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El escándalo del Straperlo acaba con Lerroux

La ruleta protagonista del escándalo del Estraperlo
El Straperlo se vendía como un juego que agudizaba el ingenio.

El escándalo del Estraperlo

Y llegamos al escándalo del Estraperlo, el affaire que acabó con el quinto gobierno de 1935.

El caso estraperlo expuso a la luz pública la podredumbre de las costumbres políticas y confirmó el desprestigio moral del Gobierno de Lerroux.

Fecha del escándalo del Estraperlo

El escándalo del estraperlo salta a la luz pública el 18 de octubre de 1935. El Gobierno publicó una nota prensa informando la existencia de una denuncia por "supuestas irregularidades con ocasión del ejercicio de funciones públicas".

Pero antes de llegar a ese día, creo que es interesante conocer los antecedentes.

Me refiero a una extraña crisis ocurrida el mes anterior en la coalición de Gobierno que formaban el partido Radical con la C.E.D.A., los agrarios, y el partido liberal-demócrata.

Se trata de una crisis de Gobierno que nadie entendió en su momento (la prensa de la época no la recoge, supongo que por la censura), pero que vas a entender enseguida.

No voy a entrar en detalles para no alargarme: como consecuencia del plan de austeridad diseñado por el Ministro de Hacienda Joaquín Chapaprieta, el Gobierno se había propuesto eliminar tres ministerios, con sus subsecretarías y direcciones generales.

Bien.

Sin embargo, lo que parecía una simple reestructuración administrativa, se complicó cuando uno de los socios, el partido Agrario, tomó como pretexto su oposición a un decreto que transfería competencias a la Generalitat.

Parecía que el desacuerdo no tenía relación con el asunto de fondo. Lo cierto es que tras cuatro días de dimes y diretes, se hizo público que la crisis no tenía razón de ser, porque, una vez leído (se ve que con más detenimiento) el famoso decreto, se habían dado cuenta que no traspasaba nada.

Tal cual.

Cosas de la política española.

El panorama internacional era delicado. Mussolini estaba invadiendo Etiopía y la Royal Navy navegaba a toda máquina al Mediterráneo. Si no había motivo para una crisis dentro del Gobierno, lo lógico era que se pusieran a trabajar y se dejaran de chorradas.

Sin embargo, ocurrió todo lo contrario:

Continuó el cruce de declaraciones entre los principales líderes de la coalición. Finalmente, Alejandro Lerroux presentó a Alcalá-Zamora su dimisión ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo.

Por tercera vez en lo que iba de año, el Presidente de la República llamó a consultas a los líderes de la política española para formar un nuevo gabinete. Esta vez mandó formar Gobierno al propio Chapaprieta.

El nombramiento suponía un nuevo corte de magas a Gil Robles.

Verás.

Joaquín Chapaprieta era un tecnócrata especializado en Hacienda ("hacendísta" se decía en la época). Había sido compañero de fatigas de Don Niceto Alcalá Zamora en la Derecha Liberal Republicana, pero Chapaprieta no quedó conforme con los pobres resultados del partido de Don Niceto en las elecciones de 1931. En las de 1933, decidió cambiar de aires presentándose como independiente por Alicante (donde era propietario de un periódico).

El 20 de septiembre de 1935, Alcalá Zamora nombraba a Chapaprieta Presidente del decimotercer Gobierno de la II República sin más representación parlamentaria que la de su propio escaño.

Con un par.

El corte de mangas a Gil Robles (con 115 escaños) no sorprendió a nadie, ya he contado el olímpico desdén con que Alcalá Zamora había tratado al líder de la C.E.D.A. en la anterior crisis de Mayo. 

Lo que no entendía nadie era porqué Lerroux (90 escaños) había sido despojado de la Presidencia del Gobierno sin decir esta boca es mía, para conformarse con la cartera de Exteriores como premio de consolación.

También resultaba chocante que Gil-Robles (hombre fuerte y sustento de los radicales en el Poder) se mostrara de acuerdo con la maniobra, votando a favor de un independiente como Chapaprieta.

No tenía lógica.

Chapaprieta y Gil-Robles saliendo de una reunión
Chapaprieta y Gil Robles salen rodeados de periodistas de la casa de Lerroux un día antes de formarse el nuevo gobierno. (Ahora, 25/09/1935). Gil Robles se "olvida" mencionar esta entrevista en sus memorias.

Se intuía la larga sombra de Alcalá-Zamora, pero pocos sabían lo que se cocia entre bambalinas.

Fueron días de muchos rumores por los pasillos del Congreso. Hasta que el 18 de octubre, Joaquín Chapaprieta entregó una nota a la prensa que decía:

“ha llegado oficialmente al poder del gobierno una denuncia hecha por un extanjero (..) en la que se formulan acusaciones contra determinadas personas, por supuestas irregularidades con ocasión del ejercicio de funciones públicas..."

Entonces se supo todo. El Presidente de la República había puesto en conocimiento del Gobierno el caso Estraperlo, un escándalo de corrupción política.

Repentinamente cobró sentido la crisis del mes anterior. Una crisis que muchos oxpertos en historia siguen sin comprender hoy día.

Se armó la marimorena.

El Estraperlo: una ruleta que agudiza el ingenio.

Todo empieza en tiempos de Alfonso XIII, cuando se inicia una política contra el juego que culminó con el cierre de los casinos en la dictadura de Miguel Primo de Rivera.

Es uno de los pocos asuntos en que la política republicana siguió una línea continuista con la monárquica. 

¿Problema?

Que la ley había cerrado los casinos, pero no consiguió que desaparecieran los jugadores.

En San Sebastián veían como la gente guapa y cosmopolita cruzaba la frontera de Hendaya para dejarse la pasta en el casino municipal de Biarritz.

La hostelería de Biarritz se mostraba encantada, y todavía más contento el gobierno francés, que se quedaba con los suculentos impuestos al juego.

No debería extrañar a nadie que cuando apareció en España un judío alemán huido del nazismo, nacionalizado mexicano, soltando puros y propinas, asegurando que venía a explotar una nueva ruleta eléctrica a la que no afectaba la prohibición, decía que muchos lo vieron como un rayo de esperanza.

La casta volvió a soñar con las noches de dinero y champán de los felices años 20, cuando la familia real veraneaba en la "Bella Easo" y su casino funcionaba a todo trapo.

¡Oh!

Casino de San Sebastián
Miguel Primo de Rivera cerró el Gran Casino de San Sebastián. Actualmente el edificio alberga el Ayuntamiento.

Supuestamente, la ruleta de Strauss era un pasatiempo legal porque no era un juego de azar, todo lo contrario: "agudizaba el ingenio".

Todo lo que uno necesitaba para forrarse con la ruleta de Strauss era "vista, rapidez en el cálculo, memoria retentiva y serenidad".

Oooh!.

El aparato tenía unas marcas que permitían calcular dónde caería la bolita. El jugador debía calcular rápidamente cada jugada tomando como referencia la anterior.

Después de una primera postura sin dinero empezaban las apuestas de verdad.

Y el dinero corría a raudales... directo a los bolsillos de Strauss.

¿Motivo? El invento tenía un botón oculto que permitía al crupier variar la velocidad del motor que hacía girar la ruleta, desbaratando los concienzudos cálculos de los jugadores.

¡Oooooooooh!

Pardillos.

Daniel Strauss, un aventurero internacional en el país de Sancho Panza.

El "affaire" empieza en abril de 1934. Daniel Strauss llega a Barcelona para organizar una gran velada de boxeo coincidiendo con las fiestas del 3º aniversario de la República.

No obstante, su verdadero objetivo era darse a conocer en las altas esferas de la Generalitat para conseguir los permisos de explotación de su ruleta en el Gran Hotel Terramar de Sitges.

Llegó a ser recibido por mismísimo President, pero Companys estuvo fino: se desentendió del asunto cuando se enteró que la policía holandesa había arrojado las ruletas de Strauss por las ventanas del Casino de la Haya.

Foto de Joaquín Gasa, Daniel Strauss, Luis Companys, el boxeador Schmeling y Joachim Perlowitz posando juntos.
El promotor de boxeo Joaquín Gasa, Daniel Strauss, Luis Companys, el boxeador Schmeling y Joachim Perlowitz posando juntos a la salida de un banquete.

Sin embargo, Strauss era un tipo perseverante que no se amilanaba fácilmente.

Siguió codeándose con la casta política de Barcelona, hasta que entra en contacto con un tal Joan Pich y Pon que le promete nuevas perspectivas para su negocio en Madrid.

Este fulano con apellido de juguete de Famosa encarna el típico milagro de la política española: un analfabeto de origen humilde que había hecho carrera durante la monarquía.

Pasó de electricista a propietario de una compañía eléctrica y un grupo periodístico gracias a su militancia en el partido Radical primero, y en la Lliga Regionalista Catalana después.

Casi ná.

El paisa no le hacía ascos a nada. Con la llegada de la República vuelve a las filas del partido Radical en vista de que la Lliga Catalana (antes "regionalista") no se comió un colín en las elecciones de 1931.

Cuando estalló el escándalo del Estraperlo, Pich y Pon era nada menos que Gobernador General, el hombre fuerte del partido Radical en Cataluña.

Para que te sitúes: venía siendo el Presidente en funciones de la Generalitat. El Gobierno de Companys estaba encarcelado (a la espera de juicio) acusado de rebelión tras el golpe de Estado separatista de octubre de 1934.

Un figura.

Pich y Pon asegura a Strauss que no tiene nada de que preocuparse: su invento puede autorizarse siempre que disponga de dinero.

Parné había.

Entonces le presenta a Aurelio Lerroux, hijo adoptivo del Presidente del Partido Radical que estaba enchufado como Delegado del Gobierno en Telefónica.

Tu ya sabes.

Ambos le aseguran que conseguir la autorización oficial para explotar su invento es pan comido. Le presentan altas personalidades que van a agilizar los permisos para su ruleta.

Son los meses del Gobierno de Ricardo Samper, cada uno de los políticos que se involucran en la movida exigen a Strauss su mordida correspondiente.

El guiri va lubricando las distintas comisiones técnicas y jurídicas que han de aprobar los expedientes.

Strauss se deja sablear porque sabe que recuperará la pasta en cuanto empiece a rodar la bolita.

Cuando por fin le dicen que todo está ok, Strauss se gasta otro pesetal en alquilar el Casino de San Sebastián, que llevaba cerrado desde la dictadura.

Se trae unos crupiers de Bélgica, contrata camareros con librea, una gran orquesta y hasta un servicio de autobuses para traer jugadores desde la frontera de Hendaya.

¿Qué pasó?

Apenas empiezan a rodar las ruletas el día del estreno, entró la policía pistola en mano y cerró las instalaciones.

Denuncia del escándalo del Estraperlo en el periódico La Voz
La denuncia de un periódico izquierdista madrileño motivó el cierre del casino de San Sebastián. (La Voz, 12/Sep/1934)

El negocio empezaba mal.

Sin embargo, el hijo del Presidente y el de apellido de Famosa eran gente con recursos.

Se excusan alegando que todo ha sido un error. Piden a Strauss un poco de paciencia, se avecina un cambio de Gobierno y después todo irá como la seda.

Total, que el bueno de Strauss decide seguir soltando la gallina.

Efectivamente, el 4 de octubre de 1934 se forma un nuevo gabinete. Esta vez Lerroux retorna a la Presidencia del Gobierno. Cambian al Ministro de Interior, y entran los tres ministros de la C.E.D.A. que sirvieron de excusa para el golpe de Estado de 1934.

Parecía que el asunto de la ruleta estaba encaminado.

Pero la historia se repite. Esta vez es en el Hotel Formentor de Palma de Mallorca: la guardia civil lo clausura cuando llevaba 10 días girando la ruleta.

Finalmente, Strauss abandona España a finales de 1934, sale escaldado después de gastar un pastizal para conseguir un permiso que nunca llegó.

Alacalá Zamora filtra el escándalo del Estraperlo

Lo que nadie imaginaba es que Strauss había ido guardando expedientes, facturas, cartas y fotografías que documentaban el dinero que había gastado en preparativos y sobornos.

Strauss pone a la luz los chanchullos de una panda de corruptos pululando por casinos, antesalas de ministerios, direcciones generales y hoteles de lujo. 

Entre los implicados figuraban exministros, diputados, “hijos de” y todo tipo de "cargos de confianza". Personajes dispuestos a cotizar sus influencias para obtener unos permisos que nunca llegaron.

El affaire tenía connotaciones propias de la novela picaresca española.

*   *   *

Strauss no podía denunciar en los juzgados porque su invento era una estafa. No le quedó otro remedio que intentar chantajear al Presidente del Gobierno.

Manda una carta a Lerroux amenazando sacar todo a la luz si no le paga los 85.000 florines que aseguraba haber “invertido” en España.

Cuenta Lerroux en sus memorias: 

"¡A buena parte venían!  En primer lugar que no vi en el asunto, luego de la información practicada, más que una imprudente ligereza sin importancia, en segundo lugar, que yo no he sido nunca sujeto fácil para domadores".

Cuando Lerroux escribió estas líneas en 1937, se encontraba exiliado en Portugal y la “imprudente ligereza” había acabado con su larga carrera política.

Como Lerroux hace caso omiso, Daniel Strauss le pasó la documentación a Henry Torres, diputado y abogado parisino de origen español muy bien conectado con la izquierda. 

Torres había llevado varios casos de independentistas y anarquistas catalanes en el exilio. Era presidente del socorro a los "revolucionarios" de Octubre exiliados en Francia, y conocía personalmente a Lerroux porque en 1933 intermedió en las gestiones para la repatriación del cadáver de Blasco Ibañez.

Henry Torres hace un último intento para que Lerroux suelte la gallina, pero como solo recibe desprecio, decide pasarle el expediente a Don Indalecio Prieto. Aquellos días se encontraba huido de España por su participación en el golpe de Estado de 1934.

Don Inda vivía en Bélgica sin problemas de efectivo gracias a los 14 millones de pesetas que los socialistas habían robado en el asalto a la delegación del Banco de España en Oviedo durante la revolución de Asturias.

A partir de aquí, puedes imaginarte como llegó la denuncia a Alcalá-Zamora escrita en perfecto castellano.

"Vi toda la magnitud del escándalo, iluminada además por la colaboración española, hábil y apasionada, que se descubría en el documento suscrito por un extranjero. Observábase pleno dominio de la sintaxis, que jamás adquiere un aventurero" (Alcalá Zamora Memorias)

El envío está fechado el 5 septiembre de 1935, el día 11 tiene entrada en la secretaría de Presidencia en Madrid, el 16 es puesto en conocimiento del Presidente de la República, y el 20 estalla la crisis inexplicable que apartó a Lerroux de la Presidencia del Gobierno.

¿Lo pillas?

Don Niceto tendría que haber indicado a Strauss el camino a los tribunales, pero prefirió utilizarla políticamente para acabar con Lerroux.

Normalidad democrática premium.

La noticia del escándalo del Estraperlo en La Vanguardia

El escándalo del estraperlo se discute en el Parlamento.

El típico guirigay parlamentario. 

El Gobierno sacó la nota de prensa a última hora del viernes. El martes siguiente el Parlamento se petó de diputados exigiendo tratar el asunto (los lunes no había sesión).

Tras acaloradísimas discusiones, sus señorías acordaron nombrar una comisión parlamentaria de investigación.

Los monárquicos apretaban desde la oposición. Los socios de la coalición de Gobierno se vieron obligados a esclarecer el asunto para salvar su honor de "toda suspicacia", y las izquierdas asistían divertidas al espectáculo.

La comisión comprobó la veracidad de los hechos. Emitió un dictamen en el que aparecía un listado de pícaros que debían cesar en sus puestos por sus “modos de actuar en el desempeño de funciones públicas”.

El parlamento de la segunda República votando el asunto Estraperlo
Los diputados, en votación secreta, metían una bola blanca exculpatoria, o negra condenatoria. El ex ministro de Interior resultó "inocente" por tres bolas.

Lo cierto es que la votación de las Cortes sólo implicaba una sanción moral. La última palabra quedaba en manos de los Tribunales, pero el veredicto final no interesaba a nadie.

Todo el mundo sabía que la luz de la Justicia se extinguiría en la noche de los tiempos. Lo que interesaba era caldear la opinión pública con la vista puesta en las elecciones.

A lo largo del debate quedó patente que los rumores sobre el estraperlo corrían de boca en boca desde la crisis anterior (no olvidemos que la prensa estaba censurada). También se denunciaron las descaradas maniobras conspirativas del Presidente para eliminar a Lerroux. 

A pesar de todo, Gil Robles intenta convencernos en sus memorias de que —como los cornudos— fue el último en enterarse. No sabía nada, y eso que reconoce las "frecuentes alusiones de don Niceto a la inmoralidad del partido radical, en todas las entrevistas que con él mantuve"

El bueno de Gil Robles se excusa alegando que eran "genéricas": el Presidente guardó "celosamente" su secreto "al menos en relación conmigo" para acabar con el Gobierno en el momento oportuno.

Ya.

Asegura que, lo contrario, hubiera significado un comportamiento "desleal" hacia su entonces socio Lerroux. Algo impensable en un hombre como él, de "acrisolada probidad".

Ya.

Y para que no quede duda alguna, argumenta que, de haberlo sabido, "no hubiera sido concebible" el banquete de "desagravio" que él mismo organizó al lider radical en el Ritz y del que tanto se arrepintió después.

Ya.

Gil-Robles asegura en "No fue posible la paz" que Don Niceto estaba conchabado con Chapaprieta. En "La paz fue posible" Chapaprieta asegura que se sintió dolido porque Alcalá Zamora no le había comunicado la exsitencia de la denuncia cuando aceptó formar Gobierno.

Nadie sabía nada.

Ya.

El único que reconoce que don Niceto había sacado el tema en Septiembre es Lerroux:

—Don Alejandro —me decía—, note usted que cualquier tarde de estas puede levantarse un diputado en el Congreso y formular una pregunta o plantear una interpelación sobre el caso.

—¿Y qué? —le replicaba yo—. A la pregunta se contestará como proceda.

—Es que desencadenará una tempestad parlamentaria.

Lo cierto es que la responsabilidad última de seguirle el juego al Presidente recae sobre Gil Robles, por una sencilla razón: sin sus 115 diputados no se hubiera podido formar el gobierno de Chapaprieta.

Así de simple.

*   *   *

Escándalo del Estraperlo en la opinión pública.

Algunos historiadores aseguran que el escándalo del Straperlo es una minucia comparado con otros escándalos del periodo republicano.

Ejemplos:

  • La concesión sin concurso del Monopolio del Tabaco de Marruecos (siendo Indalecio Prieto ministro de Hacienda)
  • El escándalo de la importación de trigos (siendo ministro de Agricultura Marcelino Domingo)
  • El robo a la sucursal del Banco de España en Oviedo durante la Revolución de Asturias.
  • El asunto Nombela un nuevo escándalo que un mes después sirvió para darle la puntilla al Gobierno.

Son los mismos argumentos que empleó el Gobierno en 1935:

  • Relativizar la cuantía.
  • Poner el ventilador aireando los contactos de Companys con Strauss en Cataluña. 
  • Una campaña de desprestigio contra el alemán. La prensa amiga lo retrataba como “chantajista profesional” y “aventurero internacional”.

No sirvió de nada.

El pueblo vio como una víctima al que acusaban de estafador. Un guiri que había venido a por lana al redil de la política española y había salido trasquilao.

¿Qué calificativo merecían los políticos que habían estafado al estafador?

Nuestros abuelos lo tuvieron claro y dictaron sentencia en las elecciones de febrero de 1936, cuatro meses después.

Los radicales sufrieron un batacazo electoral. Lerroux, que había sido el político más votado en las elecciones de 1931, ni siquiera sacó escaño.

Los líderes de la coalición nunca imaginaron que el escándalo alcanzaría las dimensiones que tomó.

Alejandro Lerroux con su sobrino Aurelio Lerroux, protagonista del Escándalo del Estraperlo
Alejandro Lerroux con su sobrino Aurelio en 1919, 16 años después había de envolver a su padre adoptivo en el turbio asunto del Straperlo.

Alejandro Lerroux expulsado del Gobierno

Segunda crisis de Gobierno en menos de un mes. 

Esta vez Lerroux perdió la cartera de Exteriores que había recibido como consolación el mes anterior.

El 29 de Octubre se confeccionó un nuevo ejecutivo en el que Chapaprieta seguía acaparando Hacienda y la Presidencia del Gobierno, Gil Robles continuó en el Ministerio de Guerra y el Agrario Martínez de Velasco pasaba a ocupar exteriores.

La única novedad era la entrada de la Lliga Catalana en el poco influyente Ministerio de Marina.

Se cargaron a Lerroux pero siguieron los mismos. La segunda crisis tuvo como único objetivo deshacerse definitivamente del viejo radical.

Nadie lo había acusado directamente en las Cortes, y no figuraba en el listado de indeseables que publicó la comisión parlamentaria de investigación. Simplemente, convenía borrarlo del mapa.

Sin embargo, surgió otro problema: Lerroux era el pegamento que unía una coalición de gobierno formada por partidos con grandes diferencias doctrinales.

Una vez eliminado, los radicales emparon a desertar del partido como las ratas de un barco que se hunde.

El escándalo del Straperlo hizo tambalearse entente cordial que mantenían el partido Radical y la C.E.D.A desde las elecciones de 1933.

Gil Robles se dio prisa en desmarcarse para quedar libre de toda sospecha. Pretendía sacudirse públicamente de toda ligadura con Lerroux "el sospechoso", pero siguió apoyando la coalición de Gobierno y —una vez más— le hacía el juego a Alcalá Zamora.

Aunque no lo reconoce en sus memorias, creo que nunca abandonó la esperanza de que don Niceto acabaría nombrándole Presidente.

Sin embargo, ya era demasiado tarde. 

Gil Robles también estaba condenado: después del escándalo del Straperlo, el único que manejaba los hilos de la política española era el Presidente de la República y tenía sus propios planes: quedarse con el electorado del partido Radical de Lerroux.

El horizonte político empezaba a despejarse para el proyecto político de centro que maquinaba don Niceto.

Mes y medio después del escándalo del Estraperlo saltaba a la opinión pública un nuevo caso de corrupción.

Dejo para el siguiente capítulo el caso Nombela, también conocido en la época como "el atraco al tesoro colonial".


4 comentarios:

  1. Hola José Luis. Ya comenté otra de tus entradas referente al Caballero Audaz y allí ya mencionaba que había publicado una novela, cuyo hilo conductor era precisamente el escándalo del Straperlo (así es que me tuve que estudiar el tema). Como bien dices, Pich i Pon ocupaba cargos de suma importancia en Cataluña cuando estalló el escándalo pero, cuando se estaba gestando, era solo subsecretario de Marina y es difícil que los promotores del Straperlo se dirigiesen a él para impulsar su proyecto. En la novela (la ficción permite ciertas licencias, pero siempre intento que sean compatibles con la Historia real) sitúo como "captador" de las voluntades de Aurelio a Joaquín Gasa. El empresario organizaba todo tipo de eventos deportivos y teatrales y fue el promotor del combate de boxeo entre Uzcudun y Charles por el campeonato de Europa celebrado en Madrid en 1933. Uzcudun también fue encausado por el escándalo del Straperlo. En la novela, es Aurelio el que introduce a Pich i Pon en el "negocio". La relación entre ambos venía del mundo del cine. Los estudios Orphea, los primeros que hicieron sonoro en España, estaban instalados en el Palacio de la Metalurgia de Montjuic y era Pich i Pon el que gestionaba los locales, ya que había sido comisario de la Exposición Universal de Barcelona. Aurelio y Pich i Pon eran también consejeros de Orphea (podría decirse que socios). Por otro lado, el primer intento de instalar el Straperlo en Sitges vino precedido por la organización de un macro-evento pugilístico que se celebró en el Estadio de Montjuic y en el que Gasa también actuaba de patrocinador. Eran 30 combates durante todo un día y el plato fuerte era el enfrentamiento entre Schmeling y Uzcudun. Una gran inversión económica, con la que intentaban granjearse las simpatías del presidente Companys y obtener autorización para el Straperlo. Ese fue el motivo de la foto que aparece reproducida en el post. En fin, que el escándalo del Straperlo siempre me ha interesado mucho por lo que supuso en la política del momento, contribuyendo de forma indirecta a la tremenda polarización en las elecciones de 1936. Un saludo.

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    1. Hola, muchas gracias por tu aportación. Tienes que tener en cuenta que mis artículos son divulgativos sobre la historia política de la II república, me centro más en las circunstancias y conscuencias políticas que en un relato notarial de los hechos. Por otro lado debo resumir todo lo posible porque en formato web no es consejable pasar de 1200 caracteres.
      Por estos motivos he resumido mucho las andanzas de Strauss en Cataluña, en cualquier caso según las fuentes que utilicé Strauss conoce a Pich y Pon a través de Joaquín Gasa y es Pich y Pon el que le presenta a Aurelio Lerroux en Madrid.
      Ya veo que te has fijado en la foto. Es totalmente inédita en internet.
      Un cordial saludo.

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  2. Hola José. Es verdad que la secuencia de "presentaciones" se considera que es la que mencionas. Pero, por aquello de las licencias en una obra de ficción, me encartaba mejor en el argumento que fuera al revés. Además, tampoco es totalmente descartable. En cuanto a la foto, no sé si conoces una con los mismos protagonistas pero cambiando a Joaquín Gasa por Anny Ondra, la mujer de Schmeling. https://scontent.fmad11-2.fna.fbcdn.net/v/t1.6435-9/44658298_1425383544230664_1195839656801861632_n.jpg?_nc_cat=106&ccb=1-5&_nc_sid=730e14&_nc_ohc=oSC8SxKFYFIAX-N3zar&tn=ctVXiA_Iqfh1HSq3&_nc_ht=scontent.fmad11-2.fna&oh=ff9cfe369fe06679d0a63d0f8b647b8a&oe=618BAC67

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