerrida Falange para defenderse de la persecución. Falange adquirió un protagonismo que no le habían dado las urnas.

El mes anterior, cuatro falangistas habían intentado asesinar al diputado socialista Jímenez de Asúa, un atentado fallido en el que resultó muerto su escolta. Era el primer atentado contra un diputado.

Las quejas no solo venían de la C.E.D.A. y los monárquicos. El diputado por Córdoba Fernandez Castillejo, del partido Liberal Republicano, aseguraba en la sesión parlamentaria del día siguiente:

"No existe en España solo la lucha, el atentado o el ataque de elementos aislados. Es el propio poder público, sobre todo en sus autoridades subalternas, y sectores políticos, que le apoyan, mantienen o provocan la ilegalidad y el atropello, causando el desorden, y con él la depresión y la desconfianza pública, abismo donde puede caer, no solo el Gobierno, sino el Régimen y hasta la propia Patria."

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Dos días después de la toma de investidura, tocaba renovar por segunda vez el Estado de Alarma.

El día anterior se había celebrado el entierro de Anastasio de los Reyes (un guardia civil asesinado en el desfile del V aniversario de la República). El cortejo fúnebre se convirtió en una manifestación antigubernamental que fue tiroteada a su paso por la Castellana. 

Balance de la jornada: tres muertos, 15 heridos graves y otros tantos de diversa consideración.

El caso es que, apesar de las quejas de la oposición, volvió a prorrogarse el estado de alarma por unanimidad.

Mayo. El mes de los caramelos.

El Gobierno levantó el estado de alarma en Cuenca y Granada porque se ordenó repetir las elecciones en estas provincias. Estaban programadas para el 3 de mayo.

La C.E.D.A no se presentó en Granada para “no comprometer en una persecución brutal e injusta a sus afiliados” en una “farsa como la que allí se va a representar” en palabras de Gil Robles.

En Cuenca retiraron sus candidatos para dar entrada al general Franco (habían encarcelado al general Ochoa por su actuación en la revolución de Asturias, y se temía que pudiera correr la misma suerte), al monárquico Antonio Goicoechea (líder de Renovación Española al que habían arrebatado el acta en la primera vuelta), y José Antonio Primo de Rivera (en prisión desde el 14 de marzo tras el intento de asesinato del diputado Luis Jiménez de Asúa).

El objetivo era dotarles de inmunidad parlamentaria para ponerlos a salvo de las garras del Gobierno. Sin embargo, el plan se vino abajo cuando la Junta Electoral desechó las candidaturas porque no habían participado en la primera vuelta.

La decisión era más que discutible, ya que realmente no se trataba de una segunda vuelta. Los comicios habían sido anulados en estas provincias,  oficialmente se trataba de una nueva convocatoria de elecciones, los diputados elegidos habían sido despojados de su escaño.

El hecho es que el 16 de febrero había arrasado la derecha y el 3 de mayo arrasó la izquierda. Así de tornadizo era el electorado.

Normalidad democrática premium.

Equipo de futbol de Falange en la cárcel Modelo
Equipo de fútbol falangista de la cárcel Modelo. José Antonio (tercero por la derecha) ingresó en marzo y no volvió a pisar la calle.

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Y llegamos a la sesión parlamentaria del 6 de mayo.

Lo mejor de la sesión vino en el turno de ruegos y preguntas, cuando el Diputado monárquico Juan Antonio Gamazo interpeló al Gobierno sobre “el bulo de los caramelos envenenados”.

Ya he hablado de el bulo de los caramelos envenenados, el suceso más alucinante de todo el periodo republicano. Desde mi punto de vista es un claro exponente del grado de epilepsia que padecía la sociedad española en 1936.

Verás.

Corría el rumor por Madrid que unas "damas catequistas" estaban repartiendo caramelos envenenados a hijos de obreros.

El fake sirvió de excusa para que varios grupos de energúmenos salieran a la calle en defensa de la salud infantil y se dedicaran a linchar "sospechosos".

Lo flipas.

Dos mujeres muertas, trentaitantos heridos, y varias iglesias y colegios raligiosos incendiados.

Santiago Casares Quiroga (entonces Ministro de Interior) contestó que el "rumor falso y criminal" había sido difundido por la derecha.

«Tengo vehementísimas sospechas de que aquellos que han lanzado la miserable idea, para enloquecer a la multitud de que se estaban repartiendo en Madrid caramelos envenenados, no han podido ser, ciertamente, los hombres que a las tres de la tarde se lanzaron a la calle a parar y detener aquellas locuras, mientras vosotros (Dirigiéndose a las derechas.) estabais en vuestras casas. (Aplausos. El Sr. Bermudez Cañete: iSi oyen esto en el extranjero, Sr. Ministro de la Gobernación! Ruidosas protestas.)

El Sr. Presidente: ¡Orden, orden! Dejen hablar al Sr. Ministro.» (Diario de sesiones, 6/05/1936)

Titular del periódico La Libertad visado por la censura
Periódico La Libertad (5/05/1936)

*   *   *

La prueba de que los debates sobre seguridad ciudadana molestaban al Gobierno, lo demuestra el hecho de que el diputado del P.S.O.E. Luis Rufilanchas, apesar de las promesas de no censurar los discursos parlamentarios, apeló al reglamento de la cámara para “evitar que pueda burlarse la censura de Prensa”, solicitando que no se publicara un segundo listado de ataques a personas, iglesias, periódicos y centros políticos que acababa de presentar Calvo Sotelo.

Rufilanchas alegó que en el diario de sesiones no tenían cabida las notas adjuntas a los discursos que se presentaban a la mesa del Congreso.

El Presidente del Parlamento dió la razón a Rufilanchas (Martínez Barrio también formaba parte del Frente Popular); sin embargo, el intento resultó fallido porque Calvo Sotelo burló la prohibición con una argucia legal.

Finalmente, en el Diario de Sesiones del día siguiente, salió publicado un nuevo listado de 9 páginas con las violencias registradas entre el 1 de abril y el 4 de mayo.

«Pues eso es lo que nosotros queremos, señor Ministro de la Gobernación, que no haya guerra civil en España, y para eso, que se ataje, que se suprima toda violencia; pero toda violencia, la de un lado y la de otro, porque lo contrario no es impedir la guerra civil, sino fomentarla y ayudarla.»
(Calvo Sotelo. Renovación Española. Sesión parlamentaria 6/05/1936)

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El 14 de mayo el Parlamento estaba cerrado por vacaciones tras la destitución de Alcalá Zamora. El Gobierno tuvo que solicitar la prórroga a la Diputación Permanente. 

La oposición tenía la mosca detrás de la oreja y exigió la comparecencia de un representante del Gobierno.

Acudió Santiago Casares Quiroga, flamante nuevo Presidente del Ejecutivo. Había sustituido a Azaña, recién ascendido a Presidente de la República. Hasta ese momento había ocupado la cartera de Gobernación (actual Interior).

Casares justificó la prórroga de la siguiente manera:

«Cabalmente, en estos días se ha recrudecido en varias regiones un estado de inquietud producido con violencia. El Gobierno cree que estos movimientos esporádicos de histerismo [sic] pueden tener expansión y teme que se produzcan actos de violencia en otras regiones donde aún no han tenido lugar.» (Sesión parlamentaria 14/05/1936)

¿Estado de inquietud? ¿movimientos esporádicos de histerismo?

Nadie votó en contra. La prórroga del Estado de Alarma se aprobó de nuevo, pero por primera vez se rompió la unanimidad: los monárquicos se abstuvieron.

—El que saca la pistola pa'enseñarla es un parguela (a tiros en el P.S.O.E.)

El 1 de Mayo Indalecio Prieto, en el famoso mitin de Cuenca, dijo a quien le quiso oir:

«El fascismo no es nada por sí, si no se le suman otras zonas más vastas del país, entre las cuales pueden figurar las propias clases medias, la pequeña burguesía, que viéndose atemorizada a diario y sin descubrir en el horizonte una solución salvadora, pudiera sumarse al fascismo.»

El discurso tuvo gran repercusión mediática y excelente acogida en la prensa de derechas. José Antonio lo elogió con un artículo escrito desde la cárcel titulado "Prieto se acerca a la Falange"; sin embargo, fue recibido con frialdad por los marxistas. "Claridad" (el periódico de Largo Caballero) lo tituló "Consejos equivocados y peligrosos".

Ya he contado que, tras su ascenso a la Presidencia de la República,  Azaña propuso a Indalecio Prieto para encabezar el nuevo Gobierno. Parecía la persona más indicada para parar la violencia obrera. El problema es que mandaba en el P.S.O.E. menos que un animalista en casa del Juli. 

Don Indalecio se topó con la negativa de los "caballeristas" comandados por Francisco Largo Caballero.

El Lenin Español tenía mayoría de adeptos dentro del grupo parlamentario socialista, era el que cortaba el bacalao en la todopoderosa U.G.T., y estaba en modo avión con la lucha de clases y la dictadura del proletariado.

Don Indalecio acabó mal el mes.

Verás.

El 31 de mayo dio otro mitin en la plaza de toros de Écija, pero fue recibido por las Juventudes Socialistas Unificadas a pedradas, botellazos, gritos de traidor y vivas a Largo Caballero.

A pesar de todo, el bueno de Indalecio intentó seguir adelante, pero abandonó definitivamente cuando le cortaron la megafonía y sonaron los primeros tiros.

Salió ileso de la balacera gracias al buen hacer de sus escoltas, más conocidos como los chicos de “la motorizada”.

Como lo oyes.

Represión republicana en junio.

Casares Quiroga intentó escamotear un nuevo debate parlamentario y, sin avisar, adelantó al día 11 la petición de prórroga de junio.

Pilló en pelotas a la oposición. Sus principales líderes no habían acudido a la sesión y la prórroga salió adelante con los votos del Frente Popular.

«el Gobierno utiliza el estado de excepción para sus fines políticos, o en favor de aquellas organizaciones que puedan servir a sus fines políticos, o que puedan ayudarle en el seno del Parlamento»
(Diputado Germiniano Carrascal, Secretario general de la C.E.D.A., discurso en dicha sesión parlamentaria de 11 junio 1936)

¡Alto el fuego, camaradas!

El mismo día que Casares Quiroga escamoteaba el debate, los anarquistas se liaban a tiros con socialistas y comunistas en Málaga.

El día anterior habían asesinado al concejal comunista Andrés Rodríguez González y el secretario de la CNT, Juan Ortiz. Los tiroteos se extendieron por los barrios obreros de la cidudad.

Un grupo de anarquistas atacó  la Casa del Pueblo al día siguiente, defendida por ugetistas y comunistas. Resultó acribillado a balazos don Antonio Román Reina (Presidente de la Diputación y miembro destacado del P.S.O.E.) cuando se disponía a asistir al entierro del concejal asesinado el día anterior.

Esa misma tarde resultó muerta en otro tiroteo Paquita Manzaneda, de 11 años de edad.

Pim, pam, pum. Toma Lacasitos.

Titular del Periódico Solidaridad haciendo un llamamiento a la calma
"El estado de guerra civil entre el proletariado destruye todo intento de preparación revolucionaria contra nuestros enemigos históricos y facilita la victoria fascista". (Solidaridad Obrera. 13/06/1936)

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Gil Robles devolvió la pelota a Casares Quiroga a la semana siguiente.

El 16 de junio presentó una proposición no de ley que solicitaba al Gobierno la “rápida adopción de las medidas necesarias para poner fin al estado de subversión en que vive España”.

Es una de las sesiones más virulentas del parlamentarismo español a juzgar por la cantidad de dicterios que Martínez Barrio borró del Diario de Sesiones.

Gil Robles hizo un sumario de la violencia político-social. Según su testimonio, habían muerto 269 personas y 1.287 resultado heridas desde las elecciones.

Todo ello en el transcurso de 113 huelgas generales, 228 sectoriales, 251 asaltos a iglesias, 312 sedes de partidos políticos y 33 periódicos.

La objetividad de estas cifras ha sido discutida por provenir de una fuente política, sin embargo, a la hora de la verdad, no hay diferencias significativas entre los estudios historiográficos respecto los datos que presentaron Gil Robles y Calvo Sotelo en el Parlamento. 

Desde mi punto de vista, el hecho diferencial queda expuesto en la siguiente frase del discurso de Gil-Robles:

«El estado de excepción no lo empleáis para hacer que todos los ciudadanos estén dentro de la ley, sino para aplastar a aquellos que no tienen el mismo ideario que vosotros».
(Gil Robles, Sesión parlamentaria del 16 junio)

Es el quid de la cuestión.

No sé como lo ves tu, pero cuando los ciudadanos comprueban que la Ley no es igual para todos, que se viola impunemente en la calle, se pone a disposición de los partidos, o se interpreta al capricho del Poder,  decía que entonces, se pierde la fe en la Justicia y cada uno tira por su lado.

El caos está próximo.

Titular del periódico Ahora
El Gobierno reconoce que existen elementos civiles desempeñando "funciones reservadas a los agentes de la autoridad" del Estado (13/06/1936)

La mayoría parlamentaria optó por “no haber lugar a votar la proposicion indicada”. En su lugar, renovaron la confianza al Gobierno para que siguiera con “la realización del programa del Frente Popular”.

Runión de la Diputación Permanente de julio, la última.

La reunión de la Diputación Permanente del 16 de julio es el canto del cisne del parlamentarismo republicano.

El diputado Suarez de Tangil (compañero de Calvo Sotelo) abrió la sesión anunciando que su grupo se retiraba del Parlamento para no participar “en la farsa de fingir la existencia de un Estado civilizado y normal”.

Camioneta utilizada en el asesinato del diputado Calvo Sotelo
Camioneta policial utilizada para secuestrar a Calvo Sotelo.

Martínez Barrio le advirtió que borraría del Diario de Sesiones algunas partes de su alocución. Suarez de Tangil contestó que le importaba una mierda, y se largó dando un portazo. Nunca sabremos todo lo que se dijo en aquella sesión. 

El debate continuó sin los diputados de Renovación Española.

Gil Robles expuso a continuación un nuevo resumen de los actos de violencia acaecidos desde el mes anterior.

En los últimos 27 días habían muerto 61 personas y 224 habían resultado heridas en el transcurso de 15 huelgas generales, 129 parciales, 74 atentados con bomba, el asalto a 10 centros políticos y 29 incendios de edificios (incluyendo 10 iglesias).

Sus señorías empezaban diciendo que no se debía aprovechar la muerte de Calvo Sotelo para sacar réditos políticos. Pero si has llegado hasta aquí, supongo que imaginas que resultó imposible.

El hecho es que al acabar la sesión, Gil-Robles salió corriendo camino de la frontera.

*   *   *

Para la siguiente sesión ordinaria de Cortes hay que esperar al 1 de octubre de 1936, ya iniciada la guerra. Se trata de la sesión de investidura de don Francisco Largo Caballero como nuevo Presidente del Gobierno.

Solo asistieron ciento y pico diputados, en su mayoría socialistas y comunistas. Los que faltaban habían logrado pasar al otro bando, estaban escondidos, encarcelados, o muertos.

*   *   *

El estado de alarma siguió prorrogándose hasta el 12 de diciembre de 1938, tres meses antes de que acabara la guerra. 

Prefirieron mantener la ficción antes que declarar oficialmente un Estado de Guerra que hubiera dejado el Poder en manos de los militares.

Al fin y al cabo, había poca diferencia.

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