Unos dicen que fue Antonio Mije quien recomendó a Arturo Barea, otros, que fue un tal Velilla. Los historiadores no se ponen de acuerdo.
En cualquier caso, está claro que, quien enchufó a Barea en el puesto de censor de prensa era comunista.
Unos dicen que fue Antonio Mije quien recomendó a Arturo Barea, otros, que fue un tal Velilla. Los historiadores no se ponen de acuerdo.
En cualquier caso, está claro que, quien enchufó a Barea en el puesto de censor de prensa era comunista.
El doctor Manuel Bastos Ansart era un reputado cirujano cuando estalló la guerra civil.
Se le considera un pionero de la traumatología. Hablamos de una época en que no era especialidad médica, era practicada por cirujanos generalistas.
Poco antes de estallar la guerra había publicado: “Algunos aspectos clínicos de las heridas por arma de fuego”, fruto de su experiencia tras el golpe de estado de 1934, conocido como "Revolución de Asturias".
Adquirí este salvoconducto porque es un caso raro de salvoconducto-garante característico de la España franquista de posguerra.
Y cuál fue mi sorpresa, cuando descubrí que estaba expedido a un empleado de "Los Gabrieles": la taberna más golfa de Madrid.
Cuando me enteré de que José María Iribarren fue amigo Ernest Hemingway, y que escribió un libro sobre las andanzas del americano en Pamplona, no dudé en hacerme con "Hemingway y los Sanfermines."
Corría el 24 de Junio de 1936.
Noche veraniega en Madrid, Agustín de Figueroa escuchaba de labios de su amigo Federico García Lorca la lectura de su última obra: “La casa de Bernarda Alba.”
Lorca pensaba estrenarla en Octubre en la capital, pero hubo que esperar al estreno hasta 1945. Finalmente fue en Buenos Aires.
La vida de ambos daba un giro inesperado un mes después de aquella velada. Estallaba la guerra civil.
Vamos a ver el asesinato de Calvo Sotelo y la investigación judicial que siguió al magnicidio.
Como vas a ver, el asesinato sigue el patrón conocido como «dar el paseo» que tanto se popularizó en los primeros meses de guerra.
Siguiendo los pasos del juez que se encargó de la investigación, vas a descubrir el reguero de pistas que dejaron los autores.
Vuelvo con un nuevo artículo de la serie sobre la primavera trágica del 36. Esta vez para abordar lo que ocurrió al día siguiente de la muerte de José Calvo Sotelo.
En el capítulo anterior he explicado el asesinato del teniente Castillo, el primero de los dos asesinatos de la noche del 12 al 13 de Julio de 1936. Paso ahora a explicar lo que ocurrió cuando Madrid amaneció envuelto en rumores sobre el secuestro del diputado.