26 de agosto de 1932: Azaña comunica el ingreso de Sanjurjo en Dueso
Manuel Azaña comparece ante los periodistas y confirma que el general Sanjurjo ha sido trasladado al penal de Dueso, en Santoña.
Oficialmente, el episodio de la Sanjurjada parece cerrado. Pero lo que sigue es una tragicomedia judicial, política y propagandística donde la línea entre justicia y escarmiento se vuelve más tenue que nunca.
¿Cuánto apoyo popular tenía Sanjurjo?
La pregunta flota en el aire. No tiene respuesta científica, pero un dato inquietante nos ronda: en las elecciones de noviembre de 1933, los partidos del Gobierno sufrieron una debacle electoral.
¿Casualidad? Quizá no.
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| Sanjurjo durante el golpe de estado. |
A juzgar por la prensa de la época, parecería que el país entero se abrazó a la República tras la intentona. Pero esa prensa era la que quedaba: la que no fue clausurada.
Lo que había era un clima cuidadosamente orquestado para presentar a Sanjurjo como un traidor arcaico, una reliquia de las camarillas monárquicas.
El juicio de Sanjurjo: teatro de sombras
一 El 16 de agosto se le levantó la incomunicación, pero el general se negó a hacer declaraciones. Pidió que no le llevaran periódicos a su celda.
一 El 21, el Fiscal General rompía el secreto del sumario. Manifestó muy compungido: "No he podido menos de pasar el amargo trance de pedir pena de muerte para el general Sanjurjo."
Preguntado por un posible indulto, declaró que todo era más fácil en la monarquía, al depender exclusivamente de la voluntad real. Sin embargo, ahora todo era distinto:
“La Constitución determina que en los excepcionales casos que haya de aplicarse la prerrogativa presidencial del indulto, este no podría proponerse sino por acuerdo del gobierno y previo informe del tribunal Supremo.”
El día 19, Azaña dijo a las Cortes:
"No nos engañemos; estamos en pie de guerra, y acabamos con ellos o ellos acaban con nosotros."
El juicio comenzó el 24 de agosto. La tensión era brutal. Llegaban al Gobierno miles de telegramas pidiendo su cabeza. El pueblo estaba empeñado en que se le ejecutase.
La vista empezó a las 8:00. El fiscal pedía pena de muerte por rebelión y las defensas oponían que el delito no se había consumado.
Sanjurjo asumió toda la responsabilidad. A las 14:00 quedaba visto para sentencia.
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| Fuertes medidas de seguridad a la entrada del público en el Palacio de Justicia. (Ahora, 25/08/1932) |
Sin embargo, la sentencia del Supremo se demoró más de lo previsto.
“Se conoce que han comenzado a estudiar de nuevo la carrera de Derecho.” —Azaña, escrobió en sus memorias.
La sentencia no se filtró. Finalmente, el Supremo lo condena a muerte. La prensa lo da por hecho. Las rotativas trabajan a destajo, los titulares son inequívocos:
Sanjurjo morirá.
Indulto entre bambalinas
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| Uno de los carteles que los manifestantes llevaban en la manifestación contra Sanjurjo en Sevilla (Ahora, 14/08/1932) |
Pero no murió. El Gobierno sabía que fusilar a Sanjurjo podía convertirlo en mártir. También sabían que eso obligaría a fusilar a los culpables de Castilblanco. Y ya eran demasiados cadáveres para una democracia recién estrenada.
Azaña dejó escrito sin matices lo que pensaba del tema:"Fusilando a Sanjurjo, haríamos de él un mártir, y fundaríamos, sin quererlo, la religión de su heroísmo y de su caballerosidad
(...)
Más ejemplar escarmiento es Sanjurjo fracasado, vivo en presidio, que Sanjurjo glorificado, muerto."
Sin embargo, el Gobierno no lo dijo en voz alta. Montaron un show de suspense con tres reuniones en un solo día + una con el mismísimo Presidente de la República, Alcalá-Zamora.
La prensa sin saber. Los periodistas a la caza de una pista. El pueblo en vilo.
Sanjurjo no pidió clemencia
El propio Azaña lo reconoció el 25 de agosto en sus memorias:
Le he hecho decir (al abogado de Sanjurjo) que haga la petición por escrito, en nombre de Sanjurjo, y no puede porque Sanjurjo se niega a que se solicite en su nombre.
El general rechazó toda petición en su nombre. Puso en orden sus asuntos, se casó con su compañera sentimental y esperó el final con estoica elegancia.
“Voy a pasar por la sola emoción que me queda experimentar en la vida: la de verme frente a un piquete.”
Josefina Carabias recibió el encargo de Azaña de entrevistar a la madre de Fermín Galán, para mover emocionalmente a la izquierda.
—Don Manuel querría que usted fuese a ver a esa señora, que le haga una interviú.
—Nada más fácil. (..) El inconveniente es que tendría que consultar con el periódico. (..) Hago lo que me mandan o consulto lo que se me ocurre.(..)
—Usted no se preocupe que ya habrá quien se encargue de que le hagan sitio para ese reportaje.(..) Nadie debe saber que ha sido don Manuel el inspirador.
(Los que le llamábamos Don Manuel, Josefina Carabias. Plaza & Janés, 1980)
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| La madre del capitán Fermín Galán a la salida del Palacio, después de solicitar el indulto de Sanjurjo. (Ahora, 26/08/1932) |
A lo mejor te preguntas: ¿Quién es Fermín Galán?
El capitán Fermín Galán fue fusilado tras la intentona de Jaca (dic.1930) en tiempos de la "Dictablanda de Berenguer".
El golpe fue un sainete trágico. Fermín Galán sublevó una dotación en Jaca y anunció la República a balazo limpio...
Berenguer tenía el mandato real de pastelear con los republicanos, pero cuando vio que le montaban un cuartelazo, decidió que para eso ya estaba él y lo atajó con contundencia.
Galán fue fusilado sin mucho trámite... lo que le valió para subir al altar de primer mártir de la República.
La política sentimental también tiene su lugar en el arsenal de un Gobierno.
El traslado a Dueso: cárcel, no altar
Sanjurjo esperaba la sentencia jugando al mus con su hijo y su ayudante en la celda. El 26 de agosto, finalmente, se conmutó la pena por cadena perpetua.
Esa misa noche Sanjurjo fue trasladado de madrugada a Dueso. No hubo ceremonia. No hubo perdón oficial. Solo silencio.
El Gobierno improvisó sobre la marcha: tuvieron que declarar la cárcel como prisión militar porque hasta entonces era una cárcel común. Querían humillarlo, pero él no colaboró.
“Esto ha terminado, señores.” —Manuel Azaña, cerrando el capítulo ante la prensa
Cierre: Esto no había terminado
Después del golpe, el Gobierno cerró la mitad de la prensa del país, se ensayó una reforma agraria confiscatoria y se aprobó a toda leche el Estatuto catalán.
Todo esto en medio del silencio orquestado y el incienso mediático. Pero no, la historia no había terminado.
Los militares se dieron cuenta de que el próximo golpe no podía ser un sainete. Tenía que ser quirúrgico, disciplinado... y definitivo.
“A la última irá la vencida”. Pero para eso habría que esperar al 17 de julio de 1936.
¿Te interesa el próximo capítulo? Te espero en el siguiente artículo: “1933: La debacle electoral del republicanismo. Crónica de una traición democrática.”







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