Reforma agraria de la II República. Un mito que pervive en el tiempo.

Reforma agraria de la II República.

Con la llegada de la II República, los nuevos dirigentes se dieron prisa en promulgar una serie de leyes ("ambiciosas" según los historiadores) con el objetivo modernizar España.

Así nació la famosa reforma agraria de la segunda república.

Cómo se pasaba un bombardeo en el Metro de Madrid


Como se pasaba un bombardeo en el metro de Madrid.

Con los primeros bombardeos se desató el pánico, y los andenes del Metro de Madrid se llenaron de un nuevo perfil de usuarios.

Primero los que vivían cerca de las estaciones. Gente que, movida por el pánico, se sentía más segura bajo tierra que en sus dormitorios.

Buscando a el "Caballero Audaz": el azote de la Segunda República.

José María Carretero Novillo
José María Carretero Novillo.

Me encontré por primera vez con el “Caballero Audaz” estudiando el asesinato de Calvo Sotelo.

Rebuscando en la hemeroteca, descubrí que ABC informaba la presencia de un tal “Caballero Audaz” en el cementerio de La Almudena.

Resulta que nuestro personaje llegó al lugar donde apareció el cadáver antes de que fuera acordonado por la policía, y se prohibiera la entrada a los periodistas.

El peculiar apodo destacaba entre los apellidos de amigos y compañeros del diputado, los primeros que acudieron al cementerio cuando se supo la noticia.

Era como si aquel mote fuera de sobra conocido. Alguien muy popular que no necesitaba más presentación que su apodo.

¿Quién era el "Caballero Audaz?


Texto ABC informando sobre Caballero Audaz
El ABC del 14 de Julio (página 4) informa que "Caballero Audaz" se personó en el cementerio antes de que el juez que levantó el cadaver. 

Recurrí a Google con la esperanza de obtener alguna pista. Descubrí que “Caballero Audaz” es el seudónimo literario de José María Carretero Novillo, uno de los escritores más populares de la primera mitad del siglo XX.

Me imagino lo que estás pensando:

¿muy popular un escritor del que no he oído hablar en mi vida?

Ciertamente, no faltan motivos para la duda. A mí también me resultó desconcertante el ostracismo al que ha sido castigado nuestro misterioso personaje.

José María Carretero fue uno de los escritores más exitosos del primer tercio del siglo XX.  Vendió más libros que cualquiera de sus contemporáneos de las generaciones del 98 y del 27.

Como lo oyes.

Caballero Audaz: una dilatada carrera periodística.

La historia empieza en 1906. Jose María Carretero entra con 15 años de edad como aprendiz en “El Globo”, y le mandan cubrir el gran acontecimiento del año: La Boda de Alfonso XIII.

El redactor jefe envió a los periodistas más veteranos al foco de la noticia: el Palacio Real y la Basílica de San Jerónimo.

A Carretero le dieron un papel secundario de «enlace» entre el Palacio y la Iglesia. Fácil para un novato: dar cuenta del clamor popular al paso de la carroza nupcial por las calles de Madrid.

Atentado con bomba contra Alfonso XIII
Atentado contra Alfonso XIII a la altura del número 88 de la calle Mayor de Madrid.

El destino quiso que la bomba del anarquista Mateo Morral (camuflada en un ramo de flores) fuera la primera gran primicia de su vida.

Adoptó el seudónimo en 1912 para disimular que sus artículos en La Esfera y Mundo Gráfico provenían de la misma pluma. Se lo puso la viuda de Canalejas en el transcurso de una entrevista.

Cuando ya todo el mundo sabía que José María Carretero Novillo era "Caballero Audaz", decidió apostar por lo que hoy llamaríamos «imagen de marca personal», y pasó a firmar toda su obra con dicho apodo.

Su figura ha despertado poco interés (por no decir ninguno) entre los oxpertos en historia; sin embargo, en ambientes periodísticos, se le considera (con toda justicia) “el confesor del siglo”.

El estudio más importante sobre nuestro protagonista se titula “Las entrevistas periodísticas de José María Carretero”, del fallecido catedrático de comunicación Antonio López Hidalgo.

Libro: Las entrevista periodísticas de Jose María Carretero Novillo
Estudio de la obra periodística de José María Carretero, por Antonio López Hidalgo.

Antonio López Hidalgo lo calificaba como «el maestro del interviú», una modalidad periodística de la que Carretero fue pionero en España.

El Caballero Audaz se autodefinía como “diseccionador de lo ajeno”. Un periodista que buscaba el perfil humano del entrevistado. Lo acompañaba con una descripción de las circunstancias en las que se había desarrollado la entrevista.

El resultado son unas intervius (como se decía en la época) muy creativas y novedosas que tienen la virtud de mantenerse frescas 100 años después.

“En ellos están todos los valores hispanos de mi época, sin distinción de banderías, ni matices de partidismo.

Escritores, políticos, artistas, aventureros, príncipes, bellas mujeres, dramaturgos; cuantos acarició la fama, doró el prestigio o puso en alto la actualidad fueron examinados por mí”.

Los entrevistados sabían que podían caer en sus tretas dialécticas, pero también que Caballero Audaz era un hombre de palabra. Todo un caballero.

Cometió algún “desliz” con personajes políticos en los inicios de su carrera. Pero lo cierto es que se retractó públicamente, y acabó ganándose reputación de «veracidad en las intervius», lo que animaba a sus entrevistados a depositarle la confianza «a fe ciega».

Entrevistó desde Pablo Iglesias a Benito Mussolini, pasando por Trotsky y Julián Besteiro.

Galdós, Valle-Inclán, Unamuno, Emilia Pardo Bazán, Falla, Pastora Imperio, Ramón y Cajal, Manolete, Hitler... solo por citar algunos, porque el Caballero Audaz realizó cientos de entrevistas.

Las editó posteriormente en tres colecciones de libros que tituló “Lo que sé por mí” (con prólogo de Benito Pérez Galdós), “Galería”, y “El libro de los toreros".

“Yo no adopté esta postura por alcanzar popularidad ni por cosechar pesetas, sino por curiosidad y gusto en escudriñar vidas ajenas”.

Jose María Carretero junto a Pérez Galdós en los años 20.

Caballero Audaz: un escritor de best-sellers.

“No creo que entre los jóvenes que triunfan, haya otro escritor que aventaje a El Caballero Audaz en amenidad, interés, elegancia y soltura.
Su prosa parece embrujada para cautivarnos”.
(Prólogo de Benito Pérez Galdós en “Lo que sé por mí”)

Sus novelas fueron auténticos best-sellers en los felices años veinte.

Quizás sea la novela erótica la que más dinero le hizo ganar. En medios literarios se le considera un maestro del género, circunstancia que aprovechan algunos de sus «amigos» para tacharlo de pervertido.

Aunque hoy día puede resultar casposa, no hay que olvidar que los primeros autores de novela «emocional» se enfrentaron al puritanismo de la época, y contribuyeron a promocionar la libertad sexual en la mojigata sociedad española de principios de siglo.

"Mis novelas (que en Francia eran editadas por Flammarion y Baundiniere, y la crítica las recomendaba como romanticas), tenían que venderse a escondidas, porque sobre ellas pesaban no sé cuántas docenas de excomuniones" (Entre la dictadura y la anarquía, pag 69)

Está claro que sus novelas tenían interés: lo demuestra el hecho de que se tradujeron al inglés, al italiano y al francés. 

Buena prueba de su popularidad es que se hicieron adaptaciones al cine:

  • La Bien Pagada [de la que hay una copla inmortalizada por Miguel Molina],
  • El Jefe Político [interesante novela que denuncia la lacra del caciquismo en España],
  • La Sin Ventura,
  • y la que —para mí— es su mejor novela: La Venenosa.

Anuncio de la película "La venenosa"
La Venenosa: rodada en Joinville, catapultó a la fama internacional a Raquel Meller cuando ya era una consagrada vedette en París.

*   *   *

Según iba descubriendo datos de la vida del Caballero Audaz el misterio iba en aumento:

¿Por qué fue uno de los primeros en asisitir el cadáver de Calvo Sotelo?

¿Cómo pudo llegar antes de que el lugar fuera acordonado por la policía?.

¿Qué relación tenía con Calvo Sotelo?

¿Por qué es ignorado por Ian Gibson o Luis Romero, historiadores que han investigado con detalle el magnicidio?. Ni siquiera lo citan en sus obras.

¿Acaso no consultaron el A.B.C. del día siguiente al magnicidio?

Preguntas sin respuesta que constituían un verdadero enigma.

Los “amigos” de José María Carretero.

Antonio López Hidalgo se ha centrado en la obra periodística de Carretero, apenas ha estudiado su obra literaria.

Sin embargo, se apoya en el catedrático de Lengua y Literatura Antonio Cruz Casado, para explicar que hay una “época tendenciosa” en la vida de Carretero.

Una época en la que escribe una serie libros “subjetivos” que “representan lo peor de su obra” y quecolaboraron con su influencia al derrocamiento de la República”.

Vale.

Por su parte, la Biblioteca Virtual Cervantes le dedica un artículo titulado “Heterodoxos”, donde Arturo Montenegro (citando también a Antonio Cruz Casado) escribe:

“lejos ya de la desenvoltura bohemia de sus inicios, el trecho último del escritor nos sirve para entender el olvido de que hoy es objeto”.

“Ningún triunfador se ha impuesto con más autoridad para luego adoptar poses de predecible antipatía”.

“Solo la simpatía por las rarezas puede emplearse hoy para justificar una revisión de su desmedido universo”.

Toma ya. Con amigos así no hacen falta enemigos…

Semejantes críticas empujaban a uno a olvidarse de Carretero para siempre.

Sin embargo, fijaros que sus “amigos” atribuyen a la obra de José María Carretero importancia suficiente como para contribuir (nada más y nada menos) que al: derrocamiento de la República”.

¿Un escritor exitoso que se vuelve «antipático» por contribuir al derrocamiento de la II República?

No me negaréis que resulta sorprendente. Mi curiosidad iba en aumento.

Quedaba claro que la presencia del “confesor del siglo” junto al cadaver de Calvo Sotelo estaba relacionada con su obra política.

*   *   *

El siguiente paso fue una consulta a "Las Armas y las Letras" que —para mi— es la Biblia de la literatura de la guerra civil.

Trapiello habla poco de Carretero, intuyo que tampoco le cae bien el personaje; sin embargo, cita una entrevista de Rafael Alberti publicada en ABC al inicio de la guerra.

En dicha entrevista (el ilustre poeta acababa de «okupar» el palacio de los Condes de Heredia Spinola) declaró haber encontrado libros “monarquizantes” de Carretero en el dormitorio de los condes.

"Libros Monarquizantes" ¿? “Derrocamiento de la República.” 

¿Qué intriga siniestra había detrás del Caballero Audaz?

*  *  *

Las referencias a José María Carretero son escasas, pero trasteando en un blog de libros viejos, me encontré con “El libro como delación”: la única reseña que he podido encontrar en internet sobre alguno de sus libros.

El autor del artículo se autocalifica de «friki» por tan extraña lectura, y se pregunta:

¿realidad o ficción?.

El caso es que reconoce que el libro de Carretero sirvió para que los tribunales franquistas condenaran a muerte a un médico madrileño que se había dedicado a denunciar a sus pacientes durante la guerra.

Se trata de “La Quinta Columna”, el cuarto volumen de “La Revolución de los Patibularios”: una colección de 6 libros que Carretero escribió nada más acabar la guerra civil.

Era su primera obra después de tres años de silencio, tras una guerra en la que hubiera resultado peligroso escribir, e imposible publicar dado que incautaron su editorial en julio del 36.

[José María Carretero Novillo editaba sus propios libros en E.C.A - Ediciones Caballero Audaz.]

Carretero no era un don nadie. Si se quedó en Madrid durante la guerra fue porque le dio la real gana: tenía piso y cuenta bancaría en París.

Podría haberse librado del marrón en un exilio dorado al lado de su admirada Raquel Meller en París.

Cuando supe que José María Carretero había pasado la guerra clandestinamente en el “Madrid Rojo”, ya no pude contener más mi curiosidad.

Libros: La quinta Columna y Declaración de guerra

Buscando al soldado Ryan.

Lo cierto es que la búsqueda de José María Carretero Novillo fue menos épica que la película de Spielberg.

Resultó fácil hacerme en una librería de viejo con el primer volumen de “La Revolución de los Patibularios”, se titula: “Declaración de Guerra”.

¡Bingo!

Acerté por casualidad.

José María Carretero explica en este libro por qué fue de los primeros en llegar al depósito de cadáveres.

Verás, resulta muy descriptivo:

“—¿Qué había sido de él?...

¿Adónde le condujeron sus secuestradores?...

¿Qué misterio terrible entrañaba aquella desaparición?.

Como respondiendo a la tácita y común pesadumbre, repiqueteó en aquel instante el timbre del teléfono, cuyo hilo había sido ya empalmado. Estaba al alcance de mi mano y empuñé el auricular.

Breve, escueto y auténtico diálogo, que no olvidaré jamás:

— ¿Es la casa del señor Calvo Sotelo? — preguntó una voz opaca.

— Si, señor; aquí es — respondí.

— ¿Quién está al aparato?.

— Un amigo de la casa.

— Bien — y en seguida estas palabras terribles:

— Pues haga usted el favor de comunicar a la familia, de parte del señor subsecretario de Gobernación, que en el cementerio del Este ha sido, al fin, encontrado el cadáver de don José Calvo Sotelo”.

[Declaración de Guerra, 1939, pag.60]

¿Realidad o ficción? 

¿Un periodista en el lugar de la noticia, o novela histórica contada en primera persona?

La historia era tan alucinante que me hacía dudar, pero ante la posibilidad de que todo fuera ficción tenía la publicación de ABC que es MUY REAL.

Había descubierto el misterio:

“Declaración de Guerra” me permitió reunir material suficiente, para terminar: “El primer paseo: el asesinato de Calvo Sotelo”.

*   *   *

Antonio López Hidalgo se queja de que Carretero no escribiera unas memorias, pero si hubiera profundizado en el “trecho último del escritor”, se habría dado cuenta que su obra política contiene abundantes notas autobiográficas.

Le pasa por fiarse de sus amigos.

Desde entonces, he seguido interesándome por la obra de José María Carretero. He leído lo que escribió después de la guerra civil, así como sus ensayos de la época republicana.

Se publicaron en dos colecciones:

“La Revolución de los Patibularios” y “Al Servicio del Pueblo - Opiniones de un hombre de la calle”.

También he leído su obra de la época de Primo de Rivera: 

la novela-denuncia del caciquismo titulada “El Jefe Político” y su libelo contra Vicente Blasco Ibáñez: “El Novelista que Vendió a su Patria”.

Estas dos obras hacen un todo: el libelo sirvió a Carretero para promocionar “El Jefe Político”, que también se llevó al cine mudo [sospecho que Carretero fue un pionero del márketing editorial]. 

Una obra donde a nadie se le escapa que el protagonista es el exdiputado y escritor Blasco Ibáñez metido en un asunto muy turbio.

Ambos vivían en París cuando Blasco Ibáñez publicó “El Rey Desenmascarado. Una Nación amordazada”. La respuesta de Carretero al panfleto de Blasco fue “El Novelista que vendió a su Patria”.

Las dos Españas batiéndose literariamente en París doce años antes de que empezara la guerra civil...

Curioso... ¿Nop?

El Caballero Audaz... ¿Un «fascista»?

Si has llegado hasta aquí, la conclusión parece inevitable: Carretero era un “fascista”.

No obstante, nuestro personaje tiene bastante más provecho del que pretenden hacernos creer sus “amigos”.

Mira lo que escribió tres años antes de que estallara la guerra:

“Yo solo sé que han apedreado un libro mío por llevar en la portada la palabra «fascismo».

Un libro que no es sino un estudio sereno del fenómeno fascista, en el que no me declaro, como podía hacerlo en uso de mi perfecto derecho, simpatizante con el fascismo; más bien, al contrario; señalo como un peligro para el espíritu liberal la posibilidad de que España derive hacia una solución fascista”. 

[De Alfonso XIII a Lerroux, pasando por Azaña. 1933. Página 21.]

Se refiere a "España hacia el Fascismo", un libro premonitorio que destapa la represión del gobierno de Azaña hacia los escritores críticos. 

*   *   *

Hay que ponerse en la piel de Carretero cuando escribió La Revolución de los Patibularios:

Había visto desaparecer amigos en las checas. Le habían confiscado su piso y su imprenta.

Su sobrino fue asesinado por unos milicianos que lo confundieron con él [ambos medían 2 metros de altura, una estatura inusual para la época].

Tuvo que dormir varias noches en un panteón para no ser paseado, hasta que un periódico de la CNT informó erróneamente de su muerte.

No sé qué pensarás tú. Yo encuentro lógico que estuviera soliviantado.

Hay que leer La Revolución de los Patibularios para conocer los detalles.

Los que hablan de la época «tendenciosa» y «antipática» de Carretero, quizás solamente han leído sus libros de posguerra.

De lo contrario, habría que pensar que mienten deliberadamente.

Lo que si me queda claro es que son verdades a medias cuando aseguran que la actitud del Caballero Audaz era: “ya bastante conservadora bajo la Dictadura de Primo de Rivera”, y mienten descaradamente cuando lo acusan de escribir “panfletos” al servicio del dictador.

Si José María Carretero saliera de la tumba, retaría en duelo a Antonio Cruz Casado por bellaco; tal y como hizo en vida en varias ocasiones para "salvar su honor de toda suspicacia" [eran otros tiempos].

Lo cierto es que José María Carretero estaba exiliado en París junto con Blasco Ibáñez para evitar la censura del dictador Primo de Rivera.

Veamos:

Soy un escritor español que vive de su pluma y que no tiene en la espina dorsal la flexibilidad vergonzosa que permite doblegarse ante los poderosos.

(...)

La prueba está en que tuve el acierto de expatriarme por no soportar un régimen que no me era grato y la entereza de editar ningún libro mientras que para ellos existió la odiosa censura.

(...)

Por sentimiento soy liberal y por convicción republicano.” 

[El novelista que vendió a su Patria. 1924. Pág 30. El ejemplar que poseo anuncia la friolera de 225.000 ejemplares vendidos].

Ya digo: el personaje tiene más miga que lo que muestran sus "amigos" catedráticos.

*   *   *

La Revolución de los Patibularios.

“La Revolución de los Patibularios” es un testimonio personal de la represión durante la guerra civil en Madrid.

No son unas memorias amables como podrían ser las del "Recluso Figueroa" (el suegro de Raphael); al contrario, las de Carretero son unas memorias inculpatorias, delatoras.

Tampoco lo disimula.

Son su venganza literaria: las publica mientras se celebraban los juicios de la Causa General.

Es innegable que están impregnadas de adhesión personal al Régimen surgido de la guerra. Dirigidas a generar rechazo por lo que ocurrió en Madrid.

Hay que tener presente que la entrada de los Regulares en la capital supuso su propia liberación personal.

Por eso tienen valor documental. El testimonio de un periodista que detalla la represión de los tachados como enemigos del Frente Popular.

“No presumo de historiador, todo lo más, aspiro a ser lo que siempre fui: escritor y periodista.

Deseo hacer un reportaje lo más completo posible del Madrid de la guerra, que pueda servir de documental para los más graves e imparciales historiadores de mañana". [Arriba los Espectros, 1940, página 117]

¿Por qué hemos de creer que el “confesor del siglo” pierde credibilidad (como insinúan sus «amigos») tras el advenimiento de la II República?

Está claro que Carretero pecaba de ingenuo al confiar en los “imparciales historiadores del mañana”.

*   *   *

“Al servicio del pueblo”. Opiniones de un hombre de la calle.

Con todo, su obra política más importante la que escribió durante la República.

Son 18 ensayos publicados entre enero de 1932 y julio de 1936.

“Entre los sueños reaccionarios, la actitud egoísta de los de arriba y la violencia clandestina de los de abajo, existe toda una España de nuestro corazón, que es la que sufre las consecuencias de la pugna.

La que solo encuentra negligencia en el Poder y agresividad en los sectores llamados proletarios.

(...)

Tu eres el destinado a pagar la contribución trágica, los gastos de esa guerra civil que se prepara con inaudito cinismo”.

[¡Viva la Revolución.! Los malhechores de la política. 1934. Pág. 156.]

*   *   *

Diversos ibros de la colección "Al servicio del Pueblo" de Caballero Audaz
España se defiende / Nos llevan al abismo / Una República de monárquicos / Viva la Revolución / Lo que no quiere España

“Al servicio del Pueblo. Opiniones de un hombre de la calle” se publicaron al albur de los principales acontecimientos de la II República.

Hay que tener en cuenta que Carretero ya era famoso (contaba 44 años de edad) cuando Alfonso XIII se exilia en abril de 1931.

Según su propio testimonio, Carretero es uno de los muchos españoles que:

“votaron contra una monarquía ya gastada, impopular e incapaz.

No me alborozaba la ruina de una familia, ni creía que por el solo cambio de título político iba a operarse automáticamente la felicidad del País.

Pero vi con satisfacción el descuaje de unas oligarquías políticas y caciquiles que no habían sabido impulsar a nuestro pueblo por el camino del progreso. " [Don Juan de España, 1934, página 37]

*   *   *

Sin embargo, la deriva política del nuevo Régimen hace tomar a nuestro personaje una resuelta actitud de rebeldía. 

Publica su primer ensayo en enero de 1932 (solo 8 meses después de la proclamación) que se titula “Lo que no quiere España.”

Anuncio en A.B.C. de la colección "Lo que no quiere España"

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Novela Histórica, diario personal, documento político.

No voy a entrar en detalles, pero puedo asegurar que Carretero Novillo aporta una visión inédita sobre la historia de la Segunda República.

Su dilatada carrera periodística le hacía perfecto conocedor de la trayectoria política de los personajes que se auparon al Poder tras el 14 de abril del 31.

Su red de contactos le permiten dar una visión sociopolítica que es imposible de encontrar en la prensa censurada de la época. Por no hablar de los historiadores imparciales...

Estamos ante un periodista muy bien informado que repara en los detalles.

Carretero aporta una visión de la República que tampoco queda recogida en las memorias de sus popes principales: políticos de la "casta" que maquillan los aspectos más turbios de sus carreras.

Después de todo: nadie escribe unas memorias para quedar como un capullo ante la posteridad.

Las opiniones políticas de Carretero están contadas en directo, son las de “un hombre de la calle”, “sin distinción de banderías, ni matices de partidismo”.

Un periodista que arremetió contra los políticos del Régimen Republicano, como había arremetido años antes contra los de la monarquía.

“Yo sentía ya latir en mi, el espíritu disconforme y rebelde, que me ha permitido vivir al margen de los partidos políticos, sin afiliarme a ninguno ni ser incondicional de nadie” 

[Las responsabilidades de Lerroux. (1932) pagina 79]

*   *   *

Sus críticas mordaces le pusieron en el punto de mira de la casta:

Primero fue denunciado por Azaña, tras la publicación de “Sanjurjo: Caudillo y víctima,” un libro publicado solo cuatro meses después del golpe de Estado de Sanjurjo.

Buena prueba de su independencia política es que también fue perseguido por el Gobierno de Lerroux que, no olvidemos, estaba sostenido por la derecha de Gil Robles.

El encontronazo de Carretero con la derecha vino motivado por la publicación de “Don Juan de España. Heredero de Alfonso XIII”, corría el mes de noviembre de 1934.

Multa a el Caballero Audaz
20.000 ptas son unos 38.000 euros en dinero actual.

Multas gubernativas, secuestro de libros y detenciones arbitrarias durante un régimen que hoy llamamos democrático, pero en el que se atacaba sin contemplaciones a los escritores críticos:

“A los pocos días de publicado don Juan de España, una mañana me llaman por teléfono desde la editorial y librería Pueyo.

Me dicen que apenas alzados los cierres del establecimiento, dos policías han penetrado en él y se han apoderado de 1.246 ejemplares de mi libro, que a 6 pesetas el volumen importan 7.476 pesetas.

Los policías no presentaron orden judicial ninguna que autorice el secuestro, ni dejaron siquiera recibo de la mercancía que se llevaban.

(...)

Cuando pensaba en la posibilidad de un vulgar delito de robo, el teléfono vuelve a sonar.

Esta vez es Gregorio Sáez, mi impresor, que me cuenta haber sido víctima de idéntica requisa en su establecimiento.

(...)

Una hora después, dos agentes de policía se presentan en mi casa, dispuestos a practicar un registro.

La vigencia del “estado de guerra” les exime de llevar mandato judicial para entrar en mi domicilio.

[Una española se casa en Roma. 1935. Pag 12 y siguientes.]

*   *   *

Gil Robles le retiró la acreditación para asistir a los plenos del Congreso, y el Gobierno del "Frente Popular" le prohibió montar caseta en la Feria del Libro de Mayo del 36.

Los tomos de “Al servicio del pueblo” constituyen un documento excepcional para conocer de primera mano los aspectos más turbios del periodo republicano.

Noticia periodistica: Jose María Carretero es absuelto por los tribunales.
Caballero Audaz fue acusado de "provocación a la subversión contra el régimen" por la fiscalía del Gobierno derechista de Gil Robles" ABC. 4 Enero 1935

La colección fue seguida por miles de lectores incondicionales que aguardaban impacientes la publicación de cada nuevo título.

"A prueba de persecuciones y de procesos —ante las izquierdas en su tiempo y frente a las derechas de Gil Robles luego—, "el hombre de la calle" ha sido leal con su masa de lectores y consigo mismo." [La Agonía de España, 1936. pag.97.]

*   *   *

Puedes seguir la pista de los distintos lanzamientos en las secciones de anuncios de ABC.

El del 17 de junio de 1936 (pag 18) anuncia que la primera edición de “La agonía de España” [20.000 ejemplares] se ha agotado en 10 días. Un mes antes de que se abriera definitivamente la veda.

Gracias a que fueron grandes tiradas, tenemos abundancia de ejemplares en las librerías de viejo (también ayuda el injusto olvido). Los libros de Jose María Carretero Novillo pueden comprarse fácilmente en internet.

La obra política de José María Carretero es a la vez crónica periodística y diario personal. Es el testimonio de una vida atravesada por la historia de España.

La historia de un escritor que nunca se alineó con el poder y que —por eso mismo— constituye un personaje único en la reciente historia de España:

Republicano durante la monarquía, monárquico durante la república, y acabó simpatizando con Franco durante la guerra.

Sin embargo, José María Carretero también tuvo problemas con el régimen franquista: 

Documentación que me han aportado sus herederos demuestra que la Delegación Nacional de Propaganda censuró su novela: “La mujer prohibida”.

*   *   *

Estamos ante la obra de un gran cronista parlamentario del siglo XX. Una obra que ayuda a entender la II República, el Régimen que desembocó en guerra incivil.

“Entendía yo, y sigo entendiéndolo, que entrar en las almas de los hombres triunfadores, verlos de cerca y mostrárselos al público tal como son, sin envolverlos en el tul del halago, resulta muy interesante.

Además, esto puede ser la base para una Historia de España" [Lo que sé por mí, tomo IV. 1922. pág. 222]

*   *   *

Cuando Franco bombardeó Madrid... con panecillos.



Habían pasado muchos meses desde el último bombardeo sobre Madrid.

La guerra se había desplazado al Ebro. La actividad en el frente madrileño se reducía a esporádicos golpes de mano, colocación de minas subterráneas para volar algún que otro parapeto, y jaranas esporádicas para mantener la tensión de los soldados.

El asedio del Alcázar de Toledo

Alcazar de Toledo

Toledo no tenía valor militar ni estratégico, sin embargo se convirtió en foco de atención internacional...

El Alcázar de Toledo: la leyenda

Azaña dramaturgo: el fracaso literario de un chanchullo político.

El presidente Azaña con el elenco de actores

El 19 de Diciembre de 1931, Don Manuel Azaña se estrenaba como dramaturgo en el teatro Goya de Barcelona con un drama titulado “La Corona.”

Azaña había llegado dos meses antes a la presidencia del Gobierno, justo despúes de la dimisión de Alcalá-Zamora.

Don Niceto, Presidente del primer Gobierno Republicano había dimitido después de condenar el maltrato que la nueva Constitución daba a la Iglesia Católica.

Una Constitución que había sido aprobada por el Parlamento solo diez días antes del estreno.

¿Quienes eran los moros de la guerra civil?



Las cabilas que poblaban el norte de África bajo influencia Española tenían tradición de indomables guerreros.

Nunca habían aceptado autoridad alguna, ni tan siquiera la del Sultán de Marruecos, al que aceptaban como líder espiritual [príncipe de los creyentes] pero no político.